Primera Guerra Mundial. Todos perdieron
domingo 11.nov.2018 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
A las 11 de la mañana del 11 del mes 11 de 1918, las campanas de las iglesias de Francia anunciaban el fin de la Primera Guerra Mundial. 6 horas antes, a un centenar de kilómetros de París, en el bosque de Compiègne, en un vagón de tren se firmaba el armisticio: la rendición de Alemania. Se ponía fin a cuatro años y cuatro meses de una guerra que devastó Europa y que supuso la muerte de más de 16 millones de personas, y más de 20 millones de heridos y mutilados, un continente devastado. Hay que añadir 21 millones de heridos y mutilados.
Solo en Francia, murieron alrededor del 30 por ciento de los jóvenes entre 18 y 30 años, casi un millón de hombres. Quedaron unas 800.000 viudas y 1 millón y medio de huérfanos, uno de cada 12 niños eran huérfanos.
El vagón del Armisticio destruido por Hitler
Cien años después, volvemos la mirada a aquel viejo vagón restaurante 2419D , habilitado para una firma histórica. El Armisticio que puso fin a la llamada Gran Guerra. Ante él posaba, satisfecho, el Mariscal Foch, Comandante Supremo del frente Occidental. El militar francés desconocía que fue el vagón de una paz demasiado frágil.
Dos décadas después, durante la 2ª Guerra Mundial, Hitler quiso que fuera el lugar en el que se firmara la capitulación de la Francia ocupada. Y se llevó el vagón a Berlín para exhibirlo. Su pequeño espacio simbolizaba para él la derrota del Imperio alemán, vivida como una humillación. Por eso, cuando intuyó su propia derrota, mandó destruirlo.
Actualmente queda una réplica exacta del histórico vagón, que se construyó en 1962. Está en Compiègne, al Norte de París, en el mismo lugar que se firmó el Armisticio.
El Mariscal Ferdinand Foch, comandante supremo del Frente Occidental fue el encargado de imponer las primeras cláusulas de rendición a los representantes civiles y militares alemanes. Estaban presentes también los británicos Rosslyn Wemyss (primer lord del Mar) y George Hope (contraalmirante) y Jack Marriott (capitán). Por la parte alemana Matthias Erzberger (civil), el conde Alfred von Oberndorff, que representaba al gobierno alemán y los militares Detlof von Winterfeldt y Ernst Vanselow.
En el papel que firmaron estaban escritos los términos de la rendición, que suponía el fin de las hostilidades militares en las seis horas posteriores a la firma y la retirada inmediata de todas las tropas desplegadas en Francia, Bélgica, Luxemburgo y Alsacia-Lorena.También debían replegar la flota alemana y entregar gran pate del material de guerra, cañones, morteros, aviones, locomotoras, y vagones de ferrocarril.
Otros de los imperativos eran desmilitarizar el territorio al oeste del Rhin y a trenta kilómetros al este de la orilla izquierda, mientras que Maguncia, Coblenza y Colonia serían ocupadas por tropas aliadas y estadounidenses. Las tropas alemanas debían retirarse también del Frente Oriental.
Ciudades y batallas que marcaron la Guerra
El 28 de junio de 1914, dos disparos de Gavrilo Princip contra los archiduques austrohúngaros en Sarajevo fueron el detonante de una contienda que arrasó el continente europeo. Movilizó a unos 60 millones de soldados, acabó con la vida de más de 16 millones de personas y supuso la desintegración de cuatro imperios: el ruso, el austrohúngaro, el otomano y el prusiano.
Sarajevo, capital de Bosnia Herzegovina, fue la primera ciudad que marcó la contienda. Es conocida como la Jerusalén europea, por la presencia histórica de musulmanes, ortodoxos, católicos y judíos, y desgraciadamente ha unido su nombre a las guerras. La ciudad no solo fue el gérmen de la primera Guerra Mundial, sino que en la década de los 90, entre 1992 y 1996, sufrió un asedio durante más de 1.000 días. Un tiempo en el que convivió con francotiradores que disparaban a la población sin tregua, con cortes de suministros básicos: agua, luz, gas, alimentos...
El 21 de agosto de 1914, se inicia una de las primeras batallas de la Guerra en las Ardenas una región de bosques extensos y colinas, compartida por Bélgica, Luxemburgo y Francia. Ese verano empezó la denominada batalla de las fronteras, cuya ciudad más importante era Lieja.
25 de diciembre de 1914. En algún lugar del norte de Francia, quizá en la ciudad belga de Yprés, hace frío y las trincheras están inundadas de barro y lodo. Ya se contabilizan cuatro meses desde que comenzó la guerra. Apenas queda comida y la moral está baja, puesto que los soldados daban por supuesto haber regresado a casa para esta fecha. Sin embargo, algo extraordinario ocurre. Los soldados intercambian víveres con un adversario, que podría matarlo al día siguiente. Hubo chocolate, cigarrillos, alcohol, canciones... y para celebrarlo un partido de fútbol. Le llamaron la tregua de Navidad, un falso espejismo. Los altos cargos de cada ejército se opusieron a cualquier acercamiento emocional con el enemigo y amenazaron a sus hombres. Al día siguiente la batalla continuó en tierras belgas.... hasta octubre de 2018. Cuatro años de guerra.
El 25 de abril de 1915, en el estrecho de Dardanelos, donde se unen los mares Egeo y Mármara, se libró una de las batallas más cruentas, la de Gallipoli, en una fracasada operación ideada por Winston Churchill para debilitar al imperio austrohúngaro y al otomano. En las sucesivas ofensivas murieron 250.000 soldados por cada uno de los bandos. Uno de los puntos estratégicos para el ataque franco-británico fue la isla griega de Lemnos.
