2 posts de junio 2009

Dejarse llevar suena demasiado bien

Llueve en el canal
La corriente enseña el camino hacia el mar
Todos duermen ya



Copenhague además de ser una bella y equilibrada ciudad, es también una bella y equilibrada canción.

Dejarse llevar
Suena demasiado bien
Jugar al azar
Nunca saber dónde puedes terminar
O empezar

Lo que acabas de leer es el estribillo. Te aseguro que merece la pena que la escuches entera. Como también merece la pena que te escapes un fin de semana a la capital de Dinamarca. Si todavía no has hecho ninguna de las dos cosas te estás perdiendo dos grandes placeres.

Luis, tu próximo destino es Dinamarca”, me dice Carmen, mi directora, después de comprobar que el otro país que teníamos en mente se caía de nuestra agenda por motivos que (creedme) no vienen al caso. “Dinamarca? Copenhague?... rubios, rubias, canales, bicis y algo más”, pienso yo. Dos semanas después me iba a dar cuenta de hasta qué punto ese pensamiento era una aberración. Mea culpa. Tenía un mal día, nada más.

Dos semanas después, en Copenhague, iba a encontrar respuesta a una pregunta que venía rondándome por la cabeza desde 1992, casi torturándome. Tanto a mí como a mi grupo de amigos del colegio San José de Calasanz de Micer Mascó, en Valencia. La respuesta a esa pregunta estaba esperando en Dinamarca. Sólo había que ir a por ella. Y ya la tengo, chicos. Luego os la cuento.

Sabiendo ya mi nuevo destino, llego a casa y lo primero que hago es ponerme “Copenhague”, la canción de la que os hablaba hace 15 líneas. Busco en la estantería de mis discos. Grupo: Vetusta Morla. Disco: Un día en el mundo. Track: 4. Un temazo.

Él corría, nunca le enseñaron a andar
Se fue
Las luces pálidas
Ella huía de espejismos y horas de mar

Mientras Pucho, Guille y compañía enlazan una nota con otra y ésta con la siguiente con precisión y estilo, yo me voy trasladando a esa ciudad tejida entre canales. Como si el mismísimo Hans Christian Andersen me estuviera contando un cuento al oído, yo me imagino frente a la famosísima estatua de la Sirenita. Me dejo llevar porque suena demasiado bien. Poco a poco se me va despertando el gusanillo por conocer Dinamarca. Y tengo que deciros que aún no se me ha dormido.

Yo os invito a que hagáis la prueba. Alguien colgó esto en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=Mw2cy_7rWF0
Después de escucharla será más fácil que tú y yo estemos conectados a través de este relato.

El viernes 8 de Mayo, Manu (mi nuevo cámara, otro crack) y yo volamos hacia Dinamarca. Y en el avión, metida en mi bolsa de mano, junto al i-pod y a la última novela de Juan Marsé, llevaba conmigo esa pregunta que arrastraba desde 1992. Ahí, guardadita.

4 horas después pisamos por primera vez el aeropuerto de Copenhague. Recuerdo que mi primera reflexión se gestó en el taxi hacia el hotel: “un país donde los taxistas escuchan jazz tiene que ser un país especial… escuchar jazz en lugar de a Jiménez Losantos siempre será, como mínimo, más relajante”. No iba desencaminado.

Al día siguiente conocimos a Elena en Rayuela. Rayuela es un invento, una ilusión, un universo paralelo que ella ha creado con forma de librería. Si visitáis Copenhague no dejéis de tomaros allí un café. Cuando hayáis ido entenderéis por qué os lo digo.

Por cierto, qué grande es Elenita. Cuando me contaba su historia, me venía de nuevo a la cabeza una frase de la canción de Vetusta Morla: “el valor para marcharse, el miedo a llegar…”. Ella tuvo el valor para irse por amor, pero tenía miedo a lo que se encontraría. Ahora es feliz. Salta a la vista. Tan enamorada ella, tan alocadamente sensata. Cuando cuenta cómo se enamoró de su chico danés se te pone la piel de gallina. Cuando los ves juntos, todavía más. Comprobadlo: mirad el programa.

