Lars von Trier: la vida más allá del Dogma

Con 39 años y habiendo dirigido cuatro largomentrajes, el director danés Lars von Trier, establece, junto a su colega Thomas Vinterberg, las normas del denominado manifiesto Dogma 95, el resumen de las cuales establece que las películas debían rodarse en base a valores cinematográficos tradicionales en lo relativo al contenido y evitando el uso innecesario de la tecnología y los efectos especiales. Se dictaron diez reglas de obligado cumplimiento para aquellos trabajos que quiseran recibir la certificación. Diez años más tarde cesaba la actividad del colectivo y de las normas Dogma ante la dificultad de respetar al límite las reglas por parte incluso de su principal instigador, el propio von Trier.

Antes de apostar por esa purificación de la realización cinematográfica, Lars von Trier había rodado una trilogía sobre Europa. La primera parte fue El elemento del crimen (1984) que, en nuestro país, vieron 14.500 personas dejando en taquilla apenas 28.000€. La segunda entrega fue Epidemic (1987), inédita en España, dando paso así a la que cerraba la trilogía, Europa (1991) la cual lograba un cierto reconocimiento de crítica y público que se tradujo en 211.500 entradas vendidas en España para una recaudación de 600.000€.

Cuatro años después de crear su propio estudio (Zentropa) dirigía Rompiendo las olas (1996), con la que lograba un gran éxito entre la industria en forma de reconocimiento y presencia en los grandes eventos cinematográficos: Gran Premio del Jurado en Cannes para von Trier, 2 nominaciones a los Globos de Oro (mejor película dramática y mejor actriz principal) y nominación al Oscar para Emily Watson como mejor actriz principal. En España recaudó 1.348.000€ y fue vista por 392.500 espectadores.

Su primer trabajo bajo la homolgación de Dogma fue Los idiotas (1998). Como exigía una de las normas, su nombre no aparecía en los créditos de la película. Estuvo entre las nominadas a la Palma de Oro en Cannes si bien quedó ensombrecida por el reconocimiento que sí obtuvo, aquel mismo año, Celebración, de Vinterberg (Premio especial del Jurado en el mismo festival), la ópera prima con las reglas del nuevo movimento. En España, Los idiotas recaudó 212.500€ y vendió 56.550 entradas.

No tardó mucho en hacerse con el preciado galardón. Fue con su siguiente trabajo, el drama musical Bailar en la oscuridad (2000) que, además de la Palma de Oro, se llevó el Goya a mejor película europea, las nominaciones al Globo de Oro por mejor canción y a la mejor actriz dramática para la cantante islandesa Björk y la candidatura al Oscar como mejor canción original. Cerraba, asimismo, la segunda trilogía del director danés, la Golden Heart que se había iniciado con Rompiendo las olas y había tenido su continuidad con Los idiotas. En nuestro país presenta los mejores números para trabajos del director hasta la fecha: 429.000 espectadores y 1.809.500€.

La tercera trilogía de von Trier es la dedicada a Estados Unidos. Empezó con Dogville (2003) por la que volvió a estar nominado a la Palma de Oro de Cannes como mejor película. La cinta protagonizada por Nicole Kidman fue vista en España por 265.500 espectadores que generaron una recaudación de 1.308.500€. La segunda obra dedicada al país norteamericano fue Manderlay (2005), que pasó mucho más desapercibida por nuestras salas: 39.000 espectadores y 195.000€. La trilogía se cerrará con el estreno de Washington el próximo año.

Finiquitada la etapa Dogma von Trier probó suerte con la comedia y filmó El jefe de todo esto (2006), con un resultado más bien discreto en la taquilla española: 88.000 espectadores y 482.000€. Golem la había estrenado en marzo de 2007 con 19 copias. Vino después un paso adelante en la generación de polémica, Antichrist (2009), duramente criticada por sus escenas de sexo y violencia explícitas. A pesar de ello, una nueva nominació a la Palma de Oro le cayo al director danés. Con Willem Dafoe como reclamo comercial recaudó 540.000€ movilizando a algo más de 89.000 personas. De nuevo Golem se encargó de la distribución, arrancando en agosto de aquel año en 82 salas. Arrancó con 153.000€ promediando algo menos de 1.900€ por copia.

