Albariño Garzón
lunes 5.sep.2011 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Fue conocido tiempo atrás como el albariño Garzón. Un juego de palabras, casi un guiño castizo, a la figura del conocido y, en ocasiones, polémico juez. En realidad se llamaba Vionta y lo elaboraba Freixenet como administrador judicial. Tardó poco en ser conocido por ese otro nombre porque fue su señoría quien embargó los bienes del narcotraficante Laureano Oubiña para responder a la cuantiosa multa que le impuso la sentencia de la Operación Nécora. Y, entre ellos, el Pazo Baión, finca sobre la que se alza el palacio de un indiano y una veterana plantación de albariño.
Tras más de un década disfrutando de un vino que se quedó en prometedor llegó la decisión del Gobierno. Sería un concurso público y no una subasta la fórmula utilizada para privatizar esos bienes. Entre las condiciones, contratar a drogadictos en proceso de rehabilitación y dedicar una parte de la facturación a programas sociales. El resultado, una enorme sorpresa: empate. Tres empresas vitivinícolas habían ofrecido el máximo en todos los aspectos a juzgar. Un segundo intento, ya sin límites en la puja, convirtió a una cooperativa gallega, Condes de Albarei, en el nuevo propietario.
Ahora, tres años y unas cuantas inversiones después, se vuelve a vendimiar en Pazo Baión para elaborar, con trayectoria ascendente, el rías baixas del mismo nombre. Entre quienes trabajan allí, un grupo personas que han abandonado un pasado ligado al consumo de drogas. Una forma de que a ese albariño le adorne, ahora, una nueva virtud: la Justicia.