El habitual desafío de los Weinstein
lunes 21.ene.2013 por Juan Herbera 2 Comentarios
Vivimos semanas muy intensas en que las películas que optan a los Oscar acaparan buena parte de la atención del mundo que rodea al cine, ya sea por el protagonismo que adquieren en los medios de comunicación o por los comentarios entre los espectadores. Nombres ilustres llaman la atención sobre manera: Steven Spielberg, Ang Lee, Daniel Day-Lewis, Quentin Tarantino, Hugh Jackman, Michael Haneke, Naomi Watts...Algunos de ellos son leyenda viva de estos premios tan llamativos. Pero si hay alguien que a lo largo de los años se ha especializado en conseguir nominaciones y estatuillas doradas como quien colecciona chapas de cerveza esos son los hermanos Weinstein.
Muy conocidos en el mundo de Hollywood, no lo son tanto para los espectadores de a pie. Sirva como presentación que fueron los fundadores de la productora y distribuidora independiente más reconocida de la historia contemporánea, Miramax, bajo cuyo amparo multitud de actores, directores y demás profesionales del sector, lograron sus primeros éxitos, sus reconocimientos y relanzaron su carrera profesional. También hay sombras en su curriculum pero hoy nos centraremos en su luces, aunque sólo sea por las fechas próximas a la entrega de los Oscar en que nos encontramos.
Si echamos un vistazo a la lista de candidatas por títulos, Lincoln y La vida de Pi encabezan, distanciadas, el ranking con 12 y 11 nominaciones respectivamente. La de Spielberg es una producción de Dreamworks de la que también participa Fox, productora, a su vez, de la película de Ang Lee. Tras ellas, El lado bueno de las cosas, una producción de la compañía de los dos hermanos, la independiente The Weisntein Company, con ocho candidaturas que superan las siete nominaciones recibidas por el musical de Universal, Los miserables. En el mundo de los grandes estudios, una vez más, se cuelan los Weinstein.
Si observamos el resto de títulos con aspiraciones vemos que Django desencadenado opta a cinco estatuillas (igual que Amor, La noche más oscura y Skyfall) y que The master presenta credenciales a otros tres premios. En total, 16 nominaciones a los Oscar 2012. Una vez más, por encima de los grandes estudios (sólo Disney iguala el número de candidaturas pero con cinco películas). Como el año pasado, en que los Weinstein optaban también a 16 estatuillas con cinco títulos y se llevaron la mitad, ocho, entre ellas la que premiaba a The Artist como mejor película por delante de otros ocho títulos, todos ellos llegados de la mano de las majors.
También en 2011 lideraban el ranking de nominaciones: 13 con sólo dos películas de las que se llevaron cuatro premios, siendo uno de ellos, de nuevo, el de mejor película para El discurso del Rey, que se imponía a nueve finalistas más (ocho de las cuales eran producciones de los estudios o de sus filiales). Un año antes volvían a encabezar la lista de candidatos con otras 13 nominaciones para tres películas. De las diez finalistas a mejor película, su apuesta, Malditos bastardos, se quedaba sin el gran premio y se llevaba la única estatuilla que cosecharon entonces los Weinstein (el premio al mejor actor secundario a Christoph Waltz, que este año repite candidatura de nuevo a las órdenes de Tarantino).
Esta tradición viene de lejos, de cuando los hermanos Harvey y Bob regían los destinos de Miramax, empresa que fundaron en 1979 como distribuidora, que pasó a ser también productora en 1989, y que vendieron a Disney en 1993. Doce años más tarde abandonaron The Mouse House para crear la actual The Weinstein Company. Podríamos remontarnos a la ceremonia de 1990 en que Steven Soderbergh estaba nominado al mejor guión por Sexo, mentiras y cintas de video, la película distribuida por Miramax que cambió la forma de explotar las películas independientes en el mercado norteamericano; o a 1996, momento culminante de la productora cuando El paciente inglés se lleva nueve de los doce Oscar a que optaba, incluidos los galardones a mejor película y mejor director. O a 1998 en que Shakespeare in love se alza con siete triunfos sobre 13 opciones, entre ellos el premio a mejor película (la última vez que una comedia lo logró, como ahora lo intentará El lado bueno de las cosas) en la misma gala que Roberto Benigni se lleva el Oscar al mejor actor por La vida es bella.
En 2003 es Chicago la gran vencedora de la ceremonia los Oscar que premiaba los estrenos de 2002, al llevarse seis estatuillas de trece nominaciones, con el premio a mejor película incluido. Pero ese es, también, el año cumbre de Miramax: 31 nominaciones con cinco películas (aparte de lo ya mencionado del musical hubo diez candidaturas para Gangs of New York), dieciocho más que la siguiente productora con mayor número de candidaturas. Miramax volvió a liderar el ranking como compañía con más nominaciones dos años después, el último con los Weinstein dirigiendo la productora, aunque su apuesta, El aviador de Scorsese, se quedó sin los grandes premios a que optaba.
Llegan los años en que la nueva productora, The Weinstein Company, empieza a abrirse camino. Es época de observar a los demás, de asistir a las galas y apaludir a los rivales. Entre ellos, los restos de su Miramax que, en 2007, aún se lleva la gloria con No es país para viejos y sus cuatro estatuillas. Toca esperar el momento de recuperar el protagonismo. The reader empieza a calentar motores en 2009 con cinco nominaciones (se lleva un premio); Malditos bastardos y Nine, en la gala de 2010, acumulan doce candidaturas (aunque sólo arrancan una estatuilla). Miramax ya no es rival, incluso deja de existir. Y entonces llega la ceremonia de 2011 y todo vuelve a donde solía: la compañía de los hermanos Weinstein es, como veíamos al inicio del artículo, la que más nominaciones presenta y la ganadora de la gala con El discurso del Rey como lo fue el año pasado con The Artist.
En definitiva, si yo tuviese nominada una película y, a mi lado, estuviese una producida por los hermanos Weinstein, me asaltarían todas las dudas del mundo. La historia me aconsejaría que no menospreciase ese título, fuese del género que fuese; tuviese al director que tuviese; estuviese interpretada por quien lo estuviese. Seguro que Steven Spielberg (Lincoln), Ang Lee (La vida de Pi) o Tom Hooper (Los miserables), los tres con el Oscar a mejor director en sus vitrinas (Spielberg por duplicado), no las tiene todas consigo cuando piensan que compiten contra El lado bueno de las cosas, una comedia sí (y eso parecería una desventaja), de un director que no pasó de la nominación por The fighter, sin actores principales laureados como algunos de los que ellos sí tienen en sus repartos. Pero saben que, en realidad, compiten contra los Weinstein. Y eso, ellos y todo Hollywood lo sabe, eso, son palabras mayores. La camisa no les cabrá en el cuerpo. Al menos hasta que termine la ceremonia del 24 de febrero.
Martin Pawley dijo
En mi opinión la batalla es LINCOLN contra SILVER LININGS PLAYBOOK. Lleva ventaja Spielberg, pero la de David O'Russell acumula ocho nominaciones y todas ellas son fuertes , incluyendo candidaturas de interpretación en los cuatro apartados, algo que no sucedía desde REDS, a comienzos de los 80. Es una película de actores y la Academia está llena de ellos. No me extrañaría que a los votantes les pareciera demasiado darles un tercer Oscar a Steven y/o Daniel Day Lewis...
Lamotta dijo
Si ocurre lo que dices,supondría un magnífico impulso a las carreras de Bradley Cooper y Jennifer Lawrence.