Tratado de Tordesillas: dos potencias marítimas europeas se reparten el mundo
viernes 7.jun.2024 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Dos importantes acuerdos entre los reinos de Castilla y Portugal, marcaron el devenir de estas dos potencias marítimas a partir del último cuarto del siglo XV que duraría unos dos siglos más. En ambos lugares sucedieron cosas cruciales para la historia del mundo occidental.
El primer acuerdo se firmó en 1479 en la villa portuguesa de Alcazobas o Alcáçovas. Sirvió para declarar la paz entre ambas monarquías y por otro lado, se repartieron los territorios descubiertos hasta ese momento en el océano Atlántico. Portugal se quedó con las posesiones de Guinea, Madeira, Azores y Cabo Verde y Castilla con las Islas Canarias.
Se repartían, textualmente, "todas las tierras que no pertenecen a ningún rey cristiano", lo que significaba que no interferían en otras potencias como el poder de los otomanos, los eslavos o del continente asiático.
Pero después de que Colón descubriera nuevas tierras hacia el Occidente, en 1492, el acuerdo de Alcáçovas obligaba a realizar algunos retoques. En el Vaticano, estado mediador entre ambos, gobernaba un papa español, nacido en Játiva, Alejandro VI, segundo papa Borgia. Éste permitió a los Reyes Católicos tomar posesión de todas las tierras que se descubrieran a partir de entonces al oeste del Atlántico, con una condición, evangelizar a los nativos.
"Tanto la corona española como la portuguesa eran muy conscientes de que los papas les habían permitido controlar la iglesia. Pero especialmente en los nuevos territorios, fueron vistos en gran medida como una especie de servicio civil, que expandía el cristianismo y por tanto tenían derecho sobre lo que descubrían".
Portugal mostró su disconformidad, porque necesitaba alcanzar los vientos alisios que giran sobre Cabo Verde para poder navegar tranquilamente por la costa africana hacia el sur y alcanzar el sureste asiático.
Esas discrepancias llevaron a las dos grandes potencias europeas a repartirse las tierras que descubrieran. A finales del siglo XV, en junio de 1494, en la vallisoletana Tordesillas se firmó el acuerdo que lleva el nombre de la villa. Los Reyes Católicos y Juan II dividieron los derechos de navegación en el Atlántico y otros continentes. El límite entre ambas potencias se establece en un meridiano a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
En muchos casos se critica que realmente las bulas que proclamó el Vaticano legitimaron la apropiación colonial de tierras nativas. Para el alcalde de Tordesillas "el Tratado de Tordesillas no se siente como una acción del colonialismo y lo que significó en aquel momento. Aquí lo que se valora es que fue un acuerdo de paz".
Fue en 1537, cuando una quinta bula papal reafirmaba que los pueblos indígenas no debían ser privados de su libertad, no se podían poseer sus propiedades y tampoco podían ser esclavizados. Aunque los conquistadores y virreyes casi siempre hicieron caso omiso.
La población vallisoletana recuerda cada año este acontecimiento histórico, del que se cumplen 530 años, con una representación de la llegada de los embajadores y séquito de Castilla y Portugal para iniciar las negociaciones que concluirían con la Firma de este Tratado. Ataviados con traje de época, a un lado los embajadores de los reyes Católicos, al otro los del rey de Portugal y los testigos, a los que se añaden las personas enviadas por el papa Alejandro VI.
Escrito en castellano y portugués, son dos documentos que la Unesco ha declarado memoria del mundo.
"Creo que no hay problema en reconocer que las cosas o las consecuencias no fueron buenas, las cosas no se hicieron bien. La iglesia y los colonizadores que estuvieron allí, creo, no deberían tener problema en reconocer que las cosas no se hicieron bien y que si se volviera a hacer no se haría así".
En el mismo lugar del acuerdo, está el museo del Tratado, ofrece un amplio recorrido por la historia y los personajes de aquella época, las expediciones marítimas, mapas, materiales e instrumentos de navegación y objetos que se utilizaban en aquellos momentos y una réplica de las tres naves que tocaron tierra americana en 1492.
La primera planta muestra las causas por las que se impulsaron las exploraciones de ambos reinos para conseguir las especias de Oriente a través de una ruta marítima, los avances tecnológicos y la cartografía que favorecieron que los viajes.
Como el mapa elaborado por Cristóban Colón y las distintas propuestas que se discutieron en las negociaciones. También hay información sobre la importancia comercial y evangelizadora de la conquista de América, y los productos que se intercambiaron entre ambos continentes, una de las partes más positivas del encuentro entre europeos y americanos.
Historia más allá del Tratado de Tordesillas
Visitar el museo del Tratado permite recordar aquellos momentos históricos, pero puede ser un punto de partida para visitar la ciudad, con monumentos tan importantes como el convento de Santa Clara, su puente medieval de 10 ojos, hasta hace pocas décadas, paso obligado de caminos que unían el noroeste de la península. Iglesias, conventos y casonas donde habitaron personajes ilustres y fue residencia de reyes desde Alfonso X.
En sus palacios vivieron Isabel la Católica, Fernando de Aragón, y la reina Juana de Castilla, que vivió encerrada en su interior durante 46 años. Allí la visitó en alguna ocasión, su hijo Carlos V y los comuneros castellanos.
Juana I fue, y sigue siendo una reina muy querida en la población. Además de recordarla en una plaza, cada mes de marzo organizan una jornada dedicada a su recuerdo y el papel que jugó en la historia castellana.
Al anochecer se alumbra el paso de la comitiva real, en la que aparece ella con su guardia, los Monteros de Espinosa, sus damas de compañía, personal de palacio, su padre Fernando el Católico y el féretro de Felipe el Hermoso, custodiado por numerosos monjes que marcan el paso del cortejo con sus antorchas.
Los vecinos se soman a los balcones para comentar el trasiego que vive la población y Hernando de Tovar, Capitán de los Monteros, ordena abrir las puertas para que la reina y su comitiva crucen el recinto amurallado.
Esta teatralización, también recoge el episodio en que la reina duda sobre las intenciones de su padre y ordena volverse a Burgos, aunque Fernando el Católico la convence para que se quede en Tordesillas.
Convento de Santa Clara. Foto: angelaGonzaloM
El séquito consigue llegar al Palacio Real, la Reina recuerda sus vivencias más dolorosas, mientras se escenifica la vida y muerte de Felipe, su esposo. La representación finaliza con la reina, sola, entrando al Palacio Real donde permanecerá 46 años.
De ese palacio no queda nada, porque fue destruido por los franceses en el siglo XIX.
No se puede obviar su rico casco antiguo ni las bodegas, construidas bajo los adoquines a más de 5 metros de profundidad. Este municipio puede ser el lugar en el que comenzar una visita por diferentes municipios vallisoletanos, muchos de ellos incluidos en la reconocida Ruta del Vino de Rueda.
Dicen que en Tordesillas la historia se lee en las piedras, templos y monasterios. Pero sobre todo en las Casas del Tratado, dos palacios adheridos que fueron el lugar escogido para que las dos monarquías ibéricas dilucidarán sus ansias de conquista de nuevos territorios.
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