Disculpen las molestias
Leo con atención y enorme interés los comentarios al último escrito publicado aquí, "Solidaridad".
Con atención e interés, insisto. Y constato una vez más lo enriquecedor de este contacto con los oyentes a través del blog. Hay algunos casos irritantes, por qué no decirlo...como quien descalifica al parlamento sólo porque son trescientos y pico, con lo cual obvia una cosa bastante elemental, que es el reconocimiento de la representacion democrática, o quien, como ZHU, pone en cuestión el nivel de quienes participan en este blog entre los cuales -conviene recordarlo- está él mismo (por cierto, si alguien se molesta en meterse en su blog entenderá fácilmente el concepto que este señor o señora tiene de "tirar cohetes"). Cada uno sabrá en qué fundamenta lo que escribe, pero no estaría de más recordar que esto es un espacio público y lo que aquí se escribe está al alcance de comentarios y análisis de todos, incluido un servidor. Porque imagino que no habrá objeciones a que quien con toda justicia es criticado por su acción pública pueda también opinar sobre quien participa en este foro. Lo digo porque parece que uno delinque gravemente cuando desliza aquí su opinión sobre las opiniones que expresan quienes con toda libertad hablan y participan aquí.
Y acerca de esto quiero decir alguna cosa.
Veo, y no es la primera vez, que hay bastantes críticas al hecho de que en ocasiones manifieste puntos de vista considerados "propios". Lo agradezco sinceramente porque uno aprende mucho de lo que los demás reflejan de su comportamiento o actitudes: no siempre nos ven como somos ni como creemos que nos ven. A ver; yo intento no expresar mi opinión particular en mi programa. La que tengo, que la tengo, la manifiesto en privado o en foros públicos como "tweeter" en los que no me represento más que a mi mismo. Estoy hablando, naturalmente, de cuestiones trascendentes, importantes, en las que lo que uno diga pueda tener relevancia o influencia...No sitúo ahí, por ejemplo, ni mi afición futbolística ni mis preferencias deportivas, gastronómicas o locales -Asturias, y esas cosas...- Y no lo hago porque creo que lo que yo diga o piense sobre el particular no tiene importancia, no va a ningún sitio; sólo sirve para que el oyente tenga constancia de que quien le habla no es un ordenador, se emociona y vive la realidad de su país como cualquier otro. También me expreso con claridad ante cuestiones frente a las cuales ningún ciudadano de bien, y, por supuesto, ningún periodista que lo sea, debe permanecer equidistante: ahí meto la intolerancia, el maltrato, la tortura...todo lo que el sentido común colectivo -que es algo que existe y todos compartimos, salvo los psicópatas- considera abominable.
Y luego está la cuestión de la política o de las ideas que es donde creo que puede estar mi error de palabra u obra o la excesiva susceptibilidad de algunos amables -o no tanto- comunicantes.
Tengo muy claro que trabajo en una radio pública. Y por eso en este programa -que no es mío, obviamente, aunque por convención y con un punto de romántico afecto pueda llamarle así- se brinda espacio a todas las opiniones, se escucha y emite cualquier punto de vista y se abre -aquí está el blog- la puerta a la crítica de todo tipo aunque no sea ni constructiva ni positiva. En Días Como Hoy habla todo el mundo del mismo modo que se expresa todo el mundo en este blog. Todos los partidos, todas las tendencias, todas las opiniones tienen aquí cabida y si en ocasiones parece que tiramos de un solo lado es que no estoy haciendo bien mi trabajo. E intento corregir.
En esta radio pública no hay imposiciones ni consignas y la absoluta responsabilidad de la falta de equilibrios que podais detectar en ocasiones es mía, y solo mía. Es cierto que con más frecuencia de la que yo mismo soy capaz de contar, expreso puntos de vista personales e incluso voy más allá en los juicios de lo que correspondería a alguien que trabaja y cree en la radio pública, pero eso son sencillamente errores humanos de criterio y apreciación que agradezco que me señaleis pero que no asumo como conscientes o intencionados: en seis horas seguidas de radio uno puede decir unas cuantas tonterías, y yo procuro que sean las menos posibles. Hay, sin embargo, elementos de opinión, de orientación que sí deslizo en el tratamiento de algunos temas o en los resúmenes de actualidad de cada hora. Creo que con ellos no traiciono el espíritu de una radio plural y equilibrada porque entiendo responden a un punto de vista institucional de la propia radio en la que trabajo. Lo creo, no me lo imponen o sugieren. Y eso quizá sea un error también, pero es mi manera de entender una radio que por ser equilibrada no es equidistante o por ser plural no es aséptica. Radio Nacional de España es la radio de todos, piensen lo que piensen y aspiren a lo que aspiren, pero los que tenemos la responsabilidad de informar, formar y entretener desde ella somos profesionales más o menos imperfectos cuya aspiración es además de informar y entretener, compartir, animar y criticar. Y metido en esas harinas, pues siempre te arriesgas a pasarte de frenada.
Agradezco mucho las críticas, deploro los insultos y reitero que en este equipo peleamos cada mañana por hacer una radio de servicio que llegue cada vez a más gente. Y, dicho sea de paso, lo estamos consiguiendo porque crecemos sin parar.
Pido disculpas a quienes se sienten ofendidos y agradezco a todos el molestarse en entrar en esta web y decir lo que piensan, sea o no grato para mí o para el equipo.
PD) Naturalmente, todo esto se refiere al programa de radio, a la emisión en antena. Entiendo que lo que diga en el blog me da un poquito más de margen -no mucho, pero un poquito más- para dejar caer algún punto de vista, como en el caso de "Solidaridad". Que, por cierto, me parece que no difiere demasiado de lo que piensan la mayoría de los oyentes de En Días Como HOy.