Kosovo y Serbia, 25 años de desencuentros
lunes 25.mar.2024 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Hace veinticinco años, el 23 de marzo de 1999... El secretario general de la OTAN, el español Javier Solana, da la orden de atacar Yugoslavia . Veinticuatro horas después se inicia la conocida como "Operación Fuerza Aliada". La primera de la OTAN en territorio europeo.
La década de los 90 del siglo pasado comienza con Kosovo bajo las fuerzas de ocupación yugoslavas, acusadas de realizar una limpieza étnica del pueblo albanés.
En 1991, nace el Ejército de Liberación de Kosovo, al que Yugoslavia cataloga como una organización terrorista, y declara la independencia del territorio.
Durante años, los conflictos entre los kosovares y las fuerzas invasoras no cesan. Un baño de sangre que preocupa a de Occidente, presta más atención a estos problemas políticos-sociales y decide intervenir, pero la reticencia del entonces presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, a retirar sus tropas de Kosovo impidieron un acuerdo de paz.
En un discurso, arengando a las masas, Milosevic lanza una consigna "estamos dispuestos a librar batalla... determinados a ganar".
Es entonces cuando la OTAN, sin el respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas , toma la decisión de intervenir y atacar Yugoslavia. Siempre justificaron el ataque como una medida humanitaria para acabar con la limpieza étnica del pueblo albanokosovar.
"Actuamos para proteger a miles de gente inocente en Kosovo ante la creciente ofensiva militar", señalaba en un discurso desde la Casa Blanca, el entonces presidente estadounidense Bill Clinton.
Los bombardeos duraron 78 días. En ese tiempo fallecieron al menos 1.200 personas y hubo más de doce mil heridos. Los bombardeos también alcanzaron objetivos civiles como la radiotelevisión Serbia o la embajada china en Belgrado, afectando a las relaciones de Pekín con Occidente en general y con la OTAN en particular.
Los ataques no cesaron hasta el 10 de junio, con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el tratado de paz de Kumanovo... que obligaba a la retirada de las tropas de Milosevic. Más tarde, se convirtió en el primer líder europeo en ser juzgado por crímenes de guerra en el tribunal internacional de la Haya.
Fue el comienzo del fin de la antigua Yugoslavia. El país se desmembró y el mapa de Europa ya no volvió a ser el mismo. La hasta entonces provincia serbia quedó bajo protección estadounidense, antes de declarar su independencia en 2008.
25 años después las heridas continúan abiertas
Han pasado veinticinco años y el pasado sigue muy presente. Las heridas continúan abiertas, demasiado, para alcanzar acuerdos y dejar atrás los problemas.
Por ejemplo, los ayuntamientos serbios han establecido una alianza de ciudades para salvaguardar sus derechos. Dicen que estar en minoría los pone en peligro
"Recientemente se ha publicado una investigación sobre cómo se sienten los serbios aquí. Y alrededor del 65 al 70 por ciento se siente completamente inseguro. Alrededor del veinticinco por ciento se siente un poco seguro. Y un seis por ciento de los serbios se sienten completamente seguros", afirma Branimir Stojanovic, ex funcionario de las autoridades de Kosovo.
Según el censo de 1991, unos 194.000 serbios residían en Kosovo. En 2021, según datos del gobierno serbio, la cifra se ha reducido a poco menos de 100.000, un 50% menos, y se estima que la población de albaneses es de 1.500.000 personas.
El último informe de Unicef hace dos años, señala que el 23% de la población vive en la pobreza y es una de las regiones más pobres del continente europeo.
El diálogo Belgrado-Pristina comenzó oficialmente en marzo de 2011, pero ha vivido intermitentes períodos de estancamiento. El intento de lograr la normalización de las relaciones ha tropezado con importantes desafíos.
Belul Beqaj, profesor albanés de la Universidad de Pristina, dice que la comunicación es la única solución para reducir la brecha. "Sabemos que existen prejuicios profundamente arraigados entre nosotros. Pero si queremos eliminar esos prejuicios, la única manera es fomentar un mejor entendimiento mutuo. Incluso en presencia de diferencias claras, nadie quiere una guerra".
Los nacionalismos dificultan el diálogo entre ambas partes.
El historiador serbio Aleksandar Gudzic, apunta que "Kosovo es, sin duda, la región con los sentimientos nacionales serbios más fuertes, que en la Edad Media era el centro de Serbia, su época dorada de la historia. Cada piedra y cada pedazo de tierra aquí es testimonio de la presencia serbia en estas regiones durante el surgimiento de la civilización".
Las acusaciones mutuas se suceden continuamente.
En Belgrado miles de personas conmemoraron el domingo 24 de marzo, con una manifestación, el vigesimoquinto aniversario del inicio de la campaña de bombardeos de la OTAN.
La cita fue frente al antiguo cuartel general del ejército dañado en el bombardeo y que meses más tarde puso fin al gobierno de Belgrado sobre su antigua provincia de Kosovo.
Los manifestantes ondearon banderas serbias y rusas. En los últimos meses el gobierno de Belgrado se ha comprometido a mantenerse fuera de la OTAN y se ha negado a sumarse a las sanciones occidentales contra Rusia por la invasión de Ucrania.
Por su parte, el primer ministro kosovar, Albin Kurti, denuncia que Serbia incumple constantemente los acuerdos alcanzados entre ambas partes y según él "los problemas aumentaron entre ambos cuando Bruselas no utilizó su poder como árbitro para sancionar a ese país cada vez que violaba el acuerdo". Lo cierto es que ambos incumplen continuamente el diálogo reprochándose mutuamente la culpa del estancamiento.
Kurti cree que "la Unión Europea no es más contundente porque teme que Serbia se convierta en un gran aliado de Rusia en los Balcanes". De momento las negociaciones de ingreso de ambos países están ralentizadas.
Veinticinco años después del ataque de la OTAN, la situación está lejos de alcanzar una normalidad entre las dos comunidades y entre los dos gobiernos.
En Kosovo se mantiene el agradecimiento a Occidente. El sentimiento prooccidental sigue muy extendido en el país como se puede ver en sus calles. La estatua del expresidente estadounidense, Bill Clinton, saluda a los transeúntes en el paseo principal de Pristina, que lleva su nombre.
Estatuas, banderas, calles llevan el nombre de personajes relacionados con Estados Unidos y el Reino Unido. Los kosovares están convencidos de que Tony Blair, ex primer ministro británico, convenció a Clinton de que bombardeara Serbia.
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