Donde el tiempo se detiene…
Es privilegio de unos pocos. Algo que se suele decir únicamente de aquellos que son o han sido capaces de templar con arte un lance; de hacer tan lento y tan largo el momento que parezca eterno.
Y se dice, o se debería decir también, de aquellos bodegueros que firmaron un pacto con el tiempo. En esos casos el vino marca su camino, muestra sus mejores facetas y señala la etiqueta hacia la que quiere ser conducido. La tierra, el hombre y la viña establecen así una íntima colaboración que permite lograr algo diferente: la expresión precisa de una ecuación irrepetible.
En el Marco de Jerez ocurre de esa forma solo en unas cuantas firmas. Y...