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90 + Club

    miércoles 14.oct.2015    por Ignacio Pérez Lorenz    0 Comentarios

ARANA


Es en los 90+ donde está la raya mágica de la clasificación entre cincuenta y cien. Un sistema adoptado por los catadores estadounidenses para puntuar la calidad de los vinos y extendido por su influencia a casi todo el mundo vitivinícola. El casi es debido a que los franceses, con algunos seguidores, prefieren continuar con una escala entre uno y veinte aunque no resulte ni tan ARDANZA sencilla ni tan fácil de visualizar. 


Superar los noventa puntos en las principales revistas y guías del mundo es ocupar un puesto entre los grandes. Algo reservado a unos pocos y afortunados vinos de algunas bodegas. Entre ellas, La Rioja Alta S. A. Aunque en su caso además de afortunados los vinos sean muchos. Tantos que en su gira para presentarlos no han incluido a todos y se han conformado con exhibir el poderío de once de sus marcas. 



Abrieron fuego con la intensidad y delicadeza aromática de su Lagar de Cervera, un albariño que transita sorprendentemente bien por la complicada cosecha del 2014 para la Denominación de Origen Rías Baixas. Le seguían, con la añada del 2010, Áster y Torre de Oña representando a las bodegas del grupo con vocación de chateau (vinos modernos  a partir de viñedos propios) en Ribera del Duero y Rioja. Y en un estilo más contenido, los reservas del 2009 de esas dos 890bodegas para el Club de Cosecheros: clientes que, en algún caso desde 1976, reciben cada año el contenido de una barrica embotellado con etiquetas personalizadas. 


La traca final, a pesar de que todos se ofrecían de la misma forma, comenzaba con Viña Arana 2006. Su especial finura y sus seductores aromas a moras y arándanos 904 convierten a este tinto en una demostración de clasicismo bien entendido y mejor actualizado. La estructura y poder, envuelta en elegancia, del Viña Ardanza 2007 parecen dispuestas a contemplar el paso del tiempo sin inmutarse. Y junto a ellos dos novedades. Una, la cosecha 2004 del Gran Reserva 890: un vino redondo e intenso, casi enorme, que roza las mayores alturas. El paso adelante, el último impulso en esa línea creciente, la añada 2005, también recién estrenada, del Gran Reserva 904. Madurez, frescor, complejidad y suavidad en dosis suficientes para que una sola copa haga que ese día resulte un poco más feliz.

 

 

Categorías: Actualidad , vinos

Ignacio Pérez Lorenz   14.oct.2015 07:43    

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Ignacio Pérez Lorenz

Bio Gastronomías

Pocas tentaciones tan gratificantes como dedicarse a observar lo que se cuece en los fogones patrios. Esa desbordante creatividad que nos ha llevado hasta el primer puesto de la renovación culinaria y que levanta admiración y pasiones más allá de nuestras fronteras.
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