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El Mediterráneo unido en Tarragona por el deporte

    sábado 30.jun.2018    por Ángela Gonzalo del Moral    0 Comentarios

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Los griegos eran fanáticos del deporte. Todos los años celebraban por lo menos un gran acontecimiento deportivo, al que asistían miles de espectadores que, en muchos casos, como ocurre hoy en día, habían recorrido largas distancias.

Los juegos Panhelénicos, que se celebraban en Olimpia, Delfos, Istmia y Nemea, atraían hace casi 3.000 años a los mejores atletas. La competición deportiva más famosa era la celebrada cada cuatro años en Olimpia. Su primera edición fue en el año 776 a.C. y se continuó celebrando durante más de mil años. El premio en Olimpia, era una simple corona de ramas de olivo, pero los ganadores eran considerados héroes y esa victoria proporcionaba fama de por vida. En el resto de competiciones los vencedores podían conseguir grandes premios, ya fueran materiales o bien fama y prestigio. Los acontecimientos deportivos atraían a grandes multitudes y constituían una de las principales formas de entretenimiento.

Casi 600 años más tarde, los romanos fundaban Tarraco, una de sus primeras ciudades en la península Ibérica,  en aquella época base militar para las tropas romanas que luchaban contra los cartagineses. Aquel campamento fundado por los hermanos Escipión llegó a ser la capital de la Hispania Citerior, como denominaban a la provincia que ocupaba la mitad norte de Iberia. Este verano, ha acogido los XVIII Juegos Mediterráneos.

Juegos Mediterráneos, una complicada historia

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En 1951, la ciudad portuaria de Alejandría, en el delta del Nilo, fue la primera en acoger los juegos Mediterráneos. Tarragona, cerca del delta del Ebro, ha sido la última y ha reunido a unos 4.000 deportistas de 25 países de esta cuenca marítima, que conecta tres continentes. Europa es el que más deportista aporta, con 17 delegaciones, todos los países ribereños del norte, más Andorra, San Marino y Portugal. Turquía, Líbano y Siria son los tres países asiáticos que forman parte de los juegos y Argelia, Egipto, Libia, Marruecos y Túnez, conforman las delegaciones africanas. 

El emblema son tres aros olímpicos de color blanco, sobre fondo celeste, entrelazados y difuminados en la parte de abajo. Simboliza los tres continentes, el azul luminoso del clima Mediterráneo y el agua del mar.

Las 31 disciplinas se han disputado en 16 sedes diferentes, todas de la provincia de Tarragona, excepto la hípica, que se ha disputado en Barcelona. El medallero continua liderado por cuatro de los cinco países más poblados de la zona: Italia, Francia, España y Turquía. Más de 800 millones de personas. En esta edición el país que más deportistas ha inscrito ha sido Italia con 419, seguido de España, con 396, Turquía 350 y Francia 310.

El impulsor de los juegos fue Mohamed Taher Pacha, presidente del Comité Olímpico de Egipto, al que se le ocurrió la idea durante las Olimpiadas de Londres 1948, con el ánimo de promover la paz y la unión a través del deporte. Algo que todavía sigue presente, según el alcalde de Tarragona, Félix Ballesteros. Tradicionalmente en los juegos no suelen participar las grandes figuras, lo que facilita que surjan futuras promesas, aunque también es cierto, que eso los hace menos atractivos para el gran público. 

Ciudades históricas como Alejandría, con su famosa biblioteca, Esmirna, Nápoles, Beirut o Túnez han acogido esta competición.... Entre ellas hay tres ciudades españolas: Barcelona, Almería y Tarragona. La próxima edición se celebrá en la ciudad argelina de Orán, en 2021.

Desde que se iniciaron los juegos, hemos visto independizarse países como Marruecos, Túnez, Argelia, nuevos países como los que surgieron de la exYugoslavia Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia y más tarde Serbia-Montenegro o la República de Macedonia. Curiosamente Siria, ha participado con tres nombres diferentes. Israel es el único país ribereño que no ha participado nunca vetada siempre por los países árabes.

Tarracus, la mascota que une el pasado y el presente

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Además de los deportistas, la otra figura de este acontecimiento deportivo ha sido Tarracus, un pequeño legionario de ojos grandes y sonrisa perenne, que surgió de un concurso popular con los alumnos de escuela primaria de la provincia, perfilado más tarde por el dibujante francés Jean Jullien. El emblema de la competición reúne los elementos más identificadores de esta historica ciudad: lleva un casco romano, ataviado con un pañuelo de casteller y a través de  azul y el amarillo, colores que evocan el mar y la muralla, el azul y el amarillo.

El Mediterráneo es un lugar de encuentro, un espacio de creación y de intercambio de ideas, culturas, personas e historia. Un mar que se ha convertido en símbolo de la unión entre culturas y civilizaciones, a pesar de sus diferencias y de que no siempre fue un lugar de paz. Tarragona, la vieja Tarraco, Patrimonio de la Humanidad ha sido testigo de ello. Una ciudad abierta, receptora de civilizaciones que ha demostrado la riqueza que supone compartir todo el saber humano.

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Tarracus nos acompaña para conocer esta ciudad Patrimonio de la humanidad, de unos 130.000 habitantes, a través de sus ruinas romanas y medievales, edificios modernistas y playas urbanas. En la colina de los dioses una maqueta nos permite adentrarnos en aquella capital romana con el templo, el foro, el circo, el pretorio y las cáveas suterráneas. La ronda de Caputxins, nos acerca al teatro y el ayuntamiento de la época, el denominado foro local. De tiempos más modernos, es la catedral gótica con el retablo mayor dedicado a santa Tecla, de alabastro. En las calles aledañas encontramos la judería y el mercado municipal modernista, restaurado hace pocos años. Al final de la Rambla Nova, está el emblema de la ciudad, el balcón del Mediterráneo, hasta ahora alejado de la playa del Miracle, pero que las inversiones ligadas a los Juegos han permitido construir una pasarela, que acerca el centro histórico a las 8 playas que rodean la ciudad.

Otro punto de atracción es el barrio marinero de El Serrallo y el Museo del Puerto, que acerca al visitante la historia marinera de la ciudad. Cerca del Serrallo está la Necrópolis paleocristiana. Pero no todo es historia antigua. La ciudad mediterránea tiene sus puntos de movida en las plazas del Forum, de la Font o la Rambla. Y otra cita anual casi obligatoria son los espectáculos de Tarraco Viva, en mayo o Tarragona Historia Viva, que se celebran en agosto en el Pretorio, las cáveas del circo o el anfiteatro, con el azul del mar a la vista.

@angelaGonzaloM
@Viaje a Itaca

Categorías: Deportes

Ángela Gonzalo del Moral   30.jun.2018 17:16    

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