Belfast, la ciudad que ha escrito su historia en los muros
En Irlanda del Norte todavía hay verjas que se cierran para separar los barrios unionistas de los republicanos.
En Belfast, la capital, curiosamente, el famoso mural presidido por la frase "I have a dream", queda encerrado todas las noches en tierra de nadie. Entre dos cancelas.
En él aparecen pintados personajes como Nelson Mandela, Frederick Douglas, Martin Luther King, Rosa Parks, antiesclavistas y representantes de las luchas populares o músicos como Bob Marley.
Es como si los norirlandeses tuvieran claro a lo que aspiran, pero que todavía no es alcanzable, que el presente todavía es frágil y el pasado, demasiado próximo y doloroso.
Su cierre nocturno sería innecesario, pero la desconfianza tarda más en borrarse que esas barreras militares. Los cierran por costumbre, porque piensan que se sienten más seguros. Las encuestas señalan que a la mayor parte de la población les gustaría que desaparecieran, aunque debe de pasar más tiempo.
"Hay muchos jóvenes que piden que el cierre dure menos tiempo, porque cada vez hay más relación entre los jóvenes de uno y otro lado", nos dice Dolores Vischer.
Y eso que ya se han cumplido más de 25 años desde el llamado Acuerdo de Viernes Santo que puso fin a 30 años de enfrentamientos entre católicos y protestantes, entre partidarios de la unificación irlandesa y quienes querían permanecer bajo el gobierno británico.
No fue sencillo sentar en la misma mesa a todas las partes, pero un cambio en los gobiernos de Londres y Dublín facilitó el acercamiento.
Los muros, verjas y alambradas que se extienden a lo largo de las grandes ciudades norirlandesas, son un ejemplo claro de que todavía queda mucho por recorrer.
Irónicamente les llaman los muros de la paz. Solo en Belfast hay 60 y en todo Irlanda del Norte ocupan una extensión de 34 kilómetros, la mayoría en la capital.
Las paredes de Belfast, como en otras ciudades del Ulster, hablan y gritan el dolor, el sufrimiento... cada comunidad recuerda a sus muertos, a sus héroes... pero también hay solidaridad internacional: en la actualidad, en las zonas unionistas apoyan a Israel, en las republicanas a Palestina, también a Ucrania y a muchos movimientos civiles.
Las calles Springmartin y Springfield, al oeste de Belfast, están separadas por el denominado muro del millón de ladrillos. Una estructura de casi seis metros de alto levantada para contener los ataques sectarios en lo que era la zona más violenta de la ciudad durante los Troubles, el conflicto político-religioso que ahogó al Ulster a lo largo de tres décadas.
Aunque se sigue hablando de protestantes (probritánicos) y católicos (proirlandeses), cada vez hay más personas aconfesionales o que no son practicantes. Lo cierto es que, la religión ha dejado de ser el motivo principal de sus diferencias para dar paso a las discrepancias políticas.
Eso no quita que las fronteras físicas sean parte de la rutina de Belfast.
A lo largo de la calle Falls Road, se encuentra un jardín-memorial de las víctimas del IRA y en una de las fachadas laterales, el mural más emblemático, el de Bobby Sands, muerto en la cárcel de Maze en 1981 tras un mes en huelga de hambre.
A poca distancia está Shankill Road, llena de murales con las efigies de la reina Isabel y el rey Carlos III, además de otros símbolos y carteles unionistas.
En Irlanda del Norte se mantienen un centenar de muros que separan barrios católicos y protestantes. La mitad levantados después del alto el fuego por voluntad de los vecinos. Se creía que iban a desaparecer en 2023, pero todavía quedan muchas heridas por curar.
Muros convertidos en lienzos de arte
Con esta larga tradición de reflejar en los muros las diferentes opiniones no es de extrañar que el street art inunde cada vez más las paredes alejadas de los focos de máxima tensión, principalmente en el centro histórico.
Son numerosas las fachadas que acogen pinturas de artistas de todo el mundo, principalmente desde que hace más de una década se inició el festival HTN (Hit the North), liderado por Adam Turkington que comisaría el festival de arte urbano de la ciudad. Él ha ayudado a que los muros se conviertan en lienzos.
"Nosotros hablamos a través de las paredes. Los irlandeses entienden el idioma de los muros, porque tenemos una tradición de expresar nuestras opiniones políticas, nos dice Turkington. Aquí todo el mundo sabe que las paredes se utilizan para comunicarse y cuando los artistas callejeros llegan aquí, entiende nuestro idioma".
En la edición de 2024 HTN 24 han participado, entre otros, los francese Veks Van Hillik y Zabou, el jordano Dalal, la australiana Sophi Odling, la española Lydia Cao, el mexicano Sr Papa Chango, el venezolano Koz Dos, el irlandés GW Joyce y el británico Ben Eine. Además, el renombrado DJ David Holmes se ha acercado a poner música para animar el ambiente.
En estos 10 años unos 200 artistas han plasmado en las paredes de la calle Kent Street. Cada año se renuevan las pinturas.
Un atractivo turístico de las ciudades
Los primeros muros de la paz, construidos por el ejército británico en Belfast, se levantaron en 1969, durante el inicio de los intensos disturbios civiles callejeros conocidos como "The Troubles".
Estos muros estaban hechos de hierro y rematados con alambre de púas, muy diferentes de los muros que se ven hoy en día en la ciudad. Aunque al principio estaban pensados para ser temporales, debido a su efectividad, se volvieron permanentes y se fueron mejorando, además de levantarlos más anchos, altos y más largos. También se cambió el material de elaboración y se utilizó ladrillos, hierro o acero, y en otras ocasiones se combinaban los tres componentes.
Algunas de las pinturas políticas se han convertido en un reclamo turístico, que permite conocer la convulsa historia política de finales del siglo XX en esta región británica. Un conflicto que duró unos 30 años y que costó la vida a unas 3.500 personas. Una de las más famosas es la que separa la nacionalista Falls Road de la unionista Shankill Road.
Es habitual ver numerosos taxis negros parando cerca de ellos y permitiendo que se firme en alguno de esos murales. El más famoso es el de la paz, donde siempre suele haber turistas escribiendo alguna frase y donde tiene parada el autobús turístico "hop on, hop off",
En 2012 se realizó una encuesta para estudiar la retirada de todos los muros. El 69% de la población votó a favor, y el gobierno inició un plan para apartarlos, pero una década después solo se han quitado unos pocos.
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