Me siento a escribir el blog de Uganda y, como hago siempre, antes releo las anotaciones con las que suelo manchar mi cuaderno de viajes.
Este cuaderno es la mejor memoria. Leerlo me ha devuelto a Uganda. Por eso hoy voy a compartirlo con vosotros. Creo que es una forma de completar el programa. Son vivencias, digamos, menos televisivas.
Por si a alguien le puede interesar lo que me ronda por la cabecita durante un viaje a Uganda, ahí va…
9 de febrero, Madrid - Kampala, 5.695 km
Nos acaba de recoger en el aeropuerto nuestro conductor, Guzo, que nos va a acompañar toda la semana. Es tanzano y con el abrazo que nos ha dado al vernos sólo puede ser buena gente. Nunca había conocido a nadie que abriera tanto la boca al sonreír. Empezamos bien.
Escribo en el coche camino al hotel. Noche cerrada. Poca iluminación y mucha actividad. Hay decenas de personas caminando por las calzadas. Llamarlo “calzadas” es sin duda utilizar un término europeo para definir una realidad africana. Error.
A dónde irá toda esta gente? Por qué caminan de noche? El vuelo de 8 horas me ha servido, entre otras cosas, para empezarme el libro de Kapuscinski “Ébano” (que recomiendo). Ahora recuerdo una de sus frases: “…riadas humanas inundan los caminos del continente negro guiadas por la esperanza de encontrar un lugar mejor bajo el sol. En África no hay países ni fronteras, sólo tierra quemada en la cual un hermano busca a otro hermano”.
Son las 2 de la madrugada. Llegamos al hotel. Mañana empezamos a grabar.
10 de febrero, Kampala
Hay gente (algunos son españoles) que son santos. Hoy hemos conocido a uno que es de Huelva. Nunca le beatificarán. Ni falta que le hace. Su trabajo y su dedicación es su mejor pasaporte al cielo. Si tal lugar existe, tiene que haber un palco VIP reservado para Fabián y su esposa Elisabeth. Podría contar aquí los milagros que ambos han llevado a cabo, pero he sido listo y he hecho algo mejor, me he anotado su página web. Que nadie se la pierda: www.musicaparasalvarvidas.org
Fabián nos ha contado varias historias. Todas sobrecogedoras. Pero ha habido una que me la guardo especialmente:
“…sus padres eran acholis, una etnia a la que odiaba el dictador Idi Amín. Torturó y mató a miles de ellos. El niño lo vio todo. Vio cómo entraban en casa los hombres de Amín y decapitaban a su padre y violaban a su madre. Le crió su abuela. Con 6 añitos esa criatura no hablaba ni respondía a preguntas. Se metió para adentro en su mundo. Cada vez más aislado, cada vez más hermético. Su abuela decía que estaba endemoniado o no sé qué puta gilipollez. Por eso le tenía encadenado a un árbol. Todo el día bajo el sol. A 40 grados. No le soltaba ni para comer”
Fabián me ha contado esto con tanto odio como impotencia. Supongo que a la gente comprometida aún le escuecen más las injusticias.
“…nosotros somos una ONG pequeña, no podemos acoger a todos los chicos que nos gustaría, es inviable, así que me fui a hablar con un responsable de una famosa ONG internacional para que ayudaran a ese niño. Me dijeron que la zona donde vivía el crío no entraba dentro de su “radio de acción”, que no era asunto de ellos y dieron carpetazo al tema..."
Acabo de chequear la web de la organización de la que me ha hablado Fabián. En ella se puede leer: “trabajamos allá donde los niños necesitan nuestra ayuda". Y añaden: "estamos siempre al lado de los más desfavorecidos".
Si escribo esto es para que no se me olvide nunca.
11 de Febrero, Kampala - Jinja
Acabamos de despedir a Paloma.
Madrileña, profesora y valiente.
En un día con ella hemos hecho rafting por el Nilo, hemos visitado un espectacular hotel en una isla privada, hemos paseado por Kampala en moto-taxi y hemos cantado “Mamma mía” en un karaoke.
Conclusión tras 24 horas con ella y su amiga Emma: no hace falta ser un aventurero ni un misionero ni un cooperante para venir a Uganda. Basta con tener inquietudes y ganas de conocer otros mundos/gentes/costumbres/culturas. La recompensa para quien prueba (como ella) es muy elevada. Se la ha ganado.
12 de Febrero, Jinja - Soroti
159 kilómetros hasta Soroti. Con Guzo al volante es un viaje tranquilo.
Llegaremos en media hora.
Allí nos espera Rafa, de Veterinarios Sin Fronteras.
Jesús duerme como un angelito. Tendré que ir despertándole.
Sin él, sin su cámara, es tontería que estemos aquí.
…
10 horas de rodaje después:
Acabamos de despedir a Rafa. YA BASTA DE MENTIRAS. Ése ha sido su mensaje. Ya basta de clichés, mitos y simplificaciones de la realidad. Él lo ha explicado muy bien durante la grabación: África, Uganda, NO es sólo niños con barrigas hinchadas y moscas en la cara. El comercio internacional NO es la solución para la pobreza. Los problemas de África NO se solucionan en despachos en Washington, Londres o Madrid. NO se negocia la salida de la pobreza. NO se especula con la gente.
Una semana antes de viajar a Uganda, Rafa me envío un mail en el que me hablaba de la idea que quería transmitir durante la grabación del programa. La resumió en una frase: “África no se hunde, esta viva, quiere salir adelante”. Confío en que la gente que vea la entrevista a este cordobés llegue a la misma conclusión.
