La importancia del terroir
lunes 24.jul.2017 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Hace ya tiempo que el vino busca ser el reflejo de un terruño. La combinación de variedad, clima, suelo y prácticas culturales llevadas al interior de una botella. Y está claro que hacerlo con todo Rioja y sus múltiples climas, altitudes y orientaciones no es posible.
Una bodega histórica, Gómez Cruzado, del no menos histórico Barrio de la Estación, se ha propuesto ir mostrando con su Selección Terroir las características de algunos viñedos riojanos. Entre otros, los de una pequeña localidad de la Rioja Alavesa: Leza. Allí, al pie de la Sierra Cantabria, se cultivan desde hace 80 años las cepas de tempranillo y graciano ahora destinadas a este proyecto.
Es la zona de mayor influencia atlántica de la denominación de origen y, por tanto, con las más lentas maduraciones. En esas condiciones el vino elige (los vinos siempre eligen) el camino de la fruta negra (grosellas, arándanos y moras). Y también una expresión intensa, profunda y concentrada dotada de la mágica combinación de madurez y frescor.
La nueva añada, 2014, de Cerro de las Cuevas (37 euros) exhibe además complejidad, final largo y lenta evolución. Otra manera de entender el rioja que a muchos resultará imprescindible probar. Una de sus dos grandes virtudes, la importancia que concede al terroir. La otra, el retorno constante –matizado por notas a cacao, regaliz, especias y caramelo- de su descarada y seductora carga frutal.