Al día siguiente conocimos a Julio. A este granadino, como dice la citada canción de Vetusta Morla, "la corriente le enseñó el camino hacia el mar...". Se enamoró de una danesa muy guapa (sin ser rubia). Tuvo una niña. La vida en España no le convencía. Su danesa, Mayo, echaba de menos su tierra y... efectivamente, la corriente le llevó hasta el mar de Dinamarca.

Visitamos el colegio donde él "guerrea" cada tarde con decenas de niños rubios como la cerveza. No os lo perdáis: metros y metros de césped y de naturaleza donde los chavales corren y juegan al fútbol. Un lujo.

Viéndoles jugar, rescaté de la memoria la famosa pregunta. Ésa que nos hacíamos los amigos en el recreo cuando éramos unos enanos locos por el fútbol: ¿cómo podía ser tan bueno, tan único, tan señor, tan exquisito… el mítico Michael Laudrup? Sí, eso nos preguntábamos. Había (y hay) muchos jugadores buenos, muchos cracks, pero ese danés, Laudrup, era especial. ¿Por qué? Después de conocer su país, yo ya tengo mi teoría, pero para exponerla antes tengo que aportar más datos.



En Helsingor, la ciudad de Hamlet, conocimos a Nacho, un gran tipo. A él también le coresponde una estrofa de nuestra canción de hoy: "jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar… o empezar...". Imposible resumirlo mejor. Él sólo tenía clara una cosa: que tenía que cambiar su vida. Costase lo que costase. Y así lo hizo. Por cierto, si visitáis su restaurante probaréis el mejor vino (español) que yo he probado jamás. Gracias, Nacho.

La canción de Vetusta deja una frase para cada uno de los españoles a los que conocí allí. Ángel, un almeriense que emigró por amor, tuvo una niña, se separó y ahora no puede volver... "sueña con despertar en otro tiempo y en otra ciudad".

Jesús, ese madrileño que "corría, nunca le enseñaron a andar", es uno de los personajes más divertidos que he conocido. Con él todo va deprisa, todo es fácil. El carnaval de Aalborg (una ciudad al norte de Dinamarca) es una auténtica locura pero si además vas con él ya se convierte en una experiencia metafísica. Y eso a pesar de que un cubalibre cueste 10 euros y te lo sirvan en vaso de plástico. Un escádalo que aprovecho para denunciar desde aquí. Uníos!

Y para Ángela (madrileña, arquitecta técnica) "dejarse llevar sonaba demasiado bien" y así lo hizo. Se fue a estudiar, encontró trabajo y a un novio que canta como los ángeles y se quedó. Para qué complicar la vida cuando es sencilla, no?

Pues bueno, estos son los protagonistas de "Españoles en... Dinamarca". Y en cuanto acabe de sonar "Copenhague", la canción de Vetusta Morla (de la que espero que ya seáis fans) os cuento mi teoría sobre Laudrup...

Aeropuertos, unos vienen otros se van
Igual que Alicias en ciudad
El valor para marcharse
Miedo a llegar

Ella duerme tras el vendaval
Se quitó la ropa
Sueña con despertar
En otro tiempo y en otra ciudad

Dejarse llevar
Suena demasiado bien





Bien. Lo prometido es deuda: la historia es que Laudrup, el "gran danés", tenía unos campos de fútbol inmejorables, unas chicas lindísimas ante las que lucirse (como todo chaval de 14 años), un frío insufrible que le hacía no estar parado con el balón. Además volvía a casa escuchando jazz en el taxi y no podía beberse ni un cubata porque allí son carísimos. Sin olvidar que es danés, con toda la elegancia que ello implica. Resultado: sólo podía salir un genio del balón.

Con él, como con Dinamarca, dejarse llevar suena demasiado bien.

AMSTERDAM... LIBRETA DE VIAJE.

Tengo memoria pez. Tres segundos. Hace poco, un buen amigo me recordó un truco: una libretilla para apuntarlo todo, de las pequeñas, de las que caben en un bolsillo. Otra opción es la versión Memento, la de los tatuajes y fotos polaroid pero tengo fobia a las agujas. Desde pequeñita. ¿Sabéis cómo se llama eso? Belenofobia. ¿Os he comentado que me llamo Belén? Soy la nueva.


