Un puerto oportuno
viernes 5.sep.2014 por El palabrero 0 Comentarios
Puerta y puerto, ¿qué tienen en común? Abrimos la puerta para entrar en casa y llegamos al puerto para amarrar el barco o para pasar de un valle a otro, lo que, en realidad, son cosas bien distintas… aparentemente. En latín, portus era originalmente ‘entrada’, ‘lugar de paso’, ‘acceso’. De ahí que un puerto sea, en definitiva, eso: un lugar de paso entre la tierra y el líquido elemento o un lugar de paso también a través de las montañas.
Queda ya clara la similitud con la función de una puerta, el lugar de paso por excelencia que permite o no el acceso a un determinado lugar. Relacionado con estas palabras está el verbo latino portāre y todos sus derivados. Portāre vendría a querer decir ‘llevar, ‘traer’... ‘transportar’ en definitiva, que, por cierto, es uno más de sus derivados. Importar y exportar serían otros, en los que ya se percibe claramente su significado; importar, ‘traer hacia dentro’, y exportar, ‘llevar hacia fuera’.
Pero importar es también más cosas: algo importante es ‘algo que tiene relevancia, entidad, interes’, algo que importa. Esto es así porque el verbo importāre en latín medieval adquirió ese significado a partir del original que antes comentábamos, ‘traer’, ‘llevar’. Algo que trae, que aporta esa relevancia e interés, importa, es importante. Y ya nos hemos encontrado con otro verbo de la familia: aportar, que surge de la unión de la preposición latina ad, es decir, ‘hacia’, y del verbo portāre.
Y si algo importante es ‘algo relevante’, algo oportuno es ‘algo conveniente’, ‘algo que viene bien’. En realidad, el latín opportūnus procede de la expresión ob portum veniens, es decir, ‘lo que llega a puerto’. Lo contrario, claro está, es algo inoportuno o importuno, algo que no conviene, que no es bienvenido.
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