Respirar

El aire es la vida. Es una obviedad, pero de tanto serlo la olvidamos. Respirar es el primer acto vital, lo primero que hacemos al nacer. La respiración delata el estado de ánimo y nos ayuda a controlarlo. Inspiramos para tomar fuerzas y expiramos para controlar y crecer. La salud precisa de aire limpio para mantenerse entera. Por eso no deja de sorprender la aparente dejadez de quienes tienen la responsabilidad de la gestión pública a la hora de abordar el cuidado del aire y su inusitada ligereza a la hora de juzgar las consecuencias negativas de esa gestión. Ahí está la señora Botella recordando que más preocupa el paro -obvio, pero compatible- y añadiendo, por si hay dudas, que tenemos en Madrid el mejor aire de los últimos diez años.

Hoy se reune la Federación Española de Municipios y Provincias con la MInistra de Medioambiente. EDCH ha dicho su presidente, Pedro Castro,que los ayuntamientos tendrían que tener el valor político de tomar medidas de restricción al tráfico.Ole...pero acaso sea tarde. ¿o no?. En todo caso, tenemos ya algo que exigir a quien otorgamos la llave de nuestra vida pública. Que sin brindis al sol, se ocupen del aire. De verdad.

Algunos puntos y ciertas íes

Una de las singularidades que tiene Internet es que cualquiera puede decir cualquier cosa sin fundamento con la absoluta seguridad de que lo suyo queda y alguno hasta se lo cree. De hecho esa impunidad llega incluso a que se insulte al personal tranquilamente porque no va a haber consecuencia alguna para el que lo hace. Cuando uno tiene una responsabilidad pública en un medio de comunicación tiene bastante claro cual es su papel y con qué reglas juega. Entre ellas está casi siempre no contestar las soflamas de ignorantes o desaprensivos cuando el fundamento de sus públicas consideraciones es la ignorancia o la mala fe. En este blog se puede expresar cualquiera, y para publico y general conocimiento os digo que los comentarios que se publican -todos menos los directamente insultantes- los leo con interés y atención...todos. Eso quiere decir que me llegan las críticas, los insultos y también las alabanzas o el buen rollo de quien se asoma aquí. Normalmente no contesto ni a unos ni a otros, porque ni es práctico ni creativo ni aporta nada a la vitalidad o la energía del blog. Pero lo que me he encontrado a la vuelta de Egipto merece que rompa esa rutina para dejar sentadas un par de cosas y volver de nuevo a discreto silencio de la radio.
Gracias a todos los que habeis entendido y vivido el sentido de nuestra presencia allí. Gracias, de verdad, porque de eso se trataba: de llevar la Radio Pública al lugar en el que el mundo tenía puesta su atención porque se estaba escribiendo -o al menos eso creemos- una importantísima página de nuestra historia presente.
A los que hablan de "turismo periodístico" les diré que no conozco tal forma de viajar. No sé de ningún periodista que viaje para otra cosa que no sea trabajar. Evidentemente quien utiliza esa figura ignora la profesión, desconoce que cuando uno sale a informar fuera apenas duerme, no visita los sitos más que en la medida en que son noticia, sólo habla con la gente buscando información y no se planta ante el país admirando lo admirable, sino recopilando información para contarla y explicarla.
Y ahí entra la pintoresca defensa que algunos realizan de la figura del corresponsal. Os aseguro, para vuestra tranquilidad, que Paco Forjas no necesita defensores tan aplicados..se defiende muy bien solito. Lleva años enseñándonos a los demás cómo defenderse en terreno pantanoso y cómo sacar noticias de donde otros no son capaces ni de ver sombras. Cualquiera que tenga la pretensión de pisarle el terreno o quitarle importancia, tipo "estrella que va a restarle protagonismo" está abocado al más absoluto de los fracasos: tiene tablas y personalidad como para merendarse a cualquiera que se le ponga delante.
Paco es de los grandes, de los únicos. Y eso se nota. Entre otras cosas porque sabe cuál es su papel: ver, oir, contar y explicar. Muy distinto del de quien presenta, que suele ser alguien que desconoce el territorio que pisa el corresponsal y se apoya en él para construir el producto final que se pone en antena. Y ahí entramos en el terreno más interesante, qué demonios hace el presentador y su equipillo en el lugar donde está el corresponsal. Vamos a ello.
