Una mirada actual
domingo 21.ene.2018 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Muchos de los mejores riojas, aunque algunos lo desconozcan y otros lo nieguen, son blancos. Vinos casi eternos, criados durante mucho tiempo en barricas o en botas y con años de reposo en botella. Un recorrido que soportan con entereza para exhibir de una manera excepcional finura aromática, volumen en boca y complejidad. Lo han conseguido hasta ahora gracias al uso de una variedad magnífica, la viura, en solitario o combinada con algo de malvasía y garnacha blanca.
Recorrer ese camino de una nueva forma es el objetivo de este Montes Obarenes que va por el 2014, su segunda añada. La viura, plantada en esta ocasión sobre terrenos arcillocalcáreos con gran contenido de piedra caliza, es también la base de este vino. El complemento, tempranillo blanco. Un vidueño, que no pudieron utilizar bodegueros de otros siglos, nacido de una mutación espontánea -y reciente- del tempranillo tinto.
El 80 % del vino ha fermentado y se ha criado con sus lías en barricas nuevas de roble francés. El resto ha permanecido, también con sus lías, en huevo de hormigón, una de las enseñas de la casa. La forma de buscar microoxigenación, entre otras ventajas, sin que aumente la impronta de la madera. De esa manera Juan Antonio Leza y David González, viticultores y enólogos de Gómez Cruzado, histórica bodega del Barrio de la Estación, consiguen crear este blanco marcado por su exquisito frescor y sus intensos recuerdos frutales (piel de uva). Una elaboración que muestra además generosa amplitud, mucha profundidad y toda la nobleza de sus racimos, sus variedades y sus maderas. Solo el necesario paso del tiempo permitirá comprobar la auténtica dimensión de este vino que ya puede considerarse grande y de guarda. Una recreación de los más destacados riojas de siempre y, al mismo tiempo, el reflejo fiel del paisaje que le da nombre desde una mirada actual.