Despedida para dos sabios
sábado 27.ene.2018 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Se fueron cuando se hablaba de esa ciencia -la cocina- a la que supieron encontrar su parte de arte y de magia. Cristino Álvarez -también conocido por su firma en las estupendas crónicas de la Agencia Efe como Caius Apicius- y Paul Bocuse nos dejaron entre el Bocuse d’Or España y Madrid Fusión; entre el clasicismo afrancesado y la evolución constante de una gastronomía a la que dedicaron su vida y sus esfuerzos.
A Paul Bocuse, del que ya se ha dicho todo o casi todo, lo recordaré siempre por su relación con las patatas a la riojana. Una anécdota que en un rápido intercambio de impresiones, no llegó a breve entrevista, dio por buena. El insigne chef fue invitado, hace unas cuantas décadas, a honrar la inauguración de una bodega riojana preparando el banquete. Como suele ocurrir en esas ocasiones comió, en una pausa del trabajo, un plato guisado por una cocinera local. Al terminar aquella sencilla combinación de patatas y chorizo rindió un improvisado homenaje al recetario tradicional español pidiendo más. Algo que, parece, volvió a hacer minutos después.
A Cristino, que iluminaba sus crónicas con un conocimiento exhaustivo de la historia de nuestra cocina, todos le reconocen su maestría y saber hacer. También la simpatía que destilaban muchos de esos relatos que pronto aparecerán, o deberían aparecer, recopilados en un libro. Puede que hasta entonces la Marquesa de Parabere, Ángel Muro, Álvaro Cunqueiro, Julio Camba o Josep Pla no tengan quien les escriba.
(Fotos: Agencia Efe y L'auberge du Pont)