Moles y moléculas
lunes 28.jul.2014 por El palabrero 0 Comentarios
En el anterior Palabrero hablábamos de la palabra muelle y de otros derivados del latín mollis, con el significado de ‘blando’, ‘flexible’: palabras como molusco, molicie, mullir o mojar. Y comentábamos que el otro muelle, donde amarran los barcos y también el de las estaciones ferroviarias, tiene otro origen. En efecto, en castellano ese muelle es una derivación del catalán moll, como el famoso Moll de la Fusta, el ‘muelle de la madera’ barcelonés.
Ese moll catalán que da origen al muelle castellano y al molhe gallego y portugués también es herencia latina, pero no de mollis, como en el caso del muelle elástico y saltarín, sino de moles. Y moles en latín es ‘masa’, ‘carga’. Y el hecho de que los muelles, tanto marítimos y fluviales como ferroviarios, se llamen así tiene que ver con las tareas de carga y descarga que se realizan en ellos.
Un derivado muy transparente de este latín moles es la palabra mole, que se refiere a algo o alguien de gran volumen y corpulencia. Sin embargo, su diminutivo molécula es justamente lo contrario: muy muy poquita masa. Y de ahí su nombre.
Algún otro derivado de este moles latino, con el sentido de ‘carga’ o ‘masa’ es, por ejemplo una molestia, algo molesto, que es como decir, ‘una incomodidad’, ‘un fastidio’, porque originalmente era ‘una carga’. No en vano, esa asociación de carga como ‘algo molesto’ reaparece en otras palabras, como cuando hablamos de alguien muy pesado o cargante. Sin embargo amolar con ese sentido de ‘molestar’, ‘fastidiar’ no procede de este moles, de esta carga, sino de muela, ya que amolar es, en su primera acepción, ‘sacar corte o punta a un arma o instrumento en la muela’, y ya en esa acepción figurada y coloquial, ‘fastidiar, molestar con pertinacia’.
[Música: Afro Celt Sound System]