Sinfonía en rosa

Maravillosos de color, ligeros de estructura,  intensos en aromas frutales y especialmente refrescantes. Y por si fuera poco un precio, en ocasiones, ridículo. Lo tienen todo para ganar el favor del público y es probable que lo estén consiguiendo .

Su único enemigo la huella labrada durante años en las costumbres de demasiados consumidores. Siempre o casi siempre tinto, excepcionalmente blanco. ¿Y el rosado? La respuesta a esa pregunta es ahora, en este tiempo, con la llegada del calor y de la última cosecha: siempre la mejor para la vida efímera de tan seductora elaboración.

 No hay acompañante parecido para la mayoría de los arroces, ni para muchas ensaladas ni para tantas y tantas comidas informales. Aunque su recorrido es mucho más amplio. En algunos lugares como en Navarra es frecuente acompañarlo con algunas de sus maravillosas verduras o incluso con su más típico embutido: la chistorra. Quien no haya probado la combinación debería dirigirse ya a una bodega y a una charcutería o, todavía mejor, apuntarse a los próximos sanfermines.

 De esas tierras nos llega Homenaje 2013 un clásico en esta elaboración y en sus interminablemente alargadas botellas. Es muy expresivo, tiene algo de sensual y su trago podría parecer hasta voluptuoso. Resulta tan fácil y agradable de beber que comparte una de las virtudes de los grandes vinos, la invitación a repetir una vez probado. Tentación difícilmente resistible y más con un precio inferior a cuatro euros.

 
 La demostración de que existen casi tantos tipos de rosados como zonas o bodegas nos llega de Rioja Alavesa. Bodegas Izadi ha escogido también la garnacha para debutar en esta categoría. La mayor altitud y las influencias atlánticas dibujan un rosado más estilizado, grácil y fresco con el que se podrían acompañar hasta platos que incluyan queso entre sus ingredientes. Un abanico de posibilidades que se abre con la intención sin más de apagar la sed de la manera más gratificante. Su precio, también contenido, se sitúa en  torno a seis euros.