Las estratégicas islas Orcadas y las barreras de Churchill
martes 18.oct.2022 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
El 14 de octubre de 1939 el submarino U-47 de la armada alemana aprovecha una marea sorprendentemente alta y penetra en la bahía escocesa de Scapa Flow, alcanzando de lleno al acorazado británico HMS Royal Oak fondeado en sus aguas. Murieron más de 800 marineros, de los 1.400 que formaban la tripulación.
Unos días más tardes, con cielo despejado, los aviones alemanes lanzaron sobre las Orcadas los primeros bombardeos en el Reino Unido.
La persistente niebla de la zona y los fuertes vientos, dificultaban los ataques aéreos de la Luftwafe. Era considerado un lugar inexpugnable, así que su única posibilidad para atacar la base de la marina británica era utilizar submarinos, como ya habían hecho en la Primera Guerra Mundial.
La bahía de Scapa Flow, principal base naval del Reino Unido, tuvo un papel importante en las dos guerras mundiales. El lugar era idóneo para resguardar las naves, pero la fragilidad de la zona era su fácil acceso con submarinos.
Uno años antes, en 1914 una nave alemana consiguió entrar siguiendo la estela de un barco mercante, pero no encontraron navios de la Royal Navy. Lo volvieron a intentar en 1918... el submarino fue detectado y hundido.
Más de 50 barcos alemanes hundidos en la bahía de Scapa Flow
El 11 de noviembre de ese mismo año, Alemania firmó el armisticio que ponía fin a la primera Guerra Mundial. Se ordenó la rendición de todos los barcos alemanes, unos 250, que debían dirigirse hacia puertos aliados o neutrales. Los responsables de la marina germana tenían la desagradable tarea de entregar una poderosa flota invicta, que ya había impresionado a los responsables británicos de revisar la calidad de las embarcaciones. La Flota de Alta Mar contenía barcos ágiles y rápidos y una artillería devastadora.
Liderada por el contralmirante Ludwig von Reuter, en la bahía de las Orcadas estaban fondeados setenta y cuatro embarcaciones germanas una flota formada por cruceros -de batalla y ligeros-, medio centenar de destructores y sus 20.000 tripulantes.
Estuvieron amarrados más de medio año. kCon el paso de los meses el "impasse" fue haciendo mella y las tripulaciones estaban al borde del amotinamiento. Von Reuter había planeado hundir sus navíos, mientras los británicos conscientes de ese peligro tenían previsto evitarlo apoderándose a mano armada de los barcos. El 21 de junio de 1919 sus vigilantes británicos salieron de maniobras. Fue el momento que esperaba el contraalmirante. En menos de cinco horas hundieron cincuenta y siete barcos alemanes.
Unas 400.000 toneladas de buques de guerra modernos, la mayor pérdida de transporte marítimo en la historia en un solo día. Los nueve marineros que murieron a tiros fueron las últimas bajas de la Primera Guerra Mundial.
La bahía escocesa era uno de los mejores puertos naturales del mundo, por su amplitud y profundidad, permitiendo fondear a numerosas embarcaciones y facilitando el control del Atlántico, el Ártico y el Mar del Norte. Un destacado punto estratégico. A nivel militar está rodeado de islotes rocosos y canales navegables fáciles de vigilar.
Churchill crea unas barreras infranqueables
Años más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, el 14 de octubre de 1939, un submarino alemán volvía a penetrar en la bahía. Tras el hundimiento del acorazado británico Royal Oak, Winston Churchill mandó construir unas barreras de hormigón para bloquear las entradas.
Paul Hudd, recuerda que estas pasarelas o puentes nunca se hubieran construido si no hubiera sido por la guerra, "porque con tan poca población, unas mil personas, era una inversión demasiado elevada".
Se conocen como las "Barreras de Churchill" y en la actualidad se han convertido en un acceso fácil a varias islas del archipiélago de las Orcadas, situadas al norte de Escocia. Unen 4 islas a la Mainland, donde se encuentra la capital, Kirkwall. Ahora son muy útiles porque los trabajadores pueden ir a esa ciudad, donde se concentra la mayor oferta laboral de la zona.
Una iglesia italiana
Tardaron en levantarlas cuatro años. Al principio los trabajadores eran ingleses, pero ante la falta de mano de obra se utilizaron unos mil prisioneros italianos capturados en el norte de África.
Cuando Italia capituló ante los aliados, los prisioneros transsalpinos solicitaron un lugar de culto y les permitieron construir una capilla a su gusto. "Consiguieron materiales de los barcos hundidos, nos dice Paul "utilizando paneles de madera de tilo, las baldosas de los baños y otros materiales como el hormigón".
El resultado final es una obra de arte, con pinturas en los laterales y el altar y sus accesorios levantados de hormigón. "Había muchos símbolos, símbolos relacionados con la paz como el bebé con la rama de olivo".
Cuando dejaron las Orkeny, un teniente británico les prometió que los orcadianos se encargarían de cuidar la iglesia que tanto les recordaba a su tierra. Casi 80 años después el templo todavía sigue en pie.
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