Phenomena: pasión por el cine como experiencia única (I)
lunes 14.sep.2015 por Juan Herbera 1 Comentarios
Pocos aficionados al cine en nuestro país deben desconocer Phenomena. Empezó siendo algo esporádico, itinerante y hoy es una realidad estable en Barcelona. Le pedí a su impulsor, Nacho Cerdá, que me concediera unos minutos para indagar en los detalles del proyecto. Me los concedió y aquí está el resultado.
Nacho Cerdá es un apasionado del cine desde que era pequeño; alguien fascinado por lo emocional, no atraído por el lado mercantilista sino por una necesidad vital, por compartir emociones.
Inició estudios de periodismo y estuvo en la Escuela de Cine de Los Ángeles (USC). Orientó su dedicación profesional a la producción y a la dirección y en 1998 vio como su corto Génesis era nominado a los premios Goya. En colaboración con Filmax rueda su primer largometraje, Los abandonados (2006) (de la que también era guionista), que logró distribución norteamericana de la mano de LionsGate. Posteriormente se encargó, entre otros trabajos, de la segunda unidad de Red lights, la película dirigida por Rodrigo Cortés en 2012.
Desde su infancia, con el paso de los años, Nacho se fue desencantando en la forma de ver el cine, comprobando cómo se perdía el ritual del cine como evento. Dejaba de emocionarse como espectador. Quería recuperar un cine de pantalla única en Barcelona (agonizantes durante años) y se propuso alquilar uno de ellos para ofrecer aquellas películas que para él habían sido importantes, como cinéfilo, y que hoy en día ya no se podían ver.
Sus referentes eran aquellos cines de reestreno, de barrio o centros parroquiales donde se exhibían programas dobles.
Todo ello se tradujo en la primera sesión de Phenomena, el 16 de diciembre de 2010, en el cine Urgel de Barcelona a la que asistieron (asistimos) 1.400 personas para visionar Tiburón y Alien: el octavo pasajero.
Durante aquella primera temporada había un evento similar cada mes. En la segunda, todavía en el mismo cine, se aumentó la frecuencia y se incorporaron a los programas dobles algunas maratones.
La tercera temporada, además de la de cambio de sede en Barcelona, fue la de la expansión, con presencia en Madrid y un tour puntual, acordado con Cinesa, que llevó la experiencia puntual de Phenomena a catroce ciudades en todo el país.
La marca Phenomena se había consolidado, era un referente entre el público. Pero Nacho no quería que se identificase Phenomena con una reivindicación nostálgica. Su proyecto quiere ser una mirada hacia el futuro, una reformulación de antiguos esquemas con las ventajas que aporta la tecnología actual y teniendo muy presente los nuevos hábitos de consumo de los espectadores.
Para diversificar la programación como Nacho entendía que debía ser la oferta de Phenomena de cara a su tercera temporada se precisaba más un local en Barcelona. Se identificaron tres tipos de películas: los blockbusters, que precisaban un gran aforo; las películas medias, tipo ciclos de musicales, especiales de Halloween, etc. y el cine clásico más propio del público llamado cinéfilo. El Palacio de Congresos, el cine Comedia y los Cinemes Girona fueron las sedes de cada uno de ellos.
No había una programación estable; se iban programando eventos alternos en uno u otro de los escenarios. Se estaba probando si había público suficiente para atender esa diversificación. El resultado debió entenderse como satisfactorio porque lo siguiente que vino fue la búsqueda de una sede estable, en Barcelona ciudad, donde poder ofrecer esa diversidad de contenidos de forma permanente, no esporádicamente como en los años precedentes.
El local elegido fue el antiguo cine Nápoles. Hubo seis meses de estudios económicos y arquitectónicos y otros seis meses de obras. Se reconvirtieron sus dos salas en una única, con más de 400 butacas, con la excelencia técnica como objetivo irrenunciable.
La decoración iba a ser, también importantísima: la película empieza al cruzar la puerta de entrada (esa es la filosofía de Phenomena). Y, en consecuencia con toda esa mentalidad, había que apostar por una política de trato familiar con el espectador.
Desde sus inicios, Phenomena había apostado por una gran presencia en las redes sociales. “Internet no es el Satán de la exhibición!!”, enfatizaba Nacho. El público de Phenomena es, en buena medida, el internauta, si bien ahora, con una sede estable, se ha ampliado el target.
Phenomena, por tanto, no es solo un contenido. Es una filosofía de cómo ver cine.
La programación es heterogénea, combinando blockbusters de los últimos cuarenta años con clásicos de épocas anteriores y estrenos de actualidad, que se iniciaron con Mad Max: furia en la carretera, que cosechó un rotundo éxito comercial.
La relación de Phenomena con las majors es muy buena. Los resultados que ofrece esta sala son diferentes, el comportamiento de las películas es distinto al que se da en la exhibición convencional. Películas como Blade Runner, Interstellar o 2001: una odisea del espacio, estrandas en Phenomena semanas después de la apertura nacional, han logrado porcentajes de ocupación que no han bajado del 95% en el conjunto de todas las sesiones (alternas en la mayoría de casos) en que se han exhibido. El caso de Blade Runner es especialmente ilustrativo: mismo número de espectadores en cuatro sesiones en Phenomena que otras tres salas de Barcelona en cinco días a tres pases por día en cada una de ellas.
En el artículo del próximo lunes continuaremos con la entrevista a Nacho Cerdá abordando los pros y los contras extraídos de éstos primeros meses de funcionamiento, objetivos de futuro y cómo ve el máximo responsable de Phenomena su papel innovador en un mercado como el español, con las reglas de funcionamiento que le caracterizan.
JaltVader dijo
Me alegro por Nacho Cerdá, y sobre todo por los que pueden experimentar esa sensación tan "ochentera" del cine-evento.