La segunda vuelta
lunes 9.dic.2013 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
El vino español superó en poco tiempo y con mucho éxito su más difícil reto: alcanzar la excelencia casi en cada rincón del país. Atrás quedó, en un par de décadas, el domino casi exclusivo de Rioja o Jerez. Y cuando ya conocíamos Ribera del Duero, Priorato, Toro, Bierzo, Rías Baixas, o Rueda tuvimos que hacer sitio en nuestra memoria a otras denominaciones de origen y a otras zonas: Valdeorras, Mallorca, Jumilla, Borja, Somontano, Monsant, Monterrey, Ribeira Sacra o Vinos de Madrid forman parte de una larga lista capaz de sorprender a cualquier consumidor.
En la relación hay más, muchos más, y todos ellos se enfrentan ahora a una segunda vuelta. Además de vinos tremendos es necesario elaborar en los tiempos que corren muy buenos vinos a muy buenos precios. Y, si es posible, lo que ocurre con mucha frecuencia, modernos, llamativos y desenfadados en su interior o en su etiqueta pero en cualquier caso con capacidad para captar la atención. Un reto que de nuevo han conseguido vencer en toda nuestra extensa geografía vitivinícola y en más de una versión.
Con el carácter que otorgan los viñedos plantados en zonas septentrionales, sumado a la influencia clara del mediterráneo, se presenta este Cigonyes 2011 que toma el nombre de las cigüeñas que han repoblado las torres del Castillo de Perelada. La D. O. Empordà confiere una especial riqueza a variedades como la garnacha y la syrah. Con un noventa por ciento de la primera y el resto de la segunda se elabora este tinto que pasa tan solo seis meses en barrica francesa. Gracias a ello preserva nítidos sus recuerdos a frutos rojos y negros (grosella y ciruela) acomapañados de notas a cassis. Un notable comienzo que nos descubre un vino bastante redondo, agradable, goloso, con notas cálidas, no exento de frescor y un interesante final con apuntes ligeramente amargos. Y todo por poco más de seis euros.
De tierras más frías, más próximas al Atlántico y con un estilo muy distinto este Pagos de Negredo Crianza 2010. La Denominación de Origen Ribera del Arlanza, al norte de la provincias de Burgos y Palencia, suele ser capaz de ofrecer vinos cargados de color, intensos y de cierta profundidad. Entre ellos este tinto que una vez servido va desgranando en la copa, con el paso del tiempo, aromas a fruta en sazón con toques especiados (canela, vainilla) y tenues recuerdos a caramelo y torrefacto. Un crianza de innegable valor y con clase suficiente para seguir evolucionando satisfactoriamente en botella. Su mayor virtud, que no llega a resultar pesado. Otro aspecto nada desdeñable, sus 7 euros de precio.