Otros tintos
sábado 3.feb.2018 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Mucho es lo que queda por descubrir entre los vinos de este país. Y muchos son los prometedores proyectos que aspiran a encontrar un lugar destacado desde zonas no tan exploradas como las que dominan el mercado. Viñedos sorprendentes, enólogos inquietos y maderas nobles son algunas de las bazas de estas apuestas.
En las estribaciones de Sierra Morena, sobre terrenos volcánicos, y a partir de cepas plantadas en una ladera a 700 metros de altura, nace Calar del Río Mundo 2013. Un tempranillo de buena factura y un adecuado equilibrio entre madurez y frescor del que sobresalen algunas briznas de alcohol. Un año de crianza (en barricas francesas) no ha conseguido apagar la alegría de su expresión aromática: frutas rojas y negras que surgen una y otra vez envueltas en notas a chocolate, cacao y regaliz. Un tinto serio, denso y profundo pero con suficiente finura que se mueve en una dimensión muy distinta a la que cabría esperar -está claro que erróneamente- de un vino de
Ciudad Real.
Lejos de allí, en la provincia de Badajoz, Pago los Balancines ofrece su particular búsqueda de un tinto especialmente expresivo. Haragán 2014 tiene en común con el anterior capa, profundidad, madurez, notas licorosas, frescor balsámico, maderas francesas y hasta precio (18 euros). También el uso (al 50%) de la variedad tinta roriz, adaptación lusa del tempranillo. El otro 50% del coupage es un cruce, conocido habitualmente como garnacha tintorera, poco frecuente en Extremadura. Les separan a estos dos vinos unos taninos más marcados en este último que piden un poco más de reposo en botella. Algo que no impide iniciar o continuar con bien ese camino que puede llevarles al sitio que desean ocupar.