Nacerá un gran vino
jueves 12.nov.2015 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Se sabe a qué añada pertenecerá, quién lo está haciendo y cómo será. También su nombre cuando llegue al mercado o al menos cuando esté embotellado. Tega do Sal 2015 tendrá el orgullo de ser producto de una doble revolución. La primera la ha protagonizado durante tres décadas Javier Alén, creador de Viña Meín, y uno de los más destacados impulsores de la modernización del ribeiro. Un cambio basado en el retorno a los orígenes, especialmente a unas cuantas maravillosas variedades gallegas como la treixadura.
La segunda revolución, recién estrenada, ha vuelto a tener de protagonista al mismo abogado y empresario orensano. En esta ocasión por haber acertado en el momento de ceder los trastos al Comando G: unos guardianes de las esencias enológicas que propugnan la viticultura ecológica, huyen de la presencia excesiva de la madera y buscan que el vino refleje el paisaje del que ha sido extraído. Sus éxitos con las garnachas de Gredos, bajo marcas de divertido nombre, les preceden.
Cargados de moral, Alberto García y Daniel Landi, han contemplado como en su debut con la cosecha del 2014 hasta los cielos se ponían en su contra. Y la lluvia se sucedía en Galicia como si estuviera a punto de repetirse el diluvio universal. En esas condiciones han sido capaces de demostrar una máxima tantas veces repetida en otras tierras y tan poco aplicada en las nuestras: que no hay buenas o malas cosechas sino bodegas que seleccionan y otras que no.
Aclareo de racimos, vendimia en varias fases y el rigor de una mesa de selección han permitido sortear un momento difícil y ofrecer un primer Tega do Sal lleno de interés. Un blanco estilizado y elegante, con frescor cítrico, notas a frutas y flores, leves apuntes a crianza sobre lías y prácticamente inapreciables recuerdos a madera. Le acompaña un Viña Meín Fermentado en Barrica que sigue la estela de la casa a la búsqueda de nuevos rumbos en sucesivas cosechas. También de la añada 2014, un Tinto Atlántico elegante, ligero, aromático y sugerente. Es, además de un hallazgo, otra de las razones para disfrutar de algunas de las muy pocas botellas elaboradas de estas tres marcas y esperar con ansia la aparición de la siguiente añada. Uvas del 2015 acariciadas por un tiempo cargado de bondades que seguro han encontrado, vistos los precedentes, unas manos que les ayuden con suavidad y respeto a transformarse en un vino memorable. A partir de allí, un camino de rosas.