Un programa de radio se construye y funciona como una orquesta, o si quiere usted como un plato cocinado. El director no toca los instrumentos, pero se le concede la cualidad de organizar sus sonidos, como los ingredientes del plato: sin el corresponsal, el redactor, el colaborador, o el oyente que interviene en el programa no hace nada, absolutamente nada...no existe el programa; pero ellos tampoco tienen sentido fuera de él...no suenan sin orquesta. Primera obviedad manifiesta.
Segunda: todos los que participamos en la factura del programa "comunicamos", pero quien lo pone en antena, quien dirige, tiene un rasgo que no está en los demás. Ordenar, organizar y servir otorga un carácer diferente a quien lo hace: ni mejor, ni peor, diferente. Y éste es el de la capacidad de empatizar con el oyente. Ese presentador siempre está menos cualificado que sus colaboradores para hablar de las cuestiones que éstos tratan. Pero es cualidad suya saber rodearse de los mejores para que el producto final -la orquesta- suene como tiene que hacerlo. Ël ya pone la empatía y su capacidad de coordinarlo y ser creíble. Por supuesto que Paco Forjas sabe más que yo de Egipto y Oriente Próximo -Paco sabe más que yo de casi todo menos de flamenco- pero su voz tiene eco y aumenta de recorrido en el contexto de un programa en el que hay muchas más aportaciones y si son de talento, más eco aún. Y ahí vamos a la penúltima obviedad "¿Por qué tenemos que irnos a Egipto?"
La pregunta no es mala, de hecho tiene bastante sentido. Nosotros mismos no dejamos de hacérnosla. Pero tiene también respuesta y hay razones en parte apuntadas en lo anterior. Y vuelvo a Paco -lo siento, maestro, te debo otra-: él, como todos los corresponsales, como los especialistas, como los jefes de área, sabe más que nadie y lo cuenta mejor que nadie; es nuestros ojos y nuestros oídos allí. Pero ese conocimiento de la realidad y esa sabiduría marcan de alguna manera cierta distancia, la que todo especialista tiene ante la persona a quien se dirige. Ahora bien, qué pasa si es esa persona a la que se dirige la que es testigo directo de esa realidad? Y ahí entra la explicación de nuestra estancia allí. El escenario cotidiano de un programa como EDCH es el estudio, donde los oyentes nos sitúan y siguen, igual que el escenario cotidiano de la vida de cualquiera de nosotros es nuestro lugar de trabajo o nuestra casa o nuestro barrio. ¿Qué pasaría entonces si, por unas horas, dejáramos ese lugar de rutina cotidiana para viajar al ojo del huracán? ¿Qué resultado tendría ir allí con los ojos del profano, apoyarse en el conocimiento y la sabiduría del experto - Paco otra vez-? ¿No estarían más cerca los oyentes de eso que se cuenta si quien a diario ha conseguido empatizar con ellos se fuera allí para verlo y contarlo?
La duda estaba, al pensar en el viaje, en los riesgos de hacerlo a un polvorín. Pero los asumimos...los asumió RNE y nosotros. El resultado fue que durante unas horas, con dos programas desde El CAiro en directo, los oyentes de Radio Nacional que no buscaban las cosquillas o el error para dar caña, que abrieron mente y oído o simplemente escucharon curiosos lo que allí se estaba haciendo, el mensaje que llegaba desde El Cairo, pudieron sentirse más cerca de lo que sucedía, con más tiempo, más información y más elementos de criterio para hacerse una idea de lo sucedido. Entre otras cosas porque nuestra sorpresa era la suya, nuestros temores los suyos y nuestros descubrimientos también fueron compartidos.
Hicimos nuestro trabajo...l
Y otra cosa más, la duda para quien legítimamente se preocupa del dineral que nos debe haber costad estar allí día y medio: no me corresponde a mí decir cifras, pero les aseguro que el precio total no llega a lo que cuesta enchufar una cámara -una, ojo, una sola cámara- en cualquier estadio de fútbol para transmitir un partido por televisión. TEniendo en cuenta, además, que nos requisaron el satélite en la aduana, la cosa salió muchísimo más barata.
Ah, por cierto, mi vanidad ya está satisfecha desde hace años, muchos años. No necesita viajar o contar para alimentarse. Hizo grandes digestiones en su día.

