Perdóname, yo no quería…pero
Todos cometemos errores y hacemos cosas que no deberíamos haber hecho. En ocasiones nos arrepentimos y otras veces no. El daño causado solo depende del color del cristal con que lo miremos. No es el mismo dolor para quien comete la ofensa que para quien la recibe.
Generalmente nos negamos a reconocer que hemos cometido un error porque la culpa es del otro, no nuestra. Y encima se enfada porque hemos tomado la iniciativa para mejorar una situación que nosotros sabemos a ciencia cierta que no era la adecuada. Él no lo sabe, porque es un cabezón, pero yo le he hecho un favor; o al menos eso creo. Total, he decidido por ti porque tú no sabías...