La Europa más carnavalera
Foto: AFP / Nicolas Maeterlinck
Los carnavales llenan las calles y plazas de Europa. Unas fiestas populares nacidas en el continente y que más tarde se expandió a otras tierras... conquistadas, especialmente América.
Quedan pocas horas del carnaval 2023. Una edición que ha permitido recuperar la normalidad total tras la pandemia. En Santa Cruz de Tenerife nombran a la reina del carnaval... También en Venecia escogen a su María. Un tradicional concurso de belleza que forma parte de las celebraciones de uno de los carnavales más conocidos del viejo continente.
En Colonia el jueves 16 daban el pistoletazo de salida a su carnaval bicentenario. A la mágica hora de las 11 y 11 minutos, la ciudad pierde toda su seriedad y entra en un ambiente de fiesta y jolgorio.
Una guardia de honor con uniformes tradicionales disparan el confeti con pistolas de juguete mientras el público. disfrazado. los vitorea ruidosamente. El triunvirato de carnaval son la doncella, un príncipe y el campesino, una tradición que se mantiene desde 1820.
En las calles se ve que la gente disfruta, varias generaciones comparten este momento esperado durante tres años. El otro momento importante es el lunes de carnaval, cuando organizan el desfile de las rosas, donde se lanzaron unos 300.000 ramos de flores y 300 toneladas de dulces. Antes de la pandemia participaban en este histórico desfile más de un millón de personas.
Foto: EFE / FRIEDEMANN VOGEL
No para todos es tan amable, porque los participantes se burlan de los políticos nacionales e internacionales. Este año el presidente ruso, Vladímir Putin, es uno de los grandes protagonistas. En una carroza representan un beso fraternal con el diablo, imitando al que en su día se dieron Breznev y Honecker.
"El carnaval tiene la obligación de mostrarle un espejo al mundo", dice uno de los diseñadores."Este año somos muy políticos, geopolíticos, y desmotramos como un líder mundial es capaz de desequilibrar al mundo entero". Durante seis días, del 16 al 22 de febrero de 2023, la fiesta está presente a todas horas en esta ciudad alemana donde 72 grupos han participado en este evento lleno de colorido y animación.
Foto: EFE / URS FLUEELER
En la ciudad suiza de Lucerna también tienen hora de inicio. Las cinco de la mañana. A esa hora la tranquilidad se rompe con el ruido de los fuegos artificiales. Y miles de personas comienzan a cruzar los diferentes puentes de la ciudad ataviados con trajes y máscaras. Durante estos días la centro histórico se transforma y se convierte en un escenario de festival, con sonidos atronadores.
Redoble de tambores en el histórico y reconocido por la Unesco carnaval de Binche, una ciudad belga. "Aquí esta el traje de Gille, preparado para nuestro carnaval. Tres semanas antes las hermandades ya tienen todo adornado con una pelerina de encaje o con flecos", dice una de las diseñadoras de trajes. Es mundialmente famoso desde 2003, cuando la Unesco lo declaró patrimonio inmaterial por su respeto a las tradiciones belgas.
También es patrimonio mundial los busós. En el suroeste de Hungría, el ruido de carnaval es más ancestral. El Busójarás es una celebración de los croatas que viven en el pueblos de Mohács. Los busós son las personas que portan máscaras tradicionales y van acompañados por música folclórica, baile de máscaras, desfiles y bailes.
Muchos países tienen carnavales ancestrales, principalmente en las zonas de montaña de la península Ibérica, el este de Europa y los Balcanes. A finales de enero en Pernik se celebra el festival internacional de mascáras. Búlgaros, macedonios del norte, eslovenos o croatas se reúnen simulando animales salvajes con cuernos, cencerros y pieles de oveja para espantar a los malos espíritus o ahuyentar el invierno.
En Normacedonia la tradición de algunos grupos se ha transmitido de generación en generación durante unos 200 años y en Eslovenia hay grupos que lo recuperaron tras la Segunda Guerra Mundial.
Menos históricas son las fiestas carnavaleras de la ciudad chipriota de Limassol, que duran diez días y se desarrollan principalmente en la costa. El desfile más importante se organiza el 26 de febrero, 50 días antes de la Pascua ortodoxa.
En Polonia, la tradición estos días es más dulce. El jueves lardero o jueves gordo, es casi obligatorio comer un paczki o rosquillas. Una tradición que se remonta al siglo XVII. Dicen que da buena suerte y habitualmente se zampan dos raciones y media. Lo que significa unos 100 millones en todo el país. Esta rosquilla polaca es una pieza de pastelería redonda, aplanada por dos lados y puede tener varios rellenos, el más popular es la mermelada de pétalos de rosa.
Todos ellos saben que quedan muy pocas horas para el entierro de la sardina que dará por finalizado el carnaval de 2023.
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