Aprende a usar tu cuerpo para generar reacciones positivas o negativas
Cuando estamos hablando con otras personas en ocasiones se nos olvida que no solo es importante lo que nos dicen y decimos, sino lo que transmitimos y nos transmiten a través de nuestro cuerpo. Lo que se llama lenguaje corporal o lenguaje no verbal nos da claves que nos ayudan a conocer las verdaderas intenciones o el estado emocional de nuestro interlocutor.
Saber en qué momento cortar una conversación porque la otra persona está deseando irse es esencial si no queremos dejar una mala imagen de nosotros. En ocasiones nos empeñamos en mantener la conversación con un interlocutor que lo que está pensando es en ‘cómo quitarse de en medio a este pesado’ y no nos percatamos de ello.
Evidentemente si queremos venderle algo, lo tenemos difícil. La imagen que habremos dejado será mala y la venta será mucho más complicada que si al escuchar nuestro nombre le viniese una imagen agradable de nosotros a la mente.
Algunos piensan que no es posible influir en la mente de otras personas para lograr dejar una buena imagen de nosotros mismos, Y esto es falso. Por supuesto que podemos influir y hay técnicas que nos ayudan.
Te voy a contar un par de ellas, muy simples, que quizá hayas escuchado en alguna ocasión pero que nunca te has decidido a poner en marcha. Tranquilo, son gratis, no cuestan dinero pero hay que proponerse aprenderlas. Son tan simples que puedes incorporarlas a tu vida diaria para mejorar tu comunicación y los resultados de tus interacciones. Solo tienes que ponerte a ello.
Por ejemplo. Nos encontramos con expresiones positivas de nuestro cuerpo, que logran transmitir empatía, liderazgo, magnetismo personal y buenas sensaciones a la otra parte. Te estoy hablando de algo tan simple como exhibir las palmas de nuestras manos cuando estamos hablando. Al mostrar las palmas estamos dando a entender que no escondemos nada, que somos sinceros y leales. Este gesto se asocia involuntariamente, con la verdad. Pregunta a los políticos que lo usan bastante a menudo.
Lo hemos visto en muchas películas, cuando un testigo al declarar ante un tribunal de justicia coloca la mano izquierda sobre la biblia y levanta la palma de su mano derecha.
Otras reacciones positivas son asentir con la cabeza, tomar notas en los temas inusuales, sonreír, descolgar el teléfono para no sufrir interrupciones, apagar el móvil en presencia de nuestro interlocutor para que vea que en ese momento él es lo más importante para nosotros, mover el cuerpo hacia delante, disculparte gestualmente por posibles interrupciones o sentarte al borde de una silla. Todas estas posturas y gestos te pueden ayudar a lograr la confianza de tu interlocutor y probablemente la venta que estás buscando.
Pero hay otras posturas que te pueden llevar a provocar su desconfianza. Por ejemplo, no mirar a la cara a la persona con la que estás hablando, mirar el reloj como si tuvieses prisa y te incomodase hablar con esa persona, bostezar de forma controlada, cambiar de posición constantemente o interrumpir continuamente con gestos cuando la otra parte está hablando.
Además de lo que tú haces directamente hay otras situaciones que pueden influir positiva o negativamente en la conversación. Imagina que le pones sentado con su espalda hacia un espacio abierto, sobre todo si la gente se mueve por detrás de él y hace ruido; se sentirá muy incómodo. Y probablemente lo que quieres es que esté relajado. Claro que si lo que pretendes es generarle incomodidad, entonces hazlo, se pondrá nervioso y eso afectará a la percepción que tenga sobre ti.
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