Halloween, de celebración europea a fiesta globalizada
Cuando los celtas vivían por la Europa atlántica celebraban una festividad parecida a la actual Todos los santos o Samhain, que era el momento en que el mundo de los muertos se acercaba al de los vivos, por eso había que rendirles homenajes y guardarse de los espíritus malignos que acechaban a los vivos.
Muchos de los elementos más populares de Halloween que celebramos hoy en día derivan de la tradición celta.
"No sabemos mucho sobre él, pero parece haber sido una época en la que era más probable que te encontraras con algo sobrenatural, aunque no tenemos ninguna prueba de que fuera un festival de los muertos".
Se celebraba al final de las cosechas, que para los celtas marcaba el inicio del año que ellos dividían en una mitad oscura, que coincidía con el otoño y el invierno, y otra más clara, como la primavera y el verano.
La gente sacrificaba animales para alimentarse durante los meses climatológicos más duros y marcaba la llegada de la oscuridad del invierno con hogueras y festejos. Por lo tanto, esta época del año se asocia tanto con la muerte como con la celebración.
Incluso nosotros vemos que las noches son más largas, los días más fríos, que los árboles y las plantas parecen estar muriendo a nuestro alrededor. Al mismo tiempo, abundan los productos de temporada como manzanas o calabazas. Halloween se convierte en algo espeluznante y festivo a la vez.
Los investigadores en folclore señalan que las calabazas talladas y el truco o trato tienen raíces irlandesas y han sido parte de un intercambio cultural transatlántico, que primero se desplazó desde Europa a Estados Unidos. Allí se recreó, se americanizó y volvió convertida en otra fiesta al continente europeo, donde cada vez es más popular.
De hecho llegó en forma de nabo, un tubérculo muy consumido en la isla y regresó en forma de calabaza. A mediados del siglo XIX, cuando más de un millón de irlandeses llegaron al continente americano huyendo de la hambruna por una plaga en los cultivos de patatas, encontraron que allí era más fácil recolectar calabazas que nabos y por eso la reemplazaron.
Las calabazas talladas (o Jack O' Lanterns) que ahora son sinónimo de Halloween se atribuyen a una leyenda.
"Hay una historia sobre un herrero malvado pero astuto llamado Jack, y hace tratos con el diablo y con Dios. Clodagh Doyle, experta en folclores del Museo Nacional de Irlanda, explica que al final éste no lo quiere en el cielo, y el diablo ni siquiera lo quiere en el infierno. Entonces el diablo termina dándole una brasa y lo obliga a estar en el limbo. Esa brasa del infierno está en el nabo, y esa es la linterna. Y Jack se pregunta, ¿adónde voy a ir? Y el diablo le está diciendo que él también tiene que vagar por el mundo".
Molde de escayola de un farol de Jack O'Lantern Foto: Wikipedia
El papa Gregorio IV instauró la festividad de todos los Santos el 1 de noviembre, haciendo coincidir ambas celebraciones relacionadas con los muertos. A medida que el cristianismo se extendió por la Europa infiel, los festivales paganos se adaptaron a las normas eclesiásticas, transformando sus celebraciones originales.
"Mucha gente piensa que Halloween tiene raíces en la antigua cultura pagana, un antiguo festival celta de los muertos, pero en realidad no es tan sencillo, dice Merrill Kaplan, directora del Centro de Estudios de Folklore de la Universidad Estatal de Ohio. "Muchas de las cosas que uno considera propias de Halloween, como las visitas a cementerios, las procesiones a la luz de las velas, la gente con túnicas largas, la visita de la muerte, los fantasmas, las almas inquietas, son cosas que en realidad son propias del cristianismo medieval".
Los inmigrantes irlandeses en los EE. UU. llevaron sus tradiciones populares con ellos al nuevo mundo, como "el truco o trato", donde los niños se disfrazan y llaman a las puertas pidiendo dulces.
Halloween (1785), del poeta escocés Robert Burns. Foto: Wikipedia
Doyle cree que también es una tradición irlandesa mucho más antigua. "El truco o trato, todavía existe, se conocía como la noche de las travesuras o la noche del lanzamiento de repollo, así que la gente hacía ruido, mientras tiraba repollos a las puertas, tocaba la puerta y salía corriendo. Eran los trucos. Y si no abrías la puerta para dar un dulce, te hacían un truco".
En la tradición celta, las almas de los muertos podían regresar a la tierra brevemente en Halloween. La gente colocaba comida y bebida para dar la bienvenida a sus parientes fallecidos, si eran espíritus amistosos, o para apaciguarlos, si eran maliciosos. El disfraz comenzó con jóvenes que gastaban bromas a los dueños de casa como si fueran espíritus traviesos, usando disfraces para no ser reconocidos y salirse con la suya.
A ello hay que añadir los disfraces, aunque un aspecto de la cultura estadounidense que se está infiltrando en las celebraciones irlandesas del festival, es la sangre. "La única parte de la americanización y lo que ha cambiado es que los disfraces se han vuelto más sangrientos y son un poco más plásticos".
Y también está muy relacionada con Halloween la literatura sobre monstruos, que son un gran atractivo para los lectores juveniles. Kathleen Kellett, especializada en este tipo de literatura, cree que las historias con monstruos ayudan a desarrollar la imaginación de los lectores y permiten explorar temas difíciles en un entorno seguro.
"Los monstruos son una característica muy frecuente de estos textos porque son una especie de figuras metafóricas útiles, ya que siempre van a representar algún tipo de miedo, tensión o ansiedad social. Por eso, hay muchísimos textos que presentan monstruos para jóvenes con los que realmente se identifican".
"Son como una montaña rusa donde hay una descarga de adrenalina, pero es algo seguro. Si nos encontramos con monstruos en un libro, en la literatura, pueden asustarnos y tendremos esa reacción emocional real. Pero también tenemos la seguridad de la experiencia de la lectura. Así que es una buena manera de explorar ideas difíciles sin sufrir daño".
Book of Hallowe'en (1919) Foto: Wikipedia
Estos protagonistas literarios se quedan grabados en la memoria de los lectores para siempre y son excelentes herramientas de imaginación. Si analizamos en nuestra estructura de pensamiento, en cómo pensamos creativamente sobre los problemas, los monstruos nos obligan a pensar de manera diferente porque no son personajes que encontremos en nuestra vida real. "Por eso nos hacen usar nuestra imaginación".
Para Kellett Halloween es una gran oportunidad para que las personas exploren su lado monstruoso de una manera divertida y segura. "Es una gran oportunidad para explorar el lado monstruoso de las personas. Son cosas que van más allá de los límites, que están fuera de las reglas".
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