Libreta de viaje. Página uno.

Hoy es martes, es mi segundo día en Españoles en el mundo y esta tarde salimos hacia Ámsterdam, mi primer destino. Acabo de conocer al equipo y me gusta. Mucho. Hay buen ambiente, de los que te hacen sentir cómoda. Mi compañero se llama Gabi. No le conozco de nada pero parece majo. Estoy deseando empezar…

Despegamos con luz de atardecer. El vuelo tiene calorcito. Preludio de algo bueno. Nos esperan siete españoles con mucho arte. Y el de Pepa, en especial. Esta mujer impacta. Es una SEÑORA, muy valiente y muy moderna. Con dieciocho se escapó a Londres con una amiga, a vivir el arte de cerca. Y desde entonces no ha dejado de tener sabor a óleo, a acuarela y a lienzo. Tiene una galería muy acogedora, de esas en las que te gustaría vivir. Ella nos ha dado una clase magistral de impresionismo, nos ha mostrado un Van Gogh mucho más cercano. Si diera clases en primaria, tendríamos muchos más jóvenes fascinados por la pintura. Si tenéis oportunidad, os recomiendo que paséis por su galería en la calle Singel 100. Y cómo habla de sus artistas. Su mirada transmite admiración, devoción y amor, sobre todo, amor. Lleva casi medio siglo unida al pintor holandés Jan Van Eden, una de esas presencias serenas que transmiten con mucho más que palabras. Nos abrió las puertas de su casa y de su taller. Su colección es comprometida, arriesgada y valiente, cuando la contemplas, te toca el alma. Un comienzo de viaje, inmejorable. Gracias Pepa, gracias Jan, tenemos una cita en Calanda.

Libreta de viaje. Página dos.

Madrugón para visitar la mayor subasta de flores del mundo. Aquí se venden todos los días 21 millones de flores en sólo tres horas. Hay tantos empleados como habitantes tiene Mónaco. Es un pequeño país floral perfectamente organizado. Impresiona. Entran y salen flores constantemente y a toda velocidad. Como dice Gabi, los transportistas van "suaves como la brisa". Aunque desde arriba, más bien se parecen a los curris de Fragelrock. "Esto es como La Bolsa de las flores". Así lo describe Mar, ingeniera informática y con un pedazo de doctorado en Inteligencia Artificial. Tendrían que ver dónde vive. El viejo Sur. De postal. ¿Y la casa de su amigo? Una casabarco de museo. Rutger nos abre con una sonrisa. ¿He dicho ya lo majos que son los holandeses? Internet, calefacción, teléfono y superdiseño. Y, encima, puede navegar, si quisiera, podría llegar a España sin moverse de su pisito. Creo que nunca le enseñaré mi casita de cerillas. Con Mar y su hermana Gloria también visitamos Hoofstraat, la calle más cara de Ámsterdam, aunque nos confiesan que nunca compran allí, no porque tenga precios prohibitivos, que también, sino porque no encuentran talla. ¿Os he dicho ya que los holandeses son todos altísimos? Imposible encontrar un zapato del 36. Los pies pequeños van de compras a España.

Libreta de viaje. Página tres, cuatro y cinco.

Con Borja y Mayo aprendimos que cualquier idioma puede sonar muy dulce, hasta en los labios del pato Donnald. Marta, no te enfades con Juanma, ¿a que no fue tan difícil? Mercedes, Rosa y Eladio, gracias por hacernos reír. La ropa interior ha tomado otra dimensión en Ámsterdam. "Hello, Didier…". Y en San Blas, fliparían con esa nave industrial. Nos dicen las chicas que los holandeses son guapísimos, altísimos y, también, sosísimos, que suspenden en flirteo, que son demasiado directos, de los que se saltan kilómetros y van directamente a la meta. Como decía Rosa, le quitan emoción al asunto con eso de: "-¿Otra copa? Ya he tomado muchas, si subo es para probar tu colchón… ¿Alguien puede darle unas clases de protocolo a este chico, por favor?!!". Claro que nosotros sólo nos quedamos en la parrilla de salida, vamos, que no llegamos a conocer a ninguno hasta el punto de poder analizar su velocidad pero a mi me parecieron bastante majetes. Rutger se ruborizó con las bromas de Gloria, Been sonreía sin parar mientras nos mostraba sus rincones clandestinos y Toon se curró todo un festín con sabor español en su barco de principios de siglo XX, una joya flotante que no resistió la jornada y acabó en explosión, literal, explotó cuando las llaves tocaron el contacto después de la cena, nadie salió herido pero fue un buen susto. Lo siento muchísimo, Toon, de verdad, espero que no fuera por nuestras dotes de navegación improvisadas…



Libreta de viaje. Página seis.

