Pendón de La Aguilera
viernes 9.oct.2015 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Es un pedazo de vino, de precio y de nombre. Todavía más si quien lo lleva a gala ha nacido en La Aguilera, una pequeña localidad de la provincia de Burgos. Allí, a las afueras del pueblo y sobre el más elevado montículo, está la cruz que recuerda el lugar donde se mostraba esa enseña. Unos pasos más allá se alza ahora Dominio de Cair una llamativa bodega por fuera y perfecta por dentro creada para elaborar grandes vinos en esa parte privilegiada de la Ribera del Duero. Un proyecto impulsado e inspirado por el riojano Juan Luis Cañas (Bodegas Luis Cañas y Amaren) con la ayuda de otros inversores.
Uno de los motivos de orgullo de este nuevo vino es que ha salvado de la desaparición a valiosísimos viñedos plantados en zonas altas. Los más jóvenes han visto ya ochenta primaveras mientras que los más veteranos sobrepasan el siglo. Conseguir que sus propietarios, de edades igualmente venerables, limitaran - reduciendo el número de racimos -, la ya escasa carga de cada cepa ha sido subir peldaños por la escalera de la gloria vitivinícola. Y de paso una negociación que ha puesto sobre el tapete, seguro, una cantidad de dinero no pequeña para asegurarse en cada cosecha esas uvas.
Así las poco más de tres mil botellas de esta primera añada (2009) de Pendón de La Aguilera llegan al mercado rompiendo precios. Se venderá, cada una, por una cifra próxima a los doscientos cincuentas euros. Y aunque sorprenda, más de la mitad están ya reservadas. Quienes se permitan el lujo de probarlas disfrutarán de su enorme finura aromática, de su potencia y de su elegancia. Es un tinto maduro pero fresco, redondo e intenso que roza la perfección en su insistente búsqueda por alcanzarla.
Los que apuesten por precios más asequibles encontrarán en el reserva de la casa, Tierras de Cair 2009, un vino con notas a frutos negros y especias, de amables taninos, muy expresivo, complejo y elegante que recuerda a su hermano mayor. Siguiendo esa escala descendente de precios Cair 2010, frutal, intenso y equilibrado mantiene lo mejor de ese carácter que atrapan solo los mejores crianzas de la Ribera del Duero. La combinación de fruta y frescor con notas a torrefacto y caramelo de Cair Cuveé 2012, con nueve meses de barrica, abre la primera puerta a ese mundo de sensaciones que nos aguarda en una de esas pocas bodegas que debería ser obligatorio visitar.