Gorée y Nantes, las dos caras de la esclavitud
martes 29.oct.2019 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
La Maison des Esclaves à Gorée, litrografía de Adolphe d'Hastrel (1839) -foto-
En la isla senegalesa de Gorée, había una puerta de no retorno. Millones de niños, mujeres y hombres, eran embarcados en barcos negreros europeos hacia el continente americano como esclavos. No tenían ninguna posibilidad de regresar. Salían encadenados en parejas que les impedían la huida.
Seres humanos que perdían su nombre. Mucho más que eso… su dignidad… convertidos en un número, cuando llegaban a su destino, eran obligados a adoptar los nombres de sus amos/ de sus nuevos propietarios. En Estados Unidos tenían nombres ingleses, en Haití o en las Antillas, franceses; en Brasil, portugueses… y españoles en Cartagena de Indias o Cuba.
Eloi Coly, conservador jefe de la casa de los esclavos de Gorée nos explica que la esclavitud "comportó una tragedia humana y además afectó al sistema social y cultural africano, que perdió parte de su identidad, ya que debilitó a algunos grupos étnicos, y sobre todo a las familias, ya que hombres y mujeres fueron vendidos por separado y sus hijos trasladados a otros lugares".
Gorée es un símbolo de este tráfico de personas, pero también fue uno de los que salieron menos esclavos. A lo largo de la costa africana había otros puertos desde donde los embarcaban hacia América. Col Cose y Elmina en Ghana, Ouidah en Benín, Cacheu en Guinea-Bissau y Angola, fueron los más importantes.
Según recoge en el libro Cuatro siglos de esclavitud transatlántica, el historiador de la Brunel University de Londres, Kenneth Morgan, entre 1500 y 1867 más de 10 millones de esclavos fueron enviados a América desde el África Occidental. Era conocida como la ruta transatlántica de la esclavitud.
Otros seis millones murieron antes de partir o durante el viaje. Si enfermaban los lanzaban al océano, para evitar posibles epidemias. Permanecían en el centro de reclutamiento unos tres meses y pasaban otros tantos en el mar.
La esclavitud en el continente había comenzado siglos antes con los árabes. Entre los siglos XI y XV, Zanzíbar se convirtió en el principal centro de distribución de negros hacia los países árabes y asiáticos. Los llevaban a Mauricio, Reunión, Madagascar y Zanzibar y desde allá eran enviados a Egipto, Arabia e India. Pero la ruta que más tiempo duró fue la transahariana que se inició en el siglo VII y se alargó hasta el XIX.
Puertos negreros en Europa
En muchas ciudades portuarias europeas, principalmente del Atlántico se instauró el denominado comercio triangular entre Europa, África y América. Como nos explica Jeremy Fabré, un negocio tan lucrativo, como inhumano y desconocido por la mayoría de la población.
Burdeos, Nantes, Lisboa, Liverpool o Londres fueron las ciudades que más se beneficiaron de este comercio. En España, Cádiz, A Coruña, Santander o Barcelona. Según la organizaciónViajes esclavistas, los cinco países europeos negreros que coparon este comercio de personas fueron Gran Bretaña, con un 34,2% del mercado, Francia (14,8%), Holanda (5,8%), Portugal un 4,2% y España con un 1,9%, principalmente Cádiz.
Nombre de uno de los barcos negreros en el memorial de Nantes. Foto: angelaGonzaloM
El dinero también sirvió para enriquecer las ciudades. Aunque los investigadores han tardado años en averiguar qué familias traficaron con seres humanos, se sabe que parte del dinero que llegó a la ciudad condal procedente de Cuba se invirtió en las obras del Eixample. En Nantes se levantaron numerosas empresas, que todavía siguen funcionando.
Se han cumplido 210 años de la prohibición británica de la trata de esclavos. El 25 de marzo de 1807, el Parlamento británico aprobó el Acta de abolición de la trata esclavista. Hacía unos 20 años que había nacido el movimiento abolicionista. España todavía continuó varias décadas traficando ilegalmente con seres humanos.
Isla de Feydeau y Quai de la Fosse
En Nantes, una comunidad comercial importante y rica se desarrolló gracias a la fortuna marítima del puerto de la ciudad francesa. Esta clase media acomodada, enriquecida en gran parte por el comercio de esclavos y el comercio colonial, dominó la actividad portuaria. Su riqueza quedaba patente on la construcción de edificios de lujo en la ciudad y a lo largo del Loira. Especialmente en la isla Feydeau y en el Quai de la Fosse.
Las huellas y referencias explícitas al comercio de esclavos son muy raras en la ciudad. Las fachadas de toba adornadas con las máscaras de las viviendas de la isla Feydeau, y los grandes adornos de la ciudad en el siglo XVIII dan testimonio de la riqueza acumulada. La línea negra de la ciudad, convertida en una ruta histórico-turístico-cultural. tiene varias paradas, el Mémorial, el quai de la Fosse, la Île Feydeau, el Bouffay y el castillo de los Duques de Bretaña, donde se puede visitar el Museo de Historia de Nantes.
Las máscaras, caras talladas en piedra, evocan el mar, el comercio y África, como lo que se encuentra en la mayoría de los puertos franceses en la costa atlántica. El sabor del lujo colonial y el exotismo también se expresa dentro de los apartamentos de los comerciantes. El motivo "Negro" se desarrolla en las artes decorativas, adornando las casas de los grandes mercaderes.
A partir de 1723, un proyecto privado permitió la realización de un conjunto de 24 edificios en la isla de Saulzaiè, que se convirtió en 1727 en la isla Feydeau. Lo financió una asociación de accionistas ricos. En 1789, alrededor de un centenar de comerciantes vivían en la isla, así como catorce capitanes de barcos, dieciséis empleados mercantes, treinta y un barqueros y ciento quince "artesanos".
Memoriales en Europa y África
En una explanada de 7.000 metros cuadrados, a orillas del río Loira y frente a los astilleros donde se construían los barcos, hay unas 2.000 placas de cristal. Muchas recuerdan los nombres de los buques y las fechas de partida de las expediciones negreras, otras señalan los puertos y factorías de este tráfico en África y América.
El paseo finaliza en el Memorial de la abolición de la esclavitud, un largo pasaje subterráneo presidido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se pueden leer textos fundamentales del abolicionismos: leyes, testimonios, ..claves históricas, cifras, mapas, cronologías…. cantos y obras literarias grabadas en una inmensa placa de cristal de 90 metros de largo.
Dibujo en arena del artista local Mamadou N'Diayé
A 5.000 kilómetros de Nantes, en Gorée, está la casa de la esclavitud, inscrita, desde 1978,en la lista del patrimonio mundial de la Unesco. Convertida en un destino de peregrinación para la diáspora africana, es un lugar de encuentro para el contacto entre Occidente y África, y un espacio para el intercambio y el diálogo entre culturas a través de la confrontación de ideales de reconciliación y perdón, como nos explica el conservador jefe de este sitio histórico.
Los dolorosos recuerdos de la trata de esclavos del Atlántico se cristalizan en esta pequeña isla de 28 hectáreas situada a 3,5 kilómetros de la costa de Dakar.
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