Los 3 países Bálticos y sus diferentes sentimientos religiosos
sábado 22.sep.2018 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Catedral de Kaunas Foto: @angelaGonzaloM
Coincidiendo con el centenario de la primera independencia de los tres países Bálticos, el papa Francisco realiza estos días un viaje pastoral a sus capitales: Vilna, Riga y Tallin. Se cumplen 25 años del viaje de Juan Pablo II, al país más católico de los tres: Lituania. Los tres tienen diferentes sentimientos religiosos. Un 30% de los letones son creyentes, ortodoxos y luteranos a partes iguales, el resto del país se declara ateo. Los católicos apenas son 6.000. En Letonia la mayoría son luteranos y en Lituania, el 80% se declaran católicos. En este post vamos a centrarnos en la religiosidad de este último país.
El castillo de Gediminas ha vigilado y defendido durante siglos a Lituania y su capital. Erguido sobre la catedral de Vilna, simboliza la resistencia de este pueblo, que ha superado invasiones y ataques de cruzados.... El papa Francisco ha comprobado la religiosidad de los lituanos, el país báltico más católico de todos. A principios del siglo XX se calcula que había unas 885 iglesias y capillas católicas por todo el territorio.
Catedral de Vilna Foto: @angelaGonzaloM
Junto a esta pequeña fortaleza, suenan las campanas de la catedral de San Estanislao y san Ladislao, el templo más importante de la ciudad, levantado en el siglo XIV, ha sufrido múltiples incidentes y siempre se ha vuelto a levantar, hasta llegar a finales del s. XVIII con un marcado estilo neoclásico que mantiene en la actual de forma inconfundible.
La milenaria Vilna, o Vilnius, es conocida como la capital báltica del barroco, con innumerables edificios de ese estilo arquitectónico, considerado el casco antiguo barroco más grande de Europa Oriental, que le ha valido la designación de Patrimonio de la Humanidad. Una ciudad mezcla cultural religiosa y artística donde conviven en armonía la minoría ortodoxa, la mayoría católica, ateos y los pocos judíos que aún quedan.
En pleno casco histórico se construyó la Universidad de Vilnius, la más antigua del este de Europa. en 1759, los jesuitas, llamados por el obispo de la capital lituana, que quería frenar el protestantismo, edificaron el conjunto arquitectónico ordenado en torno a 13 patios, todos de color blanco. En su interior se levanta la iglesia de San Juan Bautista. Aunque las más espectaculares son las de Santa Ana, del gótico tardío, construida conmás de 30 tipos diferentes de ladrillos, las colindantes de San Francisco y San Bernardino y las majestuosas de San Pedro y Pablo. A lo largo del país hay numerosas iglesias de madera.
Iglesia de Berzoras Foto: @angelaGonzaloM
Al final de la calle más comercial de la ciudad, que comienza en la catedral, hallamos la Puerta del Amanecer, la única que queda en pie de la vieja muralla. En la parte superior hay una pintura de la virgen a la que los creyentes atribuyen varios milagros.
Lituania fue el país pagano europeo que más tarde se convirtió al cristianismo. Para demostrar su fe en la nueva religión, los lituanos levantaron varios monumentos. Destacan dos colinas, una en Vilnius y la otra en el centro del país, en Siauliai. La colina de las tres cruces, preside la capital lituana. Se rememora que en el siglo XIV, los paganos asesinaron a siete monjes franciscanos y en su memoria, en 1916, se levantaron las tres cruces de hormigón armado. En 1950, las autoridades soviéticas mandaron destruirlas, y fueron restauradas con la llegada de la perestroika.
