Hola a todos. Falta un día, sin contar hoy, para el sorteo de Navidad. Yo siempre recuerdo el 22 de diciembre como un momento de mercados, caiga el día que caiga. Es como el inicio de las fiestas, mucho más si pasa como este año que cae en sábado. El sábado anterior a Noche Buena. Ese momento cuando uno, aunque sea mala persona, va de buena fe. 8 de la mañana, persiana levantada, y la radio ahí prendida como dirían en Sudamérica. Para contarnos minuto a minuto lo que la tele no puede, es decir, la inmediatez sin parafernalia. Es parte del ritual navideño. ¡Qué curiosa es la percepción del tiempo!... Cuando uno es pequeño piensa que en vez de dos días, que es lo que realmente dura la Navidad, es toda una eternidad. Y me parece estar viendo, como lo he visto tantos años, a la gente entrar a comprar pescado, en puestos que dan gusto con el material recién sacado del mar, para ofrecer con él además una forma de vida. Pescado o carne, a una le puede ser mediterránea. Y en la megafonía del mercado el sorteo a tuti plen, con sus disfraces los que acuden al salón (este año al Teatro), y en la calle delantales, churros y porras en la cafetería y en todos los corazones la esperanza de que toque, con la cabeza puesta en los que están en paro. Este año no hay que tapar agujeros, hay que arreglar vidas y cambiar el rumbo de más de una… Será un placer compartir con vosotros cada bola de los bombos.
Hoy: Uniarte, en Ocaña, en Toledo, renace esta fábrica de puertas. Supera el concurso de acreedores y en Torrelavega, Cantabria, el Ayuntamiento incentiva económicamente la contratación de personas en el paro. Hablamos con investigadores que logran sobrevivir y además despejar el camino hacia un fármaco contra el SIDA; y en Roca, los trabajadores se levantan contra el despido.
PD. Mª José, por supuesto. Lo que quieras. [email protected] UN ABRAZO