Tahrir

.Escribo desde la plaza de Tahrir en el centro de El Cairo. Ante mí veo y escucho a las decenas de miles de personas que hoy quieren celebrar el Viernes del Adiós, el viernes de la despedida del presidente Hosni Mubarak. Escucho ahora mismo gritos de "Nasser"!! "Nasser"!!, que se entreveran en el aire de esta mañana de El Cairo con música árabe por megafonía y el eco reciente del rito de la oración. La revolución que se ordena en internet y exige el final de un tiempo de penuria, es impulsada lo mismo por viejos socialistas que por jóvenes blogueros, y desde esta mañana ha contado con la patente incorporación de sectores religiosos, quizá organizados por los llamados Hermanos Musulmanes. Es una revolución popular, que brota de la calle y hoy puede vivir su gran día. No cesan los gritos. Arrecian, llegan, conmueven y emocionan.

Esta mañana hemos emitido el programa desde aquí. En Días Como Hoy se ha hecho desde el epicentro de la historia del mundo, desde el lugar al que hoy apuntan las cámaras de todas las televisiones de todo el planeta. Es más, la singular circunstancia en que nos hemos tenido que mover aquí, con trabas sin fin para informar, para emitir, nos ha llevado a protagonizar un episodio que no sé si tiene muchos antecedentes en la historia de la radio: emitir parte de un informativo desde un taxi que nos acercaba a nuestro lugar de destino final, la plaza de Tahrir. De esa forma hemos podido describir cómo estaba el resto de El Cairo, compartir con nuestros oyentes las sensaciones directas e inmediatas de atravesar una gran capital árabe en plena efervescencia. E incluso transmitir en directo la llegada a un control militar, en el puente sobre el Nilo a pocos metros de esta plaza de la Liberación.

La radio pública ha hecho su servicio, y un servidor ha podido públicamente vivir la Historia y contarla. Un auténtico privilegio compartido. Espero que exitoso en la medida en que hayamos podido no sólo informar, sino ayudar a entender.

Pero la radio sigue y cuando escribo estas líneas, con el incesante ruido de fondo de los manifestantes y el helicóptero que periodicamente nos sobrevuela, todavía le quedan a Radio Nacional muchas horas que compartir desde aquí con vosotros.

Seguimos; Paco Forjas, Rafa Bermejo, Sergio Jiménez, Laura Madrid y quien esto escribe. Donde hay que estar.

solidaridad (con minúsculas)

El próximo cuatro de febrero, el viernes que viene, es el Dia Mundial contra el Cáncer. Desde todos los rincones, organismos, instituciones, empresas, medios, asociaciones...todos los colectivos que uno pueda imaginar, se emitirán buscando acuse de recibo mensajes de solidaridad con los afectados, de comprensión hacia los pacientes y de ánimo a quienes directamente padecen o viven cualquiera de los más de 200 que existen. Porque el cáncer no es una enfermedad, son muchas enfermedades. La mayor parte de los mensajes solidarios serán sinceros. La mayor parte de los sentimientos y deseos expresados, de los llamamientos a una actitud positiva, de los recuerdos y evocaciones a quienes han luchado y no han vencido serán de corazón. Pero habrá algunos que duelan a quienes creen de verdad en la Solidaridad frente al Cáncer. Serán los que lleguen de las aseguradoras privadas que, muy solidarias, no admiten a quien tiene antecedentes de cáncer, a quien ha padecido la enfermedad; o los que lleguen de los colegios mayores que, muy solidarios, no admiten ingresos de estudiantes que hayan tenido cáncer; o los que lleguen de las empresas que, muy solidarias, presionan a trabajadores de plantilla que han tenido que pedir baja o excedencia para cuidar a su hijo enfermo de cáncer. ¿Cuantos casos conoceis vosotros de "solidaria" actuación de estas u otras empresas? ¿Sabe alguien de alguna compañía médica privada que haya admitido a ex pacientes de cáncer? La solidaridad es una virtud de nuestro tiempo, pero para unos cuantos tiene un límite: el que marca la frontera del negocio o el riesgo de perder parte del beneficio.
NO lo olvidemos cuando ahora empiecen a llovernos los mensajes de hermosa cercanía a los pacientes de cáncer. NO nos lo creamos todo. Nuestro homenaje a pacientes, familiares, médicos y asociaciones que trabajan en serio para atajar la enfermedad será en los próximos días brindar desde la radio esa mirada al cáncer tan real como desconocida