Colina de las cruces Foto: @angelaGonzaloM
Pero la más famosa y conocida mundialmente es la colina de las cruces, un lugar increíble y único en el mundo. El montículo de Jugaiciai acoge unas 200.000 cruces y fue popularizada por el Papa Juan Pablo II, en su visita al país en 1993. Allí ofreció una santa misa. Se dice que esa colina fue un centro de paganismo y que hace siglos se comenzó a colocar estas figuras como símbolo de cristianización del país. Otras fuentes señalan que las primeras cruces fueron dejadas por los familiares de rebeldes muertos en el levantamiento de 1831, aunque la costumbre de plantarlas se inició a mediados del siglo XIX, como protesta por la prohibición de los zares de instalarlas en los bordes de las carreteras y en los cementerios. En la época soviética fue un lugar prohibido, y una noche de abril de 1961 fueron arrasadas, aplastadas y quemadas. Sin embargo los católicos lituanos las reconstruyeron siempre. Ahora es un símbolo de la fe inquebrantable de muchos ciudadanos.
La fabricación artesanal de cruces es una singular artesanía tradicional del país. Está catalogada en la Lista del Patrimonio Cultural Intangible de la Unesco, que comparte con Letonia. Son obras maestras de la arquitectura, y la mayoría están esculpidas en hierro y madera de roble. Asociadas a las cremonias católicas y a las fiestas de la cosecha. Además a partir del siglo XIX, cuando el gran ducado de Lituania fue colonizado por el imperio ruso, se convirtieron en el símbolo de identidad y religioso del país. Miden entre uno y cinco metros, cubiertas por un tejadillo están decoradas con formas florales o geométricas. Se encuentran en las cunetas, a la entrada de pueblos, o en los cementerios y se les hacen ofrendas
De la visita de Juan Pablo II, por varios lugares sagrados de Lituania, se ha formado una ruta de peregrinaje, en donde destaca el de Siluva, con casi 500 años de tradición sobre el nacimiento de María. Cerca de Kaunas en un embalse se encuentra el monasterio de Pazislis, considerada una obra magistral de la arquitectura barroca, con más de tres siglos de antigüedad. Para su construcción se invitaron a los mejores maestros italianos, que utilizaron por primera vez algunas técnicas arquitectónicas, como la planta hexagonal y la fachada cóncava. Presenta 140 murales con diferente escenas religiosas, y varios lienzos, entre los que destaca la pintura de Mary Belle Madre y Niño, y ostenta la torre del reloj de la iglesia más antigua del país. En sus salas se celebra anualmente el festival musical de Pazaislis, convertido en un evento tradicional de todos los veranos.
Dos de los momentos más simbólicos de su viaje a tierras bálticas, tendrán lugar en Vilna, donde se recordarán dos de los momentos más destacados de la historia lituana del siglo XX. Uno será la visita al Museo de la Ocupación, el que fuera cuartel de los servicios de espionaje de la KGB, donde recorrerá la dramática historia de los países Bálticos sometidos consecutivamente a la ocupación nazi y soviética. En sus sótanos estuvo encarcelado y torturado el obispo Matulionis y también comprobará como eran las celdas donde los servicios de seguridad soviéticos y lituanos torturaron a miles de personas. Se preservan las habitaciones dedicadas a las ejecuciones.
La otra visita será al denominado pequeño gueto de Vilna. Este año se cumplen 75 años de uno de los genocidios más importantes de la II Guerra Mundial. En ese lugar, ubicado en el casco antiguo, unos 30.000 judíos fueron aniquilados durante la invasión alemana. Precisamente el 23 de septiembre de 1943, se conmemora ese genocidio. Se calcula que en todo el país fueron asesinados unos 210.000 judíos, casi todos los que vivían en Lituania.
A la entrada de la catedral de Vilna, junto al campanario, hay una pequeña baldosa denominada stebuklas, o piedra del milagro. Es uno de los extremos de la cadena humana que unió las tres capitales bálticas en 1989 para reclamar la independencia de la URSS. Tres décadas más tarde, reciben al pontífice, recordando cada una de ellas sus luchas comunes y su particular pasado, incluido el religioso.