Centenario de la UGT y los retos del mundo laboral
lunes 13.ago.2018 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
La Unión General de Trabajadores, ha celebrado en agosto 130 años de existencia, es el segundo sindicato europeo más antiguo. El año que viene, la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, celebrará su nonagésimo aniversario.El sindicato español participó activamente en la creación de este organismo de Naciones Unidas. Dos efemérides que nos obligan no a mirar al pasado, sino al futuro del sindicalismo europeo y sus retos ante un cambio global, que por primera vez no se limita a un solo país o varios países, sino que afecta a cuestiones fundamentales del mundo del trabajo.
"A lo largo de su existencia ha vivido muchos años de victorias y decepciones", dice el presidente de la CES, (Confederación Europea de Sindicatos), refiriéndose al sindicato español, "pero ahora todos nos enfrentamos a otros problemas como el dumping social y la emigración, unos retos que debemos trabajar conjuntamente".
La CES agrupa a 81 organizaciones de 36 países y a 12 federaciones sindicales europeas, con un total de 60 millones de afiliados.
La larga y profunda crisis económica que han padecido los trabajadores de la mayor parte de países de la Unión Europea, ha sometido a las organizaciones sindicales a una importante presión, donde su estatus como uno de los pilares del modelo social europeo se ha visto socavado por la globalización y el neoliberalismo económico.
"Los desafíos son diferentes, pero la solución es la solidaridad, igualdad y democracia. Después de los años de neoliberalismo, el sindicalismo está más fuerte que nunca", señala un optimista Rudy de Leeuw.
Pero ni los europeos son homogéneos, ni sus países, ni sus economías, ni mucho menos sus sindicatos. La diversidad entre regiones es muy notoria. La mayoría de los países nórdicos poseen sistemas de relaciones laborales basados en compromisos institucionalizados entre estas organizaciones y el empresariado. Poseen importante sistemas de protección, con seguros de desempleo voluntarios, administrados por los sindicatos y subvencionados por el Estado. Eso hace que tengan los niveles más altos de sindicalización de Europa.
Estos datos han sido recogidos por un reciente estudio del Instituto Sindical Europeo, que también recoge que los países mediterráneos, con una fuerte presencia de movimientos sindicales ideológicamente divididos y unas relaciones laborales muy complicadas. Eso comporta que los acuerdos laborales dependan más de la legislación que de la negociación colectiva.
En la Europa central, con larga tradición de diálogo social, suelen asumir la negociación colectiva como base de los acuerdos del sistema laboral, con fuertes comité de empresas. En Irlanda y Reino Unido, los países anglófonos, cuentan con legislaciones débiles sobre empleo y derechos sindicales, y los sindicatos no se organizan ideológicamente, sino por ocupaciones y sectores industriales. En los países del Este, el Estado sigue teniendo un papel dominante, aunque ha disminuido en los últimos años.
Hasta finales del siglo XX, el sector industrial y el de la administración pública, fueron los grandes baluartes de las organizaciones sindicales europeas. Con la movilización de sus trabajadores conseguían un gran impacto en la calle y en las mesas de negociación. Pero las privatizaciones y el desmantelamiento de las grandes industrias, comportaron una drástica reducción de empleo y por lo tanto una importante disminución de afiliados.
Recientemente en España, el director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, cuestionaba que la globalización vaya a funcionar, "porque el mercado necesita una regulación internacional".
El mundo del trabajo está en continua y rápida transformación. Para el máximo responsable de la OIT, hay varios factores que promueven esa dinámica. La innovación tecnológica, la lucha contra el cambio climático, la transformación productiva y la demografía.
Guy Ryder, cree que las nuevas tecnologías no van a decidir el trabajo del futuro, y que el cambio climático, también impactará en los empleos. La demografía, afectará de manera diferente a los países del norte, que a los del sur. Mientras los primeros envejecen, estos últimos, siguen teniendo un crecimiento de población muy importante. Unos necesitarán trabajadores y a los otros les sobrará mano de obra.
130 años después del nacimiento de la UGT, la crisis económica ha puesto de manifiesto la ausencia de un movimiento sindical europeo e internacional fuerte y organizado, que responda a la nueva economía del siglo XXI. Una economía que se ha globalizado y que ha ganado el pulso a la política.