Ya instaladas en las calles y en las casas las flores del lúpulo. Es pequeña y recuerda a tiempos de Troya. Ayer las pudimos ver todavía en los campos, emparraladas hacia el cielo llegando a tocarlo a más de 6 metros del suelo y ofreciéndose en descarado aroma entre a cítrico y ajo. Familias enteras cosechando, separando, secando ese oro verde de forma tradicional. Recuerda a alguno de los cuadros clásicos con escenas costumbristas detrás de las cuales aquí hay 250 cultivadores, que todo lo que producen es comprado por las empresas cerveceras españolas. Estamos en Carrizo de la Ribera, a unos 26 kilómetros de Léon, y nos disponemos a exponeros qué hay en el origen de una caña, o de una jarra de cerveza. Nadie pudiera imaginar que aquí en el Monasterio de Santa María de Carrizo, las monjas de clausura que lo habitan, fueron las que determinaron qué componentes saludables tiene este caldo dorado que en verano riega más de un momento de nuestras vidas. Anti-oxidante y por lo tanto anti-vejez, y ustedes saquen sus propias conclusiones. Se les administró a este grupo fidedigno cerveza (sin alcohol debido a la medicación que tomaban la mayoría). Y durante unos meses se les realizaron análisis de sangre que determinaron algo de lo que la leyenda del lúpulo va por ahí ventilando, esto es, que relaja, que antiestresa.
Hoy estaremos en el Monasterio (monumento nacional desde el año 74) y las monjas trapenses nos abrirán las puertas (aunque parezca mentira) a los micrófonos. Estará con nosotros el director de Cerveceros de España para explicarnos que bebemos unos 50 litros de cerveza por persona, que somos los que más cerveza sin alcohol consumismos en Europa, que como no se pongan las pilas aquí no hay relevo generacional… De flor pasa a ser grano, antes se le saca la humedad con fuego y después se conserva en grandes cámaras frigoríficas. Es un misterio que esa especie de tinte amarillo que emana del lúpulo sea el causante del característico sabor amargo que tiene la cerveza.
Caldo de trucha para cenar, Posada del Marqués para dormir, camino rural con cabras para acompañar a una tarde-noche de lluvia que nos recibió ayer. El resto lo tenéis que descubrir hoy, dentro de un ratito, ya en el primero de los monográficos con los que esta temporada vamos a disfrutar juntos.

Toda una vida dedicados a esto. Genio y figura... Leña para secar la flor.
Santos enseñándonos el horno cuyo calor va a parar al almacén donde todas las flores cosechadas ese día pierden la humedad. Con fuego de leña, auténtico.

No es necesario explicar nada más. Nuestro autobús de camino a la zona.

Toda la familia implicada. Para que ninguna flor se escape, para que no pase ninguno de los elementos vegetales que no tocan.

De flor a grano. Es en ese grano como se envía a las cerveceras.

Es una planta bonita, que impresiona al verla emparralada. Ellos lo llaman sistema de entutorado permanente.

En cada casa hay un almacén así, donde se deja reposar durante doce horas para que se seque con el calor del fuego.
PD: Te guste o no, cada copa de cerveza es un misterio.