Los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre del planeta, y son fundamentales para la vida de millones de personas. Proporcionan beneficios ecológicos, económicos y sociales.... alimentos, medicina, combustible y abrigo.
Su nexo con el ser humano es ancestral, y aunque muchos hemos olvidado esa relación, lo cierto es que nos hablan de muchas maneras. Sonidos que nos transmiten serenidad, unas veces; sosiego, la mayoría de las ocasiones, y miedo en algunos momentos.
Nos marcan las estaciones del año, con los colores de sus flores silvestres y las hojas de árboles que van del verde primaveral a los rojos, amarillos y ocres otoñales...

Foto: Centro del lobo
También los sonidos de sus habitantes más salvajes marcan su reloj biológico. La berrea en otoño, el trinar de los pájaros en primavera, las cigarras y grillos en verano.... el aullido del lobo en invierno. Albergan más del 80% de las especies animales y vegetales del planeta.
Es el medio natural al que mejor nos adaptamos. Muchas veces, cuando cerramos los ojos, en busca de una evasión momentánea, viajamos mentalmente a un bosque, a un lago, a un valle.
Los bosques ayudan a regular el clima y mantener las cuencas hidrográficas y suministran el 75% del agua dulce del planeta,
generan las sustancias químicas que componen el 75% de los fármacos más recetados.

La Gallina Pelada /Foto: UES
Son lugares a los que acudimos de forma habitual para liberarnos del estrés diario, y se han convertido en espacios que sufren una gran actividad humana, a la que se añaden visitantes temporales, excursionistas, ciclistas, corredores, montañeros.
Los podemos disfrutar desde el aire, en las cuevas conociendo sus formaciones geológicas, a caballo, pescando, inmersos en sus remansos o en sus aguas bravas, escalando sus vías ferratas. Están ahí para ser disfrutados o para aprovechar su potencial económico. Sus habitantes obtienen leña, recolectan plantas aromáticas, consiguen miel, obtienen la carne de sus animales o recogen setas.
El continente europeo, con bosques tan diversos como los mediterráneos, templados o la taiga, ha gestionado sus bosques desde hace siglos, y con su madera sus habitantes han conseguido leña para cocinar, para calentarse, construir viviendas, barcos o raíles que han ayudado a su desarrollo económico y la riqueza de sus pueblos. La actividad forestal contribuye al 0,8% del PIB comunitario, unos 100 millones de euros. Casi 3 millones de europeos se ganan la vida trabajando en este sector.
La vegetación natural está adaptada a cada lugar, en el Mediterráneo a los incendios estivales y en los septentrionales a los duros inviernos. Las mayores extensiones forestales están en Finlandia, Francia, España y Suecia. En Europa el 40% de ellos son bosques comunitarios o de propiedad pública y el 60% son de titularidad privada. Solo el 5% de la masa forestal de la Unión permanece inmune a las actividades humanas.
Los principales enemigos son las prácticas de gestión insostenible, la rápida multiplicación de las zonas urbanas y la despoblación o
el cambio climático. Desde 1990, los bosques han aumentado su superficie un 10%.
Alejandro García Hernández, Ingeniero de Montes de la Junta de Extremadura recuerda que
"ese proceso es debido principalmente a su expansión natural en zonas rurales y remotas, tras el abandono de tierras agrícolas".
6.000 años de conquista

