Jamón ibérico, por favor
Es lo que decimos cuando no pagamos nosotros. Y siempre es bien recibido, hasta para el desayuno. Pero ¿cómo pedirlo con propiedad? De recebo, de bellota ¿son apellidos que dominamos o simplemente si huele bien es que es de los buenos? A esta hora (desde las 9 hasta las 21 horas) se debate sobre el sector en Zafra, Badajoz, tierra de “guarrinos” y con sello de calidad. Ahora que estamos en plena crisis del pepino recuerdo aquella que afectó a los cerdos, que no nos hizo olvidar que somos país de ganadería y agricultura, pero sí que nos obligó a dejar en un segundo plano al señor de todos los platos. Entre los falsos mitos: la veta, ¿qué veta es la que hay que mirar para comprobar que es material de primera el que manejamos? Nos ha contado la secretaria técnica de la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico, Elena Diéguez, que lo de la veta es un mito, porque esa de la que hablan los expertos no se aprecia a simple vista. El jamón, cardiosaludable. El único “pero”, el precio. ¿Por qué cuesta tanto si resulta que se vende poco? ¿El precio elevado es sinónimo de calidad? ¿Por qué escatimar en lo que está cien por cien cuidadosamente elaborado? Hoy, para salir de la rutina, elevamos al blog el jamón serrano. Buen provecho.
Nuestra compañera Julia Noriega de Mérida con Nico Jiménez, el famoso cortador de jamón. A la izquerda Enrique Treviño, compañero técnico.