Descubrimos el Día de la Reina, el fiestón nacional donde casi todo está permitido. ¿Llevas algo naranja? Nadie sale a la calle hoy sin algo Orange, como la Casa Real Holandesa. Y es que hoy es su día. Se celebra el cumpleaños de la Reina Juliana. Y todo el mundo está en la calle. Los holandeses no tienen muchas fiestas pero las que tienen las disfrutan como nadie: mercadillo libre, rockeros de diez años, chicas tras los cristales, bañistas improvisados, turistas despistados, música, fiestas flotantes y naranja, mucho naranja. Diana se portó como una perfecta anfitriona, incluso en las situaciones más embarazosas.



Libreta de viaje. Página seis. Anotaciones sueltas.

Gesseler es la palabra. ¿Se escribe así? Ellos la utilizan para casi todo. Significa algo así como "acogedor": "Me encanta acurrucarme en el sofá para ver una peli, es gesseler", "ayer estuve en una fiesta muy gesseler", "eh, tu amigo es gesseler"… Bueno, pues ellos sí son gesseler. Aquí miran de frente, y sus ojos son acogedores. No importa cómo vistas, cuál sea tu acento o a qué te dediques… Son tolerantes. Y la tolerancia cruza por el barrio Rojo y entra en los coffeshop, pero va mucho más allá. Por algo tiene fama de ser la ciudad más tolerante del mundo.

Me gusta Ámsterdam. Es una ciudad perfecta para pasear, descubrir, conocer, sentir, mirar y sonreír… sobre todo sonreír… El tiempo vuela entre restaurantes argentinos y magdalenas de chocolate. Y, además, nos ha hecho sol. Creo que le hemos robado una semana al calendario de verano.

Y con este tiempazo, no podíamos dejar la ciudad de las bicis, sin alquilar una. Tres horas, seis euros. Orange Rental. En un callejón escondido con mucho rollo. Me gusta este tipo. Nos recibe con una sonrisa. Como muchos holandeses, nos suelta alguna palabra en español. Les encantan los idiomas. Gabi paga y deja su dni. ¿Sabremos volver? Seguro. ¿Seguro? Son las cinco y pico y estamos saliendo de Abraxas, una cafetería muy gesseler… -"Hasta pronto, Sedat, nos veremos en Madrid". ¿Era por aquí? ¿A qué hora sale el vuelo? Oh, oh…

Libreta de viaje. Sin tiempo para anotaciones.

Hora de volver. Justitos de tiempo…Sólo unos minutos para algún regalito de última hora… ¿Alguien sabe dónde puedo comprar un sobre acolchado? ¿cómo se dice sobre acolchado en holandés? Menos mal que el taxista pilló al vuelo el "we have no time". Aeropuerto de Ámsterdam. Y te preguntas si ese piloto no era el mismo tipo que viste anoche en el Coffeshop, en el único coffeshop que visitamos por estricta exigencia de grabación: -"Buenas tardes, caballero, ¿y esos ojillos que trae? Son de leer, claro, seguro que anoche no pudo parar hasta acabar el librillo…". Gabi (es mi compi, más majo…) me enseña un truco para confiar en un buen despegue y aterrizaje: -"Piensa en una bola energética blanca que se cierra alrededor del avión."- "¿Bola energética? ¡Pero si el piloto va fumado!" Perfecto aterrizaje. Igual el del coffeshop era su hermano.

Españoles en el Mundo


Laura, Luis, Belén, Tirma y Lucía son los reporteros de 'Españoles en el mundo', el programa de TVE que busca a nuestros compatriotas allá donde estén.
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