Bucólicas vacas
miércoles 16.jul.2014 por El palabrero 0 Comentarios
Prometimos en el último Palabrero hablar de la vaca y las promesas son sagradas..., al igual que las propias vacas en algunas culturas. Su raíz no tiene mucho misterio: está en el latín vacca. Y de este animal toman su nombre, por ejemplo, las vacunas. El motivo de llamarlas así se debe a las investigaciones del médico inglés Edward Jenner, quien, a finales del siglo XVIII, descubrió que inocular la viruela de la vaca en seres humanos inmunizaba frente a la viruela común, que estaba en ese momento causando estragos en Europa.
Volviendo de la vaca al buey, esta palabra procede del latín bos, como vimos (nada que ver con Bruce Springsteen, por cierto). Y, a su vez, bos procede de la raíz indoeuropea *gwous-, con el significado de ‘ganado’. Esa raíz nos ha dado abundantes palabras tanto por la vía latina como por la griega, aunque no solo, porque de ahí viene cow, ‘vaca’, en inglés y, por lo tanto cowboy, préstamo que, si bien no está recogido en el diccionario académico, tiene un significado más específico que ‘vaquero’ sin más y nos remite a ese famoso y peliculero arquetipo del Oeste norteamericano.
De esa raíz, por vía del griego nos llega, por ejemplo, la palabra bucólico, originalmente referida a la ‘poesía de temática campestre y pastoril’, y que procede de la palabra griega βουκόλος (/bukólos/), es decir, ‘boyero’, ‘vaquero’. También bulimia tiene esa misma ascendencia, ya que en griego era, literalmente, ‘hambre de buey’.
Y por la parte del latín nos llega bota, pero no con el significado de ‘calzado’, que procede del francés, quizá con origen germánico, sino con el de ‘odre, cuero para beber’, debido a que se hacía con piel de vaca. El diminutivo de esa bota, de ese buttis, es butticŭla, voz que se convierte, por esos azares y avatares que hacen viajar las palabras por el tiempo y el espacio, en botella, por un lado, y el botija o botijo, por otro.
[Música: Os Resentidos y José Alejandro Delgado]