Hora de dormir.
Voy a apagar la luz ya porque no creo que mi mosquitera pueda frenar por mucho más tiempo al sindicato de mosquitos que se están manifestando en torno a mi cama.
Bona nit.
13 de Febrero, Soroti - Lira
Hay momentos que no podemos registrar con nuestra cámara. Momentos que son sólo para nosotros. Forma parte de este trabajo. Hoy hemos vivido uno que seguro que Jesús y yo no olvidaremos nunca.
Misa de domingo en Lira. Para muchos ugandeses, la cita más importante de la semana. Es un espectáculo incomparable. Como ha dicho Teresa, la monja navarra que nos acompañaba, “aquí el espíritu africano se ve”. Es una mezcla de fervor, colores, música, ritmo, danzas tribales, pasión, esperanza, cariño y hospitalidad. La misa sí la hemos grabado, así que no hace falta que cuente más. Sólo hay que ver el programa.
Sí contaré que a los 20 minutos de empezar, Teresa nos ha confesado que estaban rezando por nosotros y dando gracias porque les habíamos visitado. Contaré que media hora después, Teresa nos ha dicho que teníamos que subir al altar para presentarnos, que en Uganda es costumbre que la comunidad dé la bienvenida a los nuevos. Contaré que me moría de vergüenza, que no sabía qué hacer ni qué decir. Más de 200 personas mirándonos expectantes. Calladas. Observándonos. Esperando algo. Silencio.
He cogido el micro y he pronunciado las dos únicas palabras que me ha dado tiempo a aprender en lango, el idioma local: apwoyo matek. 3 segundos más de silencio. 1 - 2 - 3. Y al final… una carcajada generalizada. Y también una ovación. La iglesia al completo se ha convertido en un estruendo. Risas y aplausos. Y Jesús y yo allí plantados, alucinando. Nos hemos mirado y creo que los dos hemos pensado lo mismo: “esto sólo se puede vivir en África”.
Apwoyo matek significa “muchas gracias”.
14 de Febrero, seguimos en Lira
“Los niños somos los mejores soldados: somos obedientes, manipulables, valientes, rápidos y baratos”
Poco se puede añadir después de escuchar una frase como ésta. ¿Qué le dices a un niño sin infancia que te habla así?
Son palabras de Toutou, un antiguo niño soldado. Ahora tiene 15 años. Ha pasado 10 secuestrado por los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor, una milicia que ha aterrorizado al país durante dos décadas.
Toutou no quiere hablar del tema. Lógico. Pero sonríe cuando ve entrar en el restaurante a Alberto. Lógico también. Él le abrió la puerta de salida, le enseñó que había otra vida esperándole lejos de los rebeldes. Sin represalias, sin venganzas. La nueva Uganda.
Alberto es de esos españoles que cuando los ves tienes que pellizcarte para asegurarte de que es real antes de entrevistarle.
Desde la emisora de radio que él dirige, Radio Wa, se emitía un programa destinado a los niños soldados. Consiguieron que más de 1.000 niños abandonaran la selva. Toutou, que hace media hora se ha tomado un té con nosotros, es un buen ejemplo. También Alberto lo es. Un ejemplo de que lo importante es encontrar la forma en la que quieres ayudar. Él ha elegido hacerlo desde una radio.
Le acabamos de despedir con un abrazo. A partir de ahora le seguiré la pista a través de su blog. Buenísimo: http://www.elperiodico.com/blogs/mapamundi/blogs/blogkenia/default.aspx
15 de Febrero, Lira - Parque de Murchison Falls
Recorrer Uganda es un placer. Pero si además lo haces con Patxi, se convierte en una experiencia inolvidable. Es un magnífico guía de viajes. El mejor. También es un desastroso contador de chistes.
6:30 de la mañana. Antes de ponernos en marcha quiero escribir estas líneas porque aún estoy flipando con lo que acabo de ver gracias a Patxi.
Estamos acampados junto a las cataratas Murchison, en el parque natural más grande de África. Ayer grabamos toda la fauna de este lugar: leones, elefantes, jirafas, turistas americanos, cocodrilos, rinocerontes… etc. Cenamos junto a una hoguera y contamos batallitas. Un bonito día.
Pero lo de hoy, lo de hace unas horas, ha sido único. Patxi nos ha despertado para grabar el momento más maravilloso de África: el alba. Dicen aquí los lugareños que en Uganda el sol no sale ni se pone, sino que se enciende o se apaga. Es muy rápido. En cuestión de segundos todo se pinta de naranja y se despierta la vida. Es como asistir al día de la creación.
Después me he duchado bañándome en el Nilo con un grupo de hipopótamos observándome a unos 100 metros. Y ahora me llega hasta la tienda de campaña el olor del café que ha preparado Guzo y de las tostadas con Nutella.
Uganda también tiene estas cosas.
16 de Febrero, Kampala - Madrid
Ya en casa.
Me acabo de terminar el libro de Kapuscinski.
Me quedo con una frase suya: “África es hoy contemplada como un objeto, como reflejo de una estrella diferente, terreno de actuaciones de colonizadores, mercaderes, misioneros y toda clase de organizaciones caritativas. Sin embargo, más allá de todo esto, África existe para sí misma y dentro de sí misma, como un continente aparte, eterno y cerrado… como una parte del mundo cargada con una especie de electricidad inquieta y violenta”.