Final de la Supercopa en Tánger, una ciudad cosmopolita en pleno auge económico
lunes 6.ago.2018 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Tarifa y Tánger están a tan solo 40 kilómetros de distancia. Una ciudad y otra se miran y se relacionan, aunque durante décadas vivieron de espaldas. Tánger era, y todavía lo es, el horizonte de Tarifa. La ciudad más importante del norte de Marruecos es la más europea del país alauita y durante años fue un hervidero de espías, nómadas, charlatanes, contrabandistas, diplomáticos, estraperlistas, bohemios y artistas. Entre 1923 y 1956, cuando fue Zona Internacional vivió en un limbo de libertad y efervescencia cultural.
Hoy vuelve a la actualidad, ante la celebración de la final de la Supercopa de España entre el FC Barcelona y el Sevilla, que tras algunas diferencias han aceptado disputar el enfrentamiento a un solo partido y fuera de nuestro país. La primera vez que eso ocurre. La Real Federación Española de Fútbol ha escogido a esta ciudad del norte de África, que siente una pasión especial por el balompié internacional, y sigue con atención el desarrollo de la Liga española. Si alguna vez habéis viajado a Marruecos, seguro que os han preguntado si sois del Barça o del Real Madrid y os han hablado de las grandes estrellas de los dos equipos. Pero ¿cual ha sido la historia de Tánger en el último siglo, su relación con Europa y con España? Esta ciudad en pleno desarrollo económico se ha convertido en un importante competidor principalmente para Andalucía, una comunidad que mantiene unos estrechísimos lazos con el país norteafricano, y que ha desarrollado importantes acuerdos de cooperación cultural, económica y social.
Tánger, Protectorado europeo
Convertida en la perla del norte, esta ciudad ha mantenido siempre una intensa relación con Europa, que se intensifica cuando la administración de la ciudad fue compartida por varios países, lo que supuso el funcionamiento de oficinas de correo francésa, española, británica e italiana y el uso de hasta cinco monedas diferentes. En el ámbito educativo funcionario liceos francés e italiano, colegios español e inglés y centros franco-musulmán y franco-israelí. Todos tuvieron un lugar común, el cementerio, en la actualidad casi abandonado y ni muestra de lo que fue.
En 1909 habitaban unos 9.000 europeos, que en 1923 eran 15.000 pero al finalizar la II Guerra Mundial llegaron miles de refugiados, y en 1956, año de la independencia de Marruecos, vivían 42.000 europeos.
El protectorado comenzó en 1923 con la firma del Estatuto de Tánger, convirtiendo la ciudad y la región en una zona internacional controlada por España, Francia y el Reino Unido . En 1928 se unió Italia y posteriormente Portugal, Bélgica y Holanda. La Asamblea legislativa internacional, que controlaba las leyes de la zona, estaba formada por 6 musulmanes, cuatro franceses y cuatro españoles, ingleses, italianos y judíos ostentaban 3 cada uno y Bélgica, Holanda, Portugal y Estados Unidos, tenían un representante por país.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial y coincidiendo con la entrada de las tropas alemanas en París, el 14 de junio de 1940, España invadió la ciudad con la ayuda de las tropas locales, y las retiró tras la derrota del nazismo en 1945, devolviendo la ciudad a su estatus anterior. Durante ese período estuvieron suprimidos todos los órganos internacionales recogidos en el estatuto de 1923. Tras la victoria de Franco, llegaron desde España 40.000 exiliados.
En 1957, el rey Mohamed V visitó la ciudad, que en 1960 se incorporó al recién creado reino de Marruecos. A pesar de ese magnetismo internacional, el escritor tangerino Anouar Majid decía que este grupo heterogéneo de expatriados apenas si tuvieron impacto en la vida de los ciudadanos de Tánger. Majid explica que "la comunidad de occidentales prácticamente no salía de sus esferas particulares, nunca aprendieron la lengua y utilizaron la ciudad como escenario exótico de sus preocupaciones del Primer Mundo".
Tánger, ciudad literaria
Al calor de su cosmopolitismo y su estatus de ciudad libre, numerosos escritores de todo el mundo sintieron fascinación por fijar su residencia permanente o temporalmente. El más conocido es Paul Bowles, que escribió "El cielo protector", que vivió en la residencia San Francisco, frente al consulado de España. Pero también rastrearon, disfrutaron y descubrieron el exotismo otros escritores y artistas como Roland Barthes, Truman Capote, Gertrude Stein, Margueritte Yourcenar Paul Bowles, Tennessee Williams, William Burroughs, Jean Genet, Allen Ginsberg, Juan Goytisolo, Tahan Ben Jelloun, Henri Matisse, Mariano Fortuny o Jack Kerouac.
Considerado el más grande de los escritores marroquíes, Mohamed Chukri escribió "El pan a secas", "Zoco Chico" o "Rostros, amores y maldiciones" y recogió en varios libros las experiencias de los escritores internacionales que vivieron en la ciudad con obras como "Tennesse Williams en Tánger", "Jean Genet en Tánger".
Especialmente importante fue la relación de escritores españoles con la ciudad. La sevillana Rocío Rojas-Marcos, acaba de recoger en su libro Tánger, segunda patria, las experiencias de escritores como Carmen Laforet, Ramón Buenaventura o Ángel Váquez... Unos nacieron en España y se sintieron atraídos por ella, otros nacieron allí, pero todos describen 'su' ciudad en español.
