Fútbol, impuestos y la foto de la discordia
Por Noemí Martínez
Ni el tan amado y odiado Kun, ni el bronceado y mediático Cristiano, ni el aparentemente inocente Messi, ni el exprimido y “enamorado” Piqué… ninguno de ellos, respetando siempre su juego, su maestría con el balón, su profesionalidad, merecen a veces, en mi opinión, el inmenso aplauso que sí daremos hoy a otros futbolistas cuyo juego también hipnotiza, pero que no son conocidos ni afamados, no pasan sus vacaciones en Ibiza y no engordan sus nóminas a golpe de talonario. Son ciegos y, superando ese gran obstáculo, defienden, corren por la banda, atacan, marcan y detienen goles… Sin más indicaciones que las de su entrenador, su intuición, el contacto con los otros y el silbido de un balón que indica su posición con el sonido de unos cascabeles. Ojalá el fútbol, deporte apasionante si disfrutas de un buen juego, pero bochornoso cuando uno piensa en las cifras que mueve y el mundo en el que se manejan, fuera realmente esto: jugar y disfrutar de la deportividad, luchando contra tus supuestas limitaciones.
Y no me entendáis mal: sé que muchos jugadores que hoy copan portadas han luchado mucho para llegar hasta ahí, que escaparon de la nada para alcanzar el todo. Pero qué bonito es ver a unos chavales jugando una pachanga y qué denigrante es escuchar a toda una grada desearle la muerte a un jugador por venderse por dinero… que es lo que, en el fondo, es hoy el fútbol de primera: cuestión de pasta.
Hablando del dinero: hoy hablamos del I.B.I., ese impuesto que, cuando llega, te devuelve la duda: ¿mejor alquilar que comprar?
Sólo una cosa más: hoy estaremos con los protagonistas de “La asamblea de las mujeres”, que sube a la escena del Festival de Teatro de Mérida, que hoy también es noticia con la anunciada dimisión, cuando el festival termine, de su directora, Blanca Portillo. El motivo: una fotografía que revela la intimidad en un camerino, que no es cristianamente correcta y se adentra con frivolidad en terreno vedado, que ha dolido en ciertos sectores y que ha desatado una furia en cadena que obliga a una inmensa profesional, Portillo, a dejar su cargo. Juzgad vosotros…
¡¡¡Feliz fin de semana!!!