Madera...leña...biomasa
lunes 31.mar.2014 por Xavier Sitjà 0 Comentarios
Poco a poca estamos recuperando antiguas costumbres que dábamos por superadas y vale la pena recuperarlas porque representan regresar a un futuro más natural.
Una de estas costumbres ancestrales consiste en calentar agua con leña, sistema arrinconado desde la incursión del gas butano en los años sesenta. El butano se obtiene de la destilación del petróleo y se usa principalmente como combustible para la cocina, agua caliente, y mecheros de gas. Después se han desarrollado otras tecnologías para calentar agua doméstica y calefacción: gas y gasóleo, principalmente.
Hoy, la búsqueda de la sostenibilidad -ambiental, social y económica- nos retrotrae a la madera. Poco a poco van comercializándose calderas que calientan el agua con astillas de madera procedentes de árboles triturados o con los llamados pellets [pélets], un nuevo sistema derivado de las virutas de madera que desechan los aserraderos. A todo este combustible se le llama actualmente biomasa.
Sorprende ver cómo se puede cambiar una caldera de gasóleo por otra de biomasa con una absoluta facilidad. Inicialmente, cuesta más, pero como el combustible es más barato, sale a pagar menos. Y cuando se amortiza la caldera, todavía menos. Además la madera es menos contaminante que cualquier combustible de origen fósil, aunque los científicos alertan que hay que legislar para evitar la contaminación de benzo(a)pireno que provoca la combustión de la leña.
El uso de leña permite limpiar bosques, evita incendios forestales y da trabajo. Son razones poderosas para que la hayan instalado en casas, comunidades de vecinos, campings, complejos como el santuario de Javier, distric heatings para centenares de viviendas, etc.
Con el tiempo, el olor a leña en las calles de pueblecitos puede llegar a las ciudades. El único problema por ahora es que no puede instalarse en pisos individuales, solo en casas solas o en comunidades de vecinos