Rocío Rojas-Marcos, autora también de Tánger, la ciudad internacional, recuerda como la literatura ha mitificado esta ciudad y la relación que tuvieron con la ciudad numerosos escritores españoles como Eduardo Haro Tecglen o Carmen Laforet.
La ciudad norteafricana evoca libertad, exotismo, sensualidad, efervescencia, cosmopolitismo, algarabía. Algunos de los autores que han sido atraídos por alguna de esas características han sido Cristina López Barrio, que escribió "Niebla en Tánger", con la que fue finalista del Planeta, en 2017. Hace 20 años, el tangerino Ramón Buenaventura, nos describía la historia de León Aulaga en "El año que viene en Tánger", Arturo Pérez Reverte, recogió historias de espías en "Eva" (serie Falcó), Alfonso Armada, escribió "Fracaso en Tánger"; Antonio Lozano, "Un largo sueño en Tánger"; María Dueñas, "El tiempo entre costuras"; Ángel Vázquez, "La vida perra de Juanita Narboni"; Iñaki Martínez, "La ciudad de la mentira"; Lorenzo Silva, "Del Rif a Yebala"; Boris Izaguirre, "Un jardín al norte", Eduardo Jordá, "Tánger"; Javier Valenzuela, "Tangerina"; Sergio Barce, "La emperatriz de Tánger".... Queda clara, pues, la intensa relación cultural que ha existido en el último siglo entre la ciudad y España, destacando uno de los centros culturales más importantes, El teatro Cervantes, e incluso hubo una plaza de toros, donde asistían los toreros más destacados del momento. En 2016, el gobierno marroquí, la declaró monumento histórico nacional. Un edificio, que tras la última corrida en octubre de 1970, pasó a ser un ring de boxeo, una sala de eventos artísticos y culturales, un banco y hasta un centro de internamiento de inmigrantes subsaharianos.
Tánger, Eldorado del norte de África
Durante los últimos años la ciudad ha vivido una grave crisis económica, pero con el proyecto Tánger 2020, se ha convertido en el nuevo Eldorado de empresas francesas y españolas, principalmente. En los últimos años crece a un ritmo del 20% anual y su economía aporta el 10% del producto Interior bruto del país, y ha duplicado su población hasta los dos millones de habitantes, con unos salarios medios de unos 300 euros al mes. Se ha convertido también en el centro del consorcio Renault-Nissan, impulsor del Automotive City, el denominado ecosistema Renault, un área industrial de nueva creación con empresas auxiliares en el que se han instalado otras multinacionales francesas, o de otros países como Siemens o Valeo. También Boeing, quiere crear su propio ecosistema, que supondría la creación de 120 empresas proveedoras. Y hay otras tantas que sirven componentes a la canadiense Bombardier o la europea Airbus.
Se ha remodelado el paseo marítimo de cinco kilómetros de largo y su puerto, Tánger Med, se ha convertido en uno de los más activos del Mediterráneo, además junto con España es clave en la autopista marítima del estrecho de Gibraltar. Situado a 40 kilómetros de la ciudad y a 20 de Ceuta, se ha convertido en el gran competidor de Algeciras y es el mayor transbordador de África conectado a unos 170 puertos de 66 países. Se sitúa en la decimosexta posición mundial en conectividad y por sus muelles pasan unos 5 millones de grandes contenedores. A su alrededor se han instalado unas 800 empresas. Para muchas personas, todo eso ha comportado que Tánger pierda parte de su atractivo histórico, pero es el precio que hay que pagar por convertirse en un polo económico. Aun así, como reconoce Rocío Torres-Rojas, Tánger es una ciudad que se reinventa.
Hace años que existen proyectos para unir Europa y África, España y Marruecos, con puentes o con la tecnología Hyperloop, que está en desarrollo y permitiría viajar entre Madrid y Tánger en una hora, mediante tubos al vacío por el que transitarían pequeños vagones con motor a propulsión, sortear el estrecho bajo el agua y con capacidad para unas 30 personas. Aunque para que eso sea una realidad todavía quedan muchos años, eso sin tener en cuenta su rentabilidad.
Vendedor de tapices de Mariano Fortuny
Los aficionados que asistan a la final de la Supercopa de España, podrán caminar por las sinuosas callejuelas de la medina que desemboca en el Zoco Chico, bañadas por una cálidad luz, atravesar una de las puertas de la medina que da a la calle de Italia, pasear por la plaza Mexuar, donde se encuentra el museo de la Kasbah, antigua vivienda del sultán y que también fue cárcel y juzgado. El barrio de la Alcazaba, con su olor a jazmín en las noches de verano, tomar un té en el interior del gran Café de París, fundado en 1920, en el hotel Continental, pegado a la Medina y lugar de inspiración de Bowles, o en el café Hafa, en el barrio de Marshan, desde donde se divisa la costa española. Cafés que son remanso de paz a los que cada vez se añaden más las locuciones de partidos internacionales en pantallas de plasma.
La denominada "ciudad blanca" es de origen fenicio, un puerto de la mitología mediterránea y de la literatura contemporánea, que quiere demostrar cuán cerca está de Europa, aunque le cueste perder parte de su identidad. Cuando se cierren los focos del estadio Ibn Battouta de Tánger, España y Marruecos seguirán siendo rivales económicos, y compañeros culturales y de negocios. España es el principal proveedor del país magrebí y el importador principal, una vecindad que engrosa cifras comerciales y en el que ahora el fútbol, la Liga, también ha entrado a buscar mercado.