Estamos al final de una temporada intensa, apasionante y el cuerpo empieza a pedir desesperadamente vacaciones. Pero antes de hacer las maletas, todavía nos quedan tres semanas de emociones: dos en Liga y la Final de la Champions.
Lo primero, es de justicia, felicitar al campeón, al F.C. Barcelona, por su tercera Liga consecutiva, noveno título de la era Guardiola, y con el triplete a tiro –también conquistó la Supercopa de España-. Ha sido otra temporada mágica, marcada más que nunca por un carrusel de clásicos inolvidable. La hegemonía del Pep Team continúa, lo dicen los números y los títulos, pero no sería justo olvidar a un gran Real Madrid que ha hecho aún más grande a este Barça. Los blancos piensan en el pichichi de Cristiano y en la próxima temporada.
Este año, por momentos, han conseguido neutralizar y superar al que para muchos es el mejor equipo de la historia. Y a la vista, nuevo capítulo, la temporada que viene, con la Supercopa de España con otros dos clásicos para abrir boca. Y por encima de los goles y las polémicas, el ejemplo de Eric Abidal que nos recuerda que el fútbol es sólo eso, un juego, un deporte.
A falta de dos jornadas, siguen en el aire tres plazas rumbo a Europa por las que luchan Athletic, Sevilla, Atlético y Espanyol. Año agitado también para muchos de ellos. Quique Sánchez Flores y el Atlético protagonizan un divorcio de esos que dejan mal sabor de boca. La guerra Forlán-Quique no es buena para el fútbol que otra vez tiene muy poca memoria. Hace un año ambos eran los héroes del título de la Europa League conquistado ante el Fulham con dos goles del uruguayo. "La unión hace la fuerza", dijo aquél.
Pero esta Liga también está siendo dramática por lo que sucede de mitad de la tabla para abajo. Y, aunque queda mucho para Halloween, el fantasma del descenso acecha a media España. Falta por decidir un billete que nadie quiere y que conduce al descenso en ese vagón de cola que ya encabezan Almería y Hércules. Hay 9 equipos implicados a falta de 6 puntos y una salvación que a este paso va a costar sangre, sudor y lágrimas. La otra cara, la del ascenso de Segunda a Primera nos deja la alegría del Betis de Pepe Mel que regresa donde siempre debió estar y, salvo sorpresa mayúscula, le acompañará un épico Rayo Vallecano que se ha ganado el reconocimiento de todos por su fútbol y su profesionalidad infinita.
Lo dicho, reservad fuerzas, porque esto aún no ha acabado. Nos quedan tres semanas para disfrutar de un deporte que no deja de sorprendernos. Después, cuando estemos en una paradisíaca playa, seguro que lo echaremos de menos y contaremos las horas para que empiece de nuevo a rodar el balón.
Por MARTA SOLANO