Contra el despilfarro
miércoles 26.dic.2012 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Nos lo enseñó hace unos días Pedro Subijana y nos lo enseña cada día el sentido común. En ese reducto privilegiado de la alta cocina, donde el sabor del mar entra por los ventanales directamente hasta el plato, y en el más sencillo fogón de cualquier hogar la cocina es la solución a tantos destrozos como se cometen en estas fechas.
El más caro, que no el mejor marisco, no tiene porque ser obligatorio. Ni las merluzas ni los corderos congelados en la nevera de un hogar que sigue sin ser el mejor sitio.
En Akelarre una maravillosa pularda de más de dos kilos y medio (35 euros), unas verduras, cuatro garbanzos y unos fideos fueron suficiente para que Subijana hiciera todo un festín para seis personas: una sopa con los descartes seguida de tan apatecible ave asada con patatas y castañas. Mejillones rehogados (con cebolla, ajo y guindilla) a los que se añade un poco de vino blanco completaban un entrañable menú navideño. El mismo que ese cocinero prepara a su familia en ocasiones especiales.
Los productos, de primerísima calidad. Llegados todos de proveedores como Lumagorri, el criador de la pularda, que presumen de tener entre sus clientes a ese restaurante reconocido con las tres estrellas de michelín. En esas condiciones el presupuesto no superó los siete u ocho euros por persona. Lo más sensato por tanto, cocinar. Y el marisco, quien pueda permitírselo, mejor dentro de unas semanas.