Jálogüin

¡Resistimos! Y, por tanto, vencemos. La pastelería – todo un arte - mantiene la tradición sin apenas injerencias. Los panellets, los huesos de santo y los buñuelos enseñorean y alegran las mesas en noviembre sin necesidad de disfraces. Nada de muertos vivientes, del ruido de falsas cadenas o de maquillajes apropiados para interpretar películas como El Exorcista.

La ligereza de una masa que casi podría llevarse el viento o la fórmula exquisita del mazapán, como interior o como relleno, bastan para poner a todos de acuerdo. Un trato sin truco.

Los Buñuelos triunfan en el día de Todos los Santos