Las mujeres piden más presencia del fútbol femenino en Europa
domingo 10.jul.2016 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Para muchos europeos, el fútbol simboliza la masculinidad.El deporte se presenta a menudo como una actividad de socialización de los hombres, de la que se excluyen, o se autoexcluyen, las mujeres. Sin embargo es el deporte que más europeas practican y en algunos estudios se considera que son "el futuro del fútbol", por su potencial crecimiento, principalmente porque los márgenes de progresión entre los hombres son más limitados.
"El fútbol es para hombres y no para mujeres", este estereotipo sexista está presente en muchos niveles: entre el público, en los medios de comunicación y en los círculos de toma de decisiones. El fútbol femenino contó con una importante número de jugadoras durante la Primera Guerra Mundial, sobre todo en Francia y Reino Unido. En 1920, los equipos de Dick Kerr y Saint Helen se enfrentaron en Liverpool ante más de 53.000 espectadores. Un éxito que alarmó a las autoridades futbolísticas y al año siguiente se prohibió que las mujeres jugaran en cualquier campo del Reino Unido. Una decisión que siguieron otros países, lo que llevó a que perdieran influencia en los organismos internacionales. En las últimas décadas las instancias más importantes de este deporte han convertido en prioritario el desarrollo del fútbol femenino.
En 1960 la UEFA recomendó a las ligas nacionales que lo potenciarán. Aún así, medio siglo después, todas las competiciones, desde las ligas, hasta los campeonatos internacionales, mantienen la hegemonía masculina. En los últimos 30 años, ha aumentado el número de jugadoras, principalmente en Dinamarca, Reino Unido, Francia, Alemania, Suecia y Holanda. En 2014 había más de un millón en todos los países inscritos en este organismo deportivo. De los tres deportes mayoritarios, el 56% de las jugadoras practican fútbol, 28% volleyball y 26% balonmano.
Francia acogerá en 2019 el Campeonato del Mundo femenino, en 1995 Noruega fue la sede y en 2011 Alemania. Noruega ha ganado este campeonato en 1995 y Alemania en 2003 y 2007. También se disputarán partidos en las Olimpiadas, aunque las audiencias televisivas son menores que las competiciones masculinas. En el Mundial de 2011, las audiencias medias fueron de 13 millones de espectadores por partido, aunque unos 250 millones vieron al menos 20 minutos y 408 millones, tan solo 3 minutos. Curiosamente, a más de la mitad de las europeas no les interesa para nada el fútbol femenino, si a eso se añade que la asistencia a los estadios es muy limitada y a las televisiones no les atrae un deporte minoritario, por lo que no lo potencian, acaba convirtiéndose en "un pez que se muerde la cola".
El último mundial, celebrado en 2015 en Canadá, donde Estados Unidos se proclamó campeona por tercera vez, se convirtió en un evento de clara progresión ascendente, aumentando significativamente el seguimiento por televisión, la asistencia a los estadios y la repercusión mediática, sobre todo en los medios digitales y redes sociales, lo que podría ser un buen inicio para atraer mayor inversión hacia el futbol femenino mundial.
Este deporte tiene también un techo de cristal para las mujeres. Por ejemplo, el segundo lugar más importante de la Asociación de Fútbol de Francia lo ocupa Brigitte Henriques y solo una mujer pertenece al comité ejecutivo de la UEFA (Karen Espelund). En 2015, Sandra Schwedler fue elegida presidenta del FC St Pauli, la única mujer en ocupar actualmente un puesto importante en un club profesional en toda la Unión Europea. También es muy limitada la participación femenina en otras instancias futbolísticas, como entrenadoras o árbritos. Actualmente hay unas 21.000 entrenadoras en la UE, pero únicamente el 16% de ellas entrena equipos femeninos, y los masculinos solos son entrenados por hombres, a excepción de Corinne Diacre, que ha dirigido esta temporada al Clermont, un equipo de la segunda división de fútbol de Francia. De las 7.461 árbritros de la UEFA, la mayoría son alemanas, italianas o británicas. En Francia hay 27 y en España 15. Son pocas, pero en varios países ya hay mujeres arbitrando partidos de las tres principales divisiones de fútbol masculino.
Un estudio de la Unión Europea concluye que, aunque cada vez hay más mujeres interesadas en practicarlo o ser simples espectadoras, la igualdad en el fútbol todavía está muy lejos de conseguirse.