Violencia de género en América Latina
miércoles 26.nov.2008 por RTVE.es 7 Comentarios
Imagínense que aparece un cadáver. Es de una mujer joven. Lleva falda corta y las uñas de los pies pintadas. La policía decide no investigar por considerar que se trata de una prostituta. Como si el hecho de serlo, de que esa joven lo fuera, diera derecho a cualquiera a matarla. El caso se archiva, como decenas, como centenares otros. Probablemente se trataba sólo de una muchacha que regresaba a su casa, pero que más da. Es mujer y es joven: ¿a alguien le importa?
No es ficción. Ha ocurrido en numerosas ocasiones. He conocido varios casos similares en El Salvador, en Honduras, en Guatemala, en Perú o en México. Por citar sólo algunos países en los que la violencia de género es una herida abierta que sangra de continuo, una hemorragia que nadie detiene. Los asesinatos de mujeres son sólo una parte de una brutal realidad en la que millones de mujeres son humilladas, sometidas, golpeadas, maltratadas, violadas, con absoluta impunidad.
En los últimos años miles de mujeres han muerto en América Latina víctimas del feminicidio. Esta palabra fue acuñada hace ya unos años, aunque supongo que sigue sin ser incluida en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, dirigida sobre todo por hombres. La realidad es que el término feminicidio, con Academia o sin ella, define perfectamente de lo que hablamos: el asesinato de mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Unos asesinatos que normalmente van precedidos de violaciones y torturas.
Siempre me he preguntado qué tipo de degenerados pueden llegar a cometer semejantes ultrajes, qué mentes perversas mueven a los feminicidas para ensañarse, además, con sus víctimas. Pero al final, suelo llegar a la misma conclusión. No se trata de seres distintos a nosotros, con un estigma en la frente que los distinga de los demás. Es más, estoy seguro de que la mayoría lleva una vida que podríamos llamar normal. Muchos tendrán familia, esposa e hijos, trabajo, amigos con los que compartir conversaciones y tragos. Quizás eso es lo que hace que se trate de algo más monstruoso aún, el hecho de que no son locos o dementes, sino hombres que han interiorizado su supuesta superioridad, el desprecio por las mujeres, el auto otorgado derecho a ultrajar su cuerpo. Hay una vesánica concepción del poder en esos hombres, pero no hay locura, no hay atenuantes a su conducta, no hay eximentes.
Y qué hacen las autoridades, los poderes públicos, políticos, jueces y policías, que hacen los ciudadanos, los varones. En la mayoría de los países latinoamericanos, nada. No es una cuestión de leyes, que las hay, sino de que se apliquen y de que sea inflexible con los delincuentes de género. A menudo me han preguntado qué hay detrás del feminicidio en Ciudad Juárez, un lugar que se ha convertido en un trágico símbolo, me preguntan quién está detrás, quiénes son los responsables. Creo que no es distinto a lo que ocurre en otros muchos rincones, en muchos otros lugares. Hay un modelo de sociedad impuesta por y para el hombre. Y todos los hombres somos un poco culpables.
mg dijo
Es peor Fran, mucho peor: no es sólo el desprecio por las mujeres, es –sobre todo- el desprecio por los pobres. El saber que no pasa nada. Eso no se lo hacen a la esposa ni a la hija del gobernador ni del presidente de Telmex o Cemex, ¿verdad? Sólo el dinero y el poder que lleva asociado se respetan. La vida humana, y su dignidad intrínseca, desparecen como concepto en estos cerebros corrompidos.
Xosé dijo
Si aqui hay violencia contra la mujer en latinoamerica ya ni te cuento. Es un problema de educación. La mujer es considerada un objeto.
A mi siempre me intereso todo lo relacionado con Ellacuria, Jon Sobrino... Podias escribir algo mas sobre sus ideas, que hacian, eran seguidores de la Teologia de la Liberacion. Seria interesante saberlo de una persona que los conocio de primera mano.
Un Saludo.
Anónimo dijo
Yo he sido maltratada de niña, y luego de mayor... Ahora he salido... El precio ha sido muy alto...
Mi hermana no ha salido, y aunque tiene un trabajo fijo (funcionaria) y un piso en su propiedad (en el que vive el novio por la jeta), es incapaz de dejarle por DEPENDENCIA EMOCIONAL...
Es necesario no sólo denunciar, y dar trabajo y protección... Es necesario educar emocionalmente a las mujeres
Anónimo dijo
No lo sé, he vivido durante mucho tiempo en países de América Latina, casi todos los que Ud. nombra (México, Guatemala, Honduras, El Salvador). No soy capaz de digerir lo que usted dice: " Lleva falda corta y las uñas de los pies pintadas..." ¿Eso, sinónimo de protituta? ¡Venga ya!
No nos intente vender aquello como si de países fundamentalistas islámicos se tratase, el tipo de violencia que allí se cuece no es cuestión de "género", va mucho más allá de cuestiones tan básicas como el sexo. Esta semana, precisamente en México, mataron en un sólo día a 27 personas.(¿Alguna era mujer?)
Me gustaría que para su próxima entrega, nos informe mejor y que haga bien los deberes. Un saludo.
Igualdad dijo
Ni siquiera hoy me ha sorprendido que este artículo tuyo tenga sólo tres comentarios. Menos que ninguno de los que maravillosamente has escrito.
Con este que escribo ahora espero sumar mientras pongo el hombro y el oído a la muerte en femenino. Una muerte que quizás sea remuerte porque ellas ya nacieron invisibles, crecieron invisibles y, lo peor de todo, murieron invisibles.
Reivindico las uñas pintadas, la minifalta y el escote. Aunque alguien me dijo un día que para ser mujer y visible lo mejor era vestir pantalón, cobarta y fumar tabaco negro.
olga gohe dijo
Hoy me ha vuelto a costar levantarme, y a pasado un año? Todavía ni si queiera a salido el juicio, mi hijo 11 años esta esperando para ir a declarar como vio que el padre de su hermana me pegaba, insultaba, escupía... Aun así no os desanimeis denunciad a vuestro verdugo aun que esto siga llendo lento. Un beso para todas que estan en esta sitiación
rocio dijo
Ciertamente , es una verguenza . todos tenemos madre algunos hermanas , tias , abuelas ,sobrinas....nadie de dueño de nadie . El respeto es el salvoconducto de la propia vida.