El asesinato de toda virtud
jueves 3.ene.2013 por Ignacio Pérez Lorenz 1 Comentarios
Llamar a las cosas por su nombre y que analicen nuestros productos. Son las dos cosas que peor llevan algunos. Y, especialmente, en el mundo de la alimentación. Una afirmación que de nuevo se comprueba cuando el roscón de reyes se asienta a lo largo de la segunda parte de estas fiestas.
La nata no es nata, está hecha con las grasas menos saludables gracias a que la Administración permite citar los ingredientes (grasas/aceites vegetales) de manera aproximada. Y lo mismo ocurre con la mantequilla.
Al final nada es lo que parece, nada sabe a lo que debería y el colesterol (malo) se nos sale por las orejas. Es lo que ocurre con la mayoría de los roscones que venden las grandes superficies. Eso sí, resultan baratos para nuestro bolsillo aunque no lo sean para nuestra salud. Y menos, todavía, para la de los niños.
Se salvan dos. El de Sánchez Romero, caro y no muy bueno, según el estudio de la OCU que está hecho con nata. Y el del Hipercor que parece una compra maestra. Tiene tanta calidad, dice el informe de esa organización de consumidores, como los roscones artesanos. Y además es mucho más barato.
Los elaborados en pastelerías pasan con notable el examen. Son mucho más caros pero también más transparentes: casi todos están hechos con los ingredientes que deberían llevar. Harina, mantequilla, huevos y en ocasiones nata se combinan con toques de agua de azahar y corteza de naranja y limón. El congelador, el asesinato de toda virtud, parecen no haberlo visitado.
Messalina dijo
Es cierto, nada es lo que parece. El roscón industrial, mas barato peores ingredientes y sobre todo mas nocivos a la salud. Prefiero gastar un poco más o llevar uno mas pequeño y comer el de la pastelería. Recordar la infancia por medio de una tradición milenaria. Cargarse un símbolo que todos llevamos en la memoria, exprimiéndolo al máximo y enterrando la virtud.