SEMANA 4. SUSANA
lunes 20.mar.2017 por Ramón Salazar 0 Comentarios
Sé que prometí hablar de las actrices en esta entrega del diario, de ambas. Pero pensando cómo haría para alternar mi historia hablando de las dos me fui encontrando con dificultades. Cada una es un universo tan expansivo que he tomado la decisión de separarlas. Y dedicar una entrega a cada una.
¿Cómo está hoy Susana? Hoy Susana viene pletórica. ¡Susana, ven aquí! Mi querido Sergio Pérez Berbel, el encargado de poner orden a la locura de pelos que es esta película (y alguien que todo el mundo debería tener en su vida) bromea refiriéndose así a Susi Sanchez. La broma se ha extendido y ya la usamos para preguntar por el día a día en rodaje de la actriz protagonista. Ella se ríe cada vez que nos oye llamarla así. Básicamente porque lo de Susana es algo inventado. Luego vuelvo y lo explico.
Susi es mujer de teatro. Ha hecho televisión y cine pero sobre las tablas ha desarrollado las raíces de su carrera como actriz. La semana que viene cumple 62 años y este es su primer papel protagonista en cine. Se llama Anabel y tiene los mismos años que ella porque cuando hacíamos nuestra anterior película juntos pensé que ella sería la protagonista de la siguiente.
Recomiendo el proceso que ambos hemos compartido; Susi ha estado desde que escribí la primera frase. Nos hemos reunido, hemos leído, hemos discutido sobre el personaje y hemos tomado decisiones. A mí me ha dado la posibilidad de otear cierta tridimensionalidad a un proceso plano e incierto como es la escritura.
Al comenzar la preproducción de la película viajamos juntos en coche desde Madrid a Barcelona. Tuve una suerte de charla de siete horas de viaje durante las que me contó que de adolescente probó una clase de teatro en la que a través de unas improvisaciones, de repente y sin previo aviso, sacó su voz. Y gritó. Aquel poder gritar la conmocionó y descubrió en aquello un canal para dar salida a todo lo que hasta entonces le habían impedido decir. También cómo a lo largo de su carrera, por su altura, hubo una época en la que sólo le daban papeles de fenómenos atmosféricos. O cómo esos papeles de acompañante de los galanes nunca le llegaron ya que el hecho de sacarles dos cabezas podía hacer sombra a su hombría en la pantalla.
También me confesó que estaba nerviosa, porque a pesar de su larga trayectoria sigue sin controlar “eso de la cámara”, me dijo Susana. Claro que yo tengo un arma secreta en rodaje. Se trata de un pequeño monitor que acarreo como una penitencia y que -al contrario de lo que se piensa, que sirve para ver que la toma esté bien- sirve para espiar el alma de las actrices de esta película. Cuando creo ver algo interesante corro al monitor más grande para cerciorarme de que efectivamente ha ocurrido. En el combo grande, que siempre evito para no estar lejos de ellas, puedo ver lo que Susi es capaz de hacer con “eso de la cámara”.
Pues es algo tan sutil y tan fino que a veces tengo que entornar los ojos para apreciarlo, como cuando mirabas esos dibujos en los que al rato aparecía la imagen escondida. Susi dice que no se reconoce en esta película. Yo creo que la estoy viendo como es, una mujer orgullosa de ser como es, disfrutona, divertida, con la cara cada día más luminosa de plenitud y que lleva de la mano a una niña que ya no tiene miedo.
Pero nuestros galanes seguirán teniendo de parteners a actrices veinte años más jóvenes que ellos, esa imagen los vigoriza; las actrices que cumplen cuarenta seguirán viendo como sus personajes son interpretados por otras que den un aspecto más juvenil y relajado a la madurez; y cómo éstas son recuperadas cuando tengan cincuenta para interpretar a abuelas aún follables. Y así todo el rato, perdiéndonos las interpretaciones de actrices llenas de arrugas y cicatrices con el alma en su mejor momento para ser compartidas. Ay, esa barrera que marca el cine (y la vida), la frontera en la que el hombre decide que la mujer deja de ser sexualmente deseable y la abandona por una de veinte años con el culito prieto. Pues eso, cine y culos prietos.
Susi Sánchez tiene las piernas eternas de una vedette, la mirada de una maestra severa, el alma revolucionaria y la emoción a flor de piel de una niña perdida en un supermercado que busca a sus padres con el corazón encogido. Y precisamente por los años que ha cumplido puede contar sus personajes desde donde lo hace, desde el coño y las entrañas.
Ah, se me olvidaba. Susi no es de Susana, sino de Asunción. Y le encanta usar su segundo apellido: Abellán.
Asunción Sánchez Abellán, aparte de ser una actriz alta, es usted una mujer inmensa.
Felicidades.
Ramón Salazar.-