El 21 de febrero de 1916, un diluvio de fuego y bombas cae sobre la pequeña población francesa de Verdún y sus alrededores. Ese día, desde las 7 de la mañana explotaron más de un millón de proyectiles, la mayoría obuses pesados, y algunos con gases venenosos. Empezaban 300 días de infierno en los que morirían más de 300.000 personas y hubo otro medio millón de heridos. Durante ese tiempo, los franceses se sintieron solos, no contaron con el apoyo de ningún aliado. A lo largo de la Primera Guerra Mundial hubo otras batallas, pero para los galos, fue "la" batalla. La más larga, y aún así no fue la más mortífera.
El 1 de julio de 1916 se iniciaba en el Somme otra de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial. Aquel día, el primero, murieron más de 21.000 hombres y otros 35.000 resultaron heridos. Ciento ochenta días más tarde, lo que duraron los combates, habían muerto, desaparecido o estaban heridos, 1.200.000 hombres alemanes, franceses, belgas y británicos, también canadienses, neozelandeses, australianos, surafricanos e indios.
La batalla del Somme es cien años después, uno de los grandes desastres del ejército británico en su historia, pero fue una muestra de cómo Reino Unido y Francia combatieron codo con codo en las trincheras a ambos lados del río Somme, como más tarde hicieron durante la II Guerra Mundial. Thiepval se ha convertido en el municipio de referencia de esta batalla, hoy sobre aquellos campos se levanta un memorial y cruces en recuerdo de los soldados que perdieron la vida en las trincheras. Otros municipios del departamento del Somme y la región de la Picardia francesa, han organizado el circuito del recuerdo como Péronne, liberada por los australianos hace ahora un siglo. Quedó totalmente destruida en 1917 y volvió a ser arrasada en 1940.
Sería largo de explicar las decenas de ciudades que se vieron implicadas en la gran contienda. Lieja, Charleroi, Amiens, etc.., en el frente occidental, Lodz o Tannenberg en el Oriental, Caporetto, Isonzo en el frente italiano, Doiran, Skra-di-Lengen, en el balcánico, Galípoli y el Burj en el otomano, Áqaba en Jordania....Jerusalén, el Sinaí..... Los bosques se convirtieron en campos de batalla como Verdún, el Somme, el Marne, Tannerberg, Caporetto, Jutlandia o Cambrai.
Cuando el 28 de junio de 1914 se inició la Primera Guerra Mundial, todo el mundo creyó que iba a ser rápida y limitada. Resultó larga y mundial. Cuando se firmó el armisticio, cuatro años y cuatro meses después Europa estaba destruida, millones de personas habían perecido.
La Gran Guerra y sus consecuencias
Un atentado terrorista provocó la destrucción del continente y la división de unos pueblos que tenían muchas cosas en común. Antes de aquella fecha, Europa vivía un periodo de desarrollo. Los cuatro largos años de conflicto cambiaron la faz del continente europeo. Se experimentaron nuevas técnicas de guerra, y los cuatro grandes imperios del Este quedaron disueltos.
Apareció el fusil de repetición, se perfeccionaron las ametralladoras, se mejoró la artillería móvil, se utilizó el uso masivo de tanques, se construyeron acorazados, submarinos, cazas, bombarderos y se las armas químicas se usaron indiscriminadamente. Tecnológicamente el conflicto sirvió para desarrollar las comunicaciones, principalmente el teléfono y la radio, se mejoraron las técnicas de conservación de alimentos como las latas o la refrigeración, Políticamente aparecieron dos ideologías antagónicas, el comunismo y el fascismo, en sociedades democráticas débiles, se extendió el movimiento obrero, las mujeres comenzaron a tener derecho de voto y a estar presentes en la vida social y laboral del continente. En el campo de la salud se crearon unidades portátiles de rayos X, evolucionó la cirugía plástica y se descubrió la penicilina.
En el ámbito político Alemania se rendía sin sufrir ninguna ocupación extranjera y se le obligaba a pagar reparaciones. Reino Unido y Francia perdieron su peso internacional, y Estados Unidos emergió como potencia mundial. Aparecieron nuevos países, como los Bálticos, Polonia, Checoslovaquia, Finlandia, Yugoslavia o Rumanía. En Rusia se había producido una revolución social, que llevaría a un nuevo sistema económico y político: el comunismo. Los líderes que iniciaron la contienda, corrieron diferente suerte. El káiser Guillermo II huyó a Holanda, y el emperador austrohúngaro Carlos a Suiza. La familia imperial rusa fue asesinada y Mehmed VI, se convertiría en 1922, en el último sultán del imperio otomano.
Meses más tarde de la firma del Armisticio en un vagón de tren, en el verano de 1919, el Tratado de Versalles pondría fin a la guerra.... pero plantaba el germen de la II Guerra Mundial. Tres hombres que lucharon en la contienda, serían, 23 años más tarde, los protagonistas de la segunda gran guerra del siglo XX. Stalin luchó en Rusia; Hitler y Churchill combatieron en Bélgica...cuando acabó la contienda éste último era ministro de guerra y del aire... En 1918, Roosevelt era uno de los máximos responsables de la marina estadounidense.
Hay muchas lecturas para extraer sobre lo que significó el Armistico, una de ellas es que el final de una guerra no garantiza la paz. Las dos guerras mundiales deben hacernos reflexionar sobre que nunca hemos de dar por descontada la paz y la estabilidad en el continente.