Pobreza, Solidaridad, Derecho

Esta mañana Luis García Montero, en la tertulia que compartía con Manuel Rivas y Angeles Caso, ha utilizado, en un diálogo vivísimo y didáctico como siempre, sobre las pensiones y su pervivencia, tres términos indispensables para definir el campo de juego en el que nos estamos moviendo: Pobreza, Solidaridad y Derecho. Las pensiones universales -conviene recordarlo- son un derecho relativamente reciente, porque hasta que hace apenas unos años no se reconocieron las llamadas no contributivas, los que no habían cotizado jamás no cobraban un duro del estado en su retiro. Pero son un Derecho y es obligación del Estado que mantenemos con nuestros impuestos garantizarlas para todos. Para nosotros, como ciudadanos, afrontar la necesidad de mantenerlas es una cuestión de solidaridad, de reconocimiento y gratitud a quienes se han pasado la vida trabajando y llegan a un tiempo en el que todos -salvo mortal accidente o enfermedad- habremos de estar en algún momento. Y es un derecho solidario propio de sociedades avanzadas, o al menos no en situación de pobreza. La línea entre las avanzadas -o alguna de ellas- y casi todas las pobres es tan delgada que sólo el auxilio del estado, sólo derechos como las pensiones, la sanidad, la educación, o la cultura establecen la frontera entre sociedad de pobres y sociedad de clase media. No habría clase media si todo el mundo se tuviera que pagar lo que hoy nos sirve el estado. No lo olvidemos. NInguna discusión política, de principios o de gestión de gobierno, debe obviar esta realidad a veces tan interiorizada por todos, tan cotidiana, tan "de siempre", que no la consideramos. Y es importantísimo en estos tiempos de viento ultraliberal y afán privatizador.

Hablando

Disfruto con el debate y la crítica. Más cuando son ásperos, duros, sin concesiones. Y tiene razón Felipe cuando reconoce la libertad de movimiento en la red, aunque le aseguro que no hay problemas para expresarse con absoluta libertad en otros ámbitos, como la antena de En Dias Como HOy. El directo tiene esos privilegios.Tadeo y Quemado nos tiran de las orejas por la mirada al paro y por la lengua...touché; ahí me encontrais, porque en ese territorio tenemos que seguir mejorando. Así que seguimos debatiendo, y uno sigue aprendiendo de lo que contais y cómo (de muchisima altura el debate que sigue abierto sobre educación).
Es interesante, además, comprobar cómo uno suelta una propuesta en el blog y luego vosotros haceis con ella lo que os parece oportuno, la seguís o no -en el caso del frío, no mucho- pero siempre aportando algo. O sea, que aquí el orden y el mando dejan paso a la creatividad abierta. Es verdad que nosotros leemos antes lo que se publica, igual que en la radio hablamos antes con quienes van a entrar en antena, pero eso es simplemente una necesidad para controlar el tráfico y evitar que se utilice esta escena pública para insultar o transmitir intolerancia o intolerable violencia verbal. Cuestión de sentido común.
Hoy lanzo un par de propuestas: el acuerdo sobre la Ley Sinde entre el gobierno y el PP con CiU y la reforma del sistema financiero con los 20.000 millones para la "nacionalización a tiempo parcial" de las cajas con problemas.
Seguimos atentos.

Qué frio!!

Vuelve el frío. Es natural, estamos en invierno. Y ni el calor de la disputa política ni la pelea en la liga de futbol, ni siquiera la crisis o el desánimo de los más castigados -y descreídos- evita que hoy en la carne y acaso en el ánimo suframos la caida de las temperaturas por debajo del cero de congelación. Y que todos hablemos de ello. Y, ¿saben? hoy nos da por compartirlo con ustedes. Así que cuéntenos y hasta, si quieren, envíennos fotos. Vamos a recoger su retrato o retratos en el Parlamento de Los Oyentes durante esta semana.
Hoy, por cierto, vamos a seguir recogiendo el debate, intensísimo y caliente que estais manteniendo en el blog sobre Educación. Qué lujo de oyentes.

La buena educación

Es un objetivo. Un objetivo y una necesidad. En estos tiempos de crisis, la más repetida. Pero sigue estando pendiente. ¿Educamos bien? ¿Estamos bien educados? ¿Sabemos cómo hacerlo?. Un par de semanas atrás tuvimos en el programa un debate sobre la forma de abordar la Educación en España, el papel de los padres, la política del gobierno, las necesidades de los profesores y el punto de vista de los alumnos. En el diálogo radiofónico saltó en un momento determinado la cruda realidad del fracaso escolar, de que tres de cada diez estudiantes se quedan en el camino. Hoy volvemos sobre la cuestión. Centrándolo en ese 30 por ciento de fracaso. A las nueve entramos en materia...y queremos que, si lo tienes a bien, participes. ¿Por qué se fracasa? ¿cómo bajamos el porcentaje? Sigamos entre todos buscando la buena educación.