Foto: @LukeFinlandInt
Más de la mitad de los bosques de Europa han desaparecido en los últimos 6.000 años por la creciente demanda de tierras agrícolas y el uso de la madera como fuente de combustible.
Así lo asegura un equipo internacional de 12 investigadores de Alemania, Estonia, Francia, Reino Unido, Suecia y Suiza en un artículo publicado en la revista
Scientific Reports a partir del análisis del polen de más de 1.000 lugares de Europa en los últimos 11.000 años.
Los científicos han combinado tres métodos diferentes de análisis y concluyen que la cobertura forestal aumentó desde alrededor del 60% hace 11.000 años hasta el 80% hace unos 6.000 años, según un informe de la
Universidad de Plymouth (Reino Unido).
Sin embargo, la introducción de prácticas agrícolas modernas durante el Neolítico provocó un declive gradual que se aceleró hacia el final de la Edad del Bronce y ha continuado en gran medida hasta el día de hoy.
Aumentan los superincendios
Grecia, Suecia, España o Portugal han sufrido este año los efectos de los incendios. Más de 90 muertos en una sola tarde en Grecia este año, 60 en la población portuguesa de Pedrógão el año pasado, miles de pérdidas económicas y centenares de personas recuerdan el horror del momento en que las llamas te obligan a salir de tu casa, a perderlo todo.
Rosa Planelles, ingeniera forestal y profesora de la Universidad Politécnica de Madrid, ha participado en el proyecto europeo "Firesmart: prevención inteligente de Incendios forestales", enfocado a la identificación de obstáculos que limitan la efectividad tanto en el momento de la prevención como en la extinción. "Actualmente hay patrones de incendio y sabemos como puede crecer teniendo en cuenta las condiciones más desfavorables".
Los expertos forestales y organizaciones no gubernamentales, denuncian que la normativa para la prevención de los incendios forestales es incompleta y descoordinada, y llaman la atención sobre el hecho que cada vez hay más superincedios. El 90% de los incendios forestales son causados por los humanos, bien por accidente, por negligencia o por intereses económicos. Todos los países afectados han definido leyes y regulaciones para castigar los comportamientos peligrosos o deliberados que provoca el fuego. En las conclusiones de Firesmart, se señala que hay que definir claramente el tipo de sanciones y hacerlo público, además de informar sobre las condenas dictadas contra los responsables de estos daños ambientales. Pero los gobiernos y las administraciones deben desarrollar normativas para promover la prevención y las relaciones con las políticas agrarias, estrechamente vinculadas con este problema.
Para Planelles , vocal del Colegio de Ingenieros de Montes, la prevención es la gran asignatura pendiente de las administraciones, con normativas incompletas y descoordinadas. "No hay consciencia del peligro, porque la gente sigue construyendo sus casas al lado de zonas forestales y no realiza labores de limpieza en el entorno de su vivienda". Una situación que se produce tanto en las zonas rurales como en urbanizaciones. "Ese es el gran problema con el que nos estamos enfrentando ya y aumentará en los próximos años".

El 90% de las urbanizaciones en España, carecen de planes contra el fuego, y que en España, en en caso muy similar al de Portugal, los incendios afectan cada vez más a la población debido al abandono de los montes y al descontrol urbanístico en zonas forestales. Eso hace que cuando el fuego se extiende o está en una primera fase, sea más urgente salvar vidas, bienes y cortar carreteras en vez de atacar el frente de llamas. Todo eso, a lo que hay que añadir el cambio climático, está provocando el aumento de más "superincendios".
En España, se considera que la acción de los bomberos forestales es muy positiva, ya que el 74% de los incendios de 2016 se apagaron antes de que quemaran una hectárea, pero se escaparon al control 22 grandes incendios forestales que quemaron el 50% de la superficie arrasada durante 2016. Esta organización ha pedido que se impida la construcción de urbanizaciones en zonas de riesgo y se eliminen las que son ilegales.
La mayor presión humana, la mala gestión de esos lugares, y el abandono de actividades relacionadas con su mantenimiento, ponen en peligro los bosques, y hacen vulnerable, tanto al medio natural como a sus habitantes.... personas y animales. Los grandes incendios del siglo XXI, ya no solo queman bosques, sino que destruyen jardines, casas o urbanizaciones, porque la frontera entre lo urbano y lo forestal es cada vez más difusa.
Cuando un bosque se quema, se apagan sus voces y desparecen gran parte de sus sonidos habituales.... Entonces, el silencio se adueña de esos lugares.