El muelle y el molusco
miércoles 23.jul.2014 por El palabrero 0 Comentarios
Quizá les haya llamado la atención que una palabra como muelle sirva para designar realidades tan distintas como una ‘pieza elástica de metal’ o la ‘estructura construida para facilitar el embarque y desembarque en las orillas del mar o de algún río navegable’. En realidad, aunque ambas palabras hayan venido a confluir en una misma forma en castellano, muelle, sus orígenes son distintos.
El muelle elástico procede del latín mollis, cuyo significado era ‘blando’, ‘flexible’. También en castellano sigue funcionando como adjetivo y, de hecho, esa es la primera acepción que aparece en el Diccionario de la Real Academia: ‘delicado’, ‘suave’, ‘blando’.
De ese mismo origen es la palabra molicie, que, según la definición actual del diccionario académico es la ‘blandura de las cosas al tacto’ y también ‘afición al regalo, nimia delicadeza, afeminación’, definición bastante sexista y enrevesada que, afortunadamente, será enmendada en la inminente nueva edición del Diccionario, quedando en ‘abandono invencible al placer de los sentidos o a una grata pereza’.
Otras palabras emparentadas con este muelle con el sentido de ‘blando’ o ‘flexible’ son, por ejemplo, mollete, voz que sirve para designar un ‘tipo de panecillo ovalado y esponjado’, y que también se usa para los ‘mofletes’ o ‘carrillos más gruesos que lo habitual’. También relacionado con ese muelle está mollera, que, originalmente es la ‘parte más alta del asco de la cabeza, junto a la comisura coronal’, según la definición académica y, como sentido figurado y, hoy en día, más usual, el ‘caletre’, el ‘seso’, el ‘entendimiento’. De ahí expresiones como ser duro de mollera, lo cual, en sentido estricto, sería una contradicción, ya que mollera tiene que ver con muelle, es decir ‘blando’.
En el siguiente Palabrero hablaremos de esos otros muelles, donde atracan barcas y navíos, cuyo origen es distinto a este muelle flexible y sus parientes de los que estamos hablando hoy. Otro de ellos es el molusco, nombre que Linneo le dio en el siglo XVIII a una familia de animales bastante blanditos. También mullir tiene ese origen e incluso mojar, que procede del latín vulgar molliāre, que originalmente era ‘ablandar con agua’.