Nada que perturbe el silencio
Os saludo a unos minutos del arranque del programa de hoy. Con permiso, tomo el relevo durante unos días de la voz que estáis acostumbrados a escuchar, la de Mamen Asencio. Con ello, también cojo su pluma en este baúl de lo cotidiano que es el blog.
Lunes de frío. Del que, no por esperado, se hace más suave. El lunes del "postclásico", ése que logró paralizar las calles de Madrid -imagino que también las de Barcelona- durante dos horas. Lunes de "postlluvias", de noticias que estremecen -pensemos en el secuestro del que, a estas horas, seguimos pendientes-, y de asuntos que colean hasta hartarnos.
Hoy entramos en un monasterio sin perturbar su silencio: un equipo de restauración de obras de arte realizará sus trabajos durante dos años sin molestar a los monjes... que mantendrán sus rezos diarios. Por un pasadizo entran las mujeres desde 1998 para contemplar esas pinturas, que son, en su mayoría, de Goya... ahora lo tendrán que usar también las -y los- que den nuevo brillo al arte de esta Iglesia, la de la Cartuja, en Zaragoza.
Por cierto, la gripe ha llegado a esta redacción (no, no es Mamen. Ella está descansando, de vacaciones) y el ambiente está algo más silencioso que otras veces. Vosotros sí tenéis permiso para romper este silencio... Nosotros lo haremos en apenas unos minutos.