Abonado como parecía estar a la nominación a la Palma de Oro de Cannes por su trabajo como director, von Trier repitió candidatura con Melancolía (2011). De nuevo se quedó sin premio pero lo obtuvo Kirsten Dunst como mejor actriz. Pero su paso por el Festival de Cannes iba a estar marcado, de nuevo (y esta vez a lo grande) por la polémica. Unas declaraciones suyas en rueda de prensa en que justificaba y comprendía en parte el comportamiento de Hitler (aunque pocas horas después intentó echarse atrás pidiendo disculpas y achacándolo todo a una errónea interpretación de una pregunta de un periodista francés) supuso que fuese considerado persona non grata por la organización del festival lo que conllevó su expulsión del mismo.

En España, Melancolía debutaba el primer fin de semana de noviembre (con los ecos de todo lo sucedido en Cannes ya muy apagados), una vez más gracias a la distribución de Golem, y lo hacía con la misma discreción que su anterior trabajo: 157.000€ con una discreta media de 2.120€ en 74 cines. Su mantenimiento fue claramente mejor y acabó recaudando 671.500€ movilizando a 104.500 seguidores.

Parece obvio que, a pesar de apostar por un cine más puro, como suponía la creación de las normas Dogma (al final sólo uno de sus trabajos se acogió a aquellas reglas), la vida cinematográfica de Lars von Trie iba a sobrevivir. Siempre independiente y siempre polémico ha sido fiel a su estilo y su forma de entender el cine, gustase a más o menos críticos, colegas o público en general. Ahora afronta la que puede ser su obra comercialmente más exitosa. Al menos eso se puede deducir de la larga, cuidada e intensa camapaña de lanzamiento en redes sociales. La fidelidad de Golem no podía fallar y la primera entrega de Nymph()maniac se podrá ver en las salas a partir de mañana, dia 25 de diciembre. La segunda, desde el 24 de enero. Como no podía ser de otra manera, de nuevo la polémica ha saltado al primer plano (más allá del hecho de que una película que, para algunos, roza lo pornográfico se estrene en plenas fiestas navideñas) al desentenderse el director de esa partición de su obra. Dice no reconocerla como suya y sí la versión íntegra (de más de cinco horas) que se comercializará en formato doméstico y, es de suponer, vía internet. Genio y figura.

Comments

[Judit dijo]

Björk no es danesa, sino islandesa.

[Genjuro dijo]

Lo de Dogma yo creo que era una provocación con muy poca intención de cumplirse. Es un director que necesita ofrecer cosas nuevas constantemente, llamar la atención y demás. De hecho, el aplazamiento de la tercera parte de su trilogía sobre Estados Unidos yo creo que respondía a eso, porque "Manderlay" era demasiado parecida a "Dogville" en su dispositivo estético.

[Mepic Aelnies dijo]

Hola Juan
Solo un comentario acerca de este post, Björk no es danesa es islandesa

Saludos y adelante con tu blog

[JaltVader dijo]

Francamente, el post va sobre Trier, por lo que de donde sea Bjork da poco menos que igual. Aquí el tema está en el bochorno que produce un director estrictamente creado para gustar a unos pocos. No tiene personalidad propia.. todo es provocación medida. Es un títere que busca qué hilo automoverse para captar la atención del espectador. Su cine, a veces genial, no merece la pena en la mayoría de las ocasiones. Y si con "Melancolía" daba muestras de volver a recuperar una creatividad que perdió en "Anticristo", con su nuevo film firma un bodrio que amenaza con ser dos, al dividirse. Y no, él no se ha puesto en contra de esa división. Mejor que el espectador pague dos veces. Vergonzoso.