A escena

La semana empezó con Rajoy alentando el debate sobre el Estado Autonómico y va a terminar con las autonomías entre Fitur y la polémica del Senado sobre el dinero de las lenguas. El escenario y el decorado lo sigue poniendo la crisis aunque cambien los actores, y el teatro y el público sean los mismos, o sea, ustedes y nosotros. Hay al lado otro decorado más oscuro; tortuoso y de tonos sangrientos, mantiene hasta el final un suspense que no es tanto por lo previsible del desenlace como por la duración del acto y el papel que jueguen en él sus protagonistas. Me refiero a ETA y su final, y los entreactos y descansos e inicios y reinicios que la representación atesora desde hace meses. ¿Todo es drama o comedia? ¿Todo es función teatral en la cosa pública? A veces uno no puede alejar de sí la impresión de que, en efecto, nada es lo que parece y asistimos a una gran representación global en la que se nos dice que vamos a ver algo, o incluso a representar un papel y luego nos cambian el guión o nos llevan a otra butaca o, directamente, nos dejan sin función. Nosotros en la radio -quizá como tal, el escenario- tratamos de observar, entender y contar según vemos y sabemos. Hay que prestar mucha atención para no descreer...casi tanta como para que no te cuelen lo que a veces tratan de colarte. Pero os aseguro que la atención concentrada y el escepticismo no demasiado pesimista terminan siempre reconciliándote con la condición humana en general y los guionistas y actores del drama público cotidiano en particular. Es verdad que a veces las cosas y los hechos resultan incomprensibles, pero nunca contamos nada que escape a la lógica de las cosas y a la verdad de lo que sabemos y creemos. Y estoy casi seguro -la dimensión del casi depende del día y la historia- de que los del escenario tampoco tienen mucho margen para tomarnos el pelo, aunque a veces lo intenten.

Otra cosa son los que mueven los hilos sin salir a escena.

Ahora bien...sigo sin entender qué demonios hace una central nuclear en una negociación sobre pensiones. Será que tengo un día raro con esto de la renovación informática.

Mañana, por cierto, entraremos en el programa en un territorio importantísimo, pero también revuelto y necesitado de atención: la Educación. Debate sobre el fracaso escolar que según algunos muerde a tres de cada diez estudiantes. ¿Cuales son las causas? ¿qué podemos hacer?

En Dias Como Hoy, la Educación. Danos también tu opinión.

Y disculpas otra vez por el retraso en asomarme al blog. Pero, no os creais, estamos progresando...cualquier día de estos os sorprendo y nos metemos en "feisbu".

Consumir

Un documental de la 2 de Televisión Española, uno de esos testimonios periodísticos imprescindibles titulado COMPRAR, TIRAR COMPRAR, nos mostró ayer con singular crudeza eso que se llama productos con caducidad programada...una estafa en toda regla pero socialmente aceptada quizá por lo mucho que ignoramos sobre ella. Por ejemplo, ¿sabian que hay impresoras que llevan incorporado un chip que cuando llega a un número concreto de impresiones se estropea y ya no funciona más? ¿Y por qué determinada marca de aparatos ultramodernos no permiten cambiar la batería y has de comprarte uno nuevo al cabo de poco tiempo? ¿quién se resiste en días como hoy, en tiempos como estos, a comprar el nuevo modelo de determinado producto, sacado a la calle apenas unos meses despues del anterior?. ¿Por qué si se te cae un teléfono y se rompe el cristal no puedes cambiar éste y has de comprar todo el aparato? El documental denuncia que la calidad es engullida por la comercialidad, y así recuerda aquellos comienzos de esa práctica en los que una marca de medias de Nylon tuvo que echar hacia atrás un producto de altísima calidad porque era tan bueno y duraba tanto que nadie renovaba. El márketing se ha comido a la calidad, vender importa más que servir, ganar dinero que ser útil... y así nos va.

El documental se nos antoja imprescindible -lo puedes ver en la web de rtve- y el debate a que debe invitar, también...¿por qué tragamos con esta forma de mercado? ¿Hay algo que hacer en estos tiempos